La definición más académica es: “capacidad espiritual; el poder o la virtud de dar cumplimiento a las promesas”-. También se puede decir que la fidelidad es –“la capacidad de no engañar, no traicionar a los demás. Es un valor moral que faculta al ser humano para cumplir con los pactos y compromisos adquiridos. La fidelidad es entonces el cumplimiento de la palabra dada-”.
Durante millones de años, en nuestras sociedades occidentales, la fidelidad ha estado impuesta por los estados y fundamentalmente, las religiones. Una pregunta básica que nos viene de forma inmediata a la cabeza es ¿necesita el ser humano coacciones para ser fiel? ¿De dónde viene este comportamiento tan particular que puede observarse en algunas especies animales? ¿es la fidelidad un comportamiento natural?
En algunas sociedades, la fidelidad a un solo cónyuge es uno de los valores más importantes. En otras, predomina la poligamia. Tanto una como otra conducta sontotalmente respetables, pero no por ello se libran de críticas.
Ante estas definiciones, ¿podemos decir si existe la fidelidad?
Hoy en día, vivimos en una sociedad utilitarista, afanosa de poseer y con una tendencia a pensar que podemos disponer arbitrariamente de todos los seres que tratamos, como si fueran meros objetivos. Esta tendencia, nos impide dar a los distintos aspectos de nuestra vida el valor que les corresponde.
Según Gérard Leleu, las bases biológicas de la fidelidad no son iguales en el hombre y en la mujer. Por ello, en su libro “La fidelidad y la pareja”, destaca que en el caso del hombre, las bases biológicas están ligadas al “instinto de apego” en la infancia. Estas se relacionarían con la necesidad de unirse a otros y con la pulsión de apego. Sin embargo, en las mujeres, las bases biológicas están más ligadas a la seguridad y crecimiento personal y espiritual.
Por todo, lo mencionado anteriormente podemos concluir diciendo que la infidelidad es un síntoma de una serie de crisis por las que atraviesa la pareja. Si buscamos en el fondo, descubriremos que somos infieles cuando no encontramos en nuestra pareja lo que buscamos y nuestra relación no satisface completamente nuestras necesidades.
Sin embargo, superar la crisis dependerá de la forma en que podamos comunicarnos como pareja. Ya que la comunicación, es una herramienta básica y prioritaria para superar la monotonía que poco a poco suele minar las relaciones, afectando en todas las áreas que engloba una pareja: relaciones sexuales, apego con la familia y amigos, búsqueda de nuevas sensaciones, sentimiento de amenaza contra nuestra libertad, y así un largo etcétera.
“Puedes cambiar tu mundo cambiando tus palabras”
PSICÓLOGA CLÍNICA Y DEPORTIVA @inmaculadacruza
