Los deportistas de élite sacrifican salud, hogar, educación y desarrollo social para alcanzar el máximo rendimiento deportivo.
El deporte de élite tiene pros y contras muy acentuados tanto en el área positiva como en el área negativa. Los aspectos negativos del deporte de élite, poca gente los conoce o al menos poca población les da la importancia que tienen. El motivo de ello, es porque mantenemos en nuestras retinas el éxito de las competiciones deportivas. Guardamos en nuestra mente la felicidad de Rafael Nadal levantando el trofeo del Roland Garros, los triunfos de Pau Gasol consiguiendo su anillo, porque son los deportistas de éxito del momento.
Pero, ¿nos hemos preguntado qué ha pasado con los deportistas de élite de hace diez años?
El principal problema para esta clase de deportistas es “el después”, el qué hacer cuando dan por finalizada esta etapa o fase de sus vidas, en la que la mayoría de éstos han sido reacios a planificarlas pensando en el final de sus carreras.
Después de llevar una vida rodeada de éxitos, halagos y reconocimientos, existe “otra vida” en la que el deportista tiene que volver al mundo real y enfrentarse, a una edad generalmente temprana (32-38 años), a una jubilación o retiro anticipado, por las características tan especiales de su profesión (edad, lesiones, falta de motivación, disminución del rendimiento, etc)
La retirada del deportista, produce una serie de cambios no sólo físicos y emocionales, sino también sociales y económicos. Por lo que deben de ser conscientes de todos los problemas que van a dificultar el proceso de transición de sus vidas de deportistas de alto nivel a las de no deportistas y en la que deben aprender nuevas ocupaciones, a relacionarse con nuevas amistades y lo más importante a desempeñar un nuevo papel en la sociedad muy distinto al del deportista.
Dependiendo de cómo el deportista se tome la transición entre una y otra etapa se dirigirá su vida hacia uno u otro camino. Hay deportistas que este cambio no lo afrontaron con las herramientas y estrategias adecuadas, lo que hizo que cayeran en trastornos de alimentación (anorexia), adicciones (drogadicción, dopaje) o en una profunda depresión desencadenando el peor desenlace, el “suicidio”.Sin embargo, otros deportistas planificaron su retirada deportiva antes de que llegara, redirigiendo su vida a otras áreas laborales que les permitiera seguir progresando a nivel personal y profesional.
Para que este cambio fluya de manera natural, es fundamental y prioritario que los deportistas de élite cuenten con una adecuada labor de apoyo y colaboración por parte de profesionales.
Quiero destacar las palabras de Nuria Cabanillas, jóvengimnasta que con tal sólo 16 años levantó una medalla de oro en los juegos de Atlanta. A los 20 años se retiró y tuvo que emprender una nueva vida.
Nuria, se enganchó a la gimnasia rítmica con tan sólo 8 años. Lo que empezó como un juego infantil, se puso serio enseguida puesto que con 13 años Nuria ya era miembro del equipo nacional junior. A los 14 años tuvo que mudarse sola a Madrid para entrenar con la selección. Lo que conllevaba que su vida se basará en ir al colegio y entrenar únicamente.
Al fin tras tanto esfuerzo, llegó su recompensa con medallas en los europeos, mundiales y el gran triunfo, el oro en Atlanta en el 96.
Cuatro años después, Nuria se retiró del deporte de élite y pasó a otra etapa mucho más complicada. -Dice:- “En países como Rusia, si destacas en un deporte tienes la vida resuelta. En España, pasas de tener psicólogos, médicos y preparadores a nada.” -Vuelves a casa y no sabes dónde tirar. “
Es en ese momento cuando te das cuenta de la importancia que tiene el haberte preparado a nivel psicológico para la hora de la retirada.-
Conclusión, los deportistas de élite no son súper héroes y como todo ciudadano de a pié necesita trabajarse psicológicamente para no tener problemas en su reinvención después de los grandes éxitos, y para ello, necesita la colaboración de todos.
PSICÓLOGA CLÍNICA Y DEPORTIVA @inmaculadacruza