A todos nos ha pasado alguna vez que de repente nos viene a la cabeza un pensamiento, si es bueno puede que nos lleve a otro bueno y sonriamos o directamente se quede ahí. Pero si el pensamiento es negativo lo más probable es que te lleve a otro negativo, y este a su vez a otro más y así sucesivamente, hasta haber modificado tu estado de ánimo por un solo pensamiento.
Son pensamientos que tu cerebro, de manera equivocada, interpreta como reales. Ahí está la clave de muchos trastornos como la ansiedad, depresión, baja autoestima y un largo etcétera. Y aunque tu razón sepa que nos son verdaderos, los crees a nivel emocional, es decir, que sientes que son verdad.
Fundamentalmente, esto ocurre en personas que tienen un déficit de aprendizaje en las emociones. Es parecido, a cuando nos resfriamos, pasamos por un proceso gripal porque estábamos bajos o con déficit de defensas. Pues emocionalmente ocurre lo mismo.
Por ello, es importante que sepas interpretar las emociones, darles el valor justo que se merecen para que nunca puedan llegar a ser tóxicas. Un ejemplo claro de esto, es cuando tenemos a una persona a nuestro lado, pensamos que por el tiempo que llevamos juntos vamos a estar unidos para toda la vida. Es un craso error, si no cuidas las cosas se estropean y si no mantienes viva una relación se marchita como las flores. En ocasiones, damos por hecho que si algo ha acabado es porque así tenía ser, pero sin embargo, puede ser que haya acabado porque lo hemos dejado morir, cuando realmente no queríamos. Dejamos de fijarnos en las cosas que nos gustan de esa persona, para poner la atención en las cosas que menos nos agradan.
Dejamos de decir te quiero para recordar que ha dejado la pasta de dientes abierta. Nuestros pensamientos tienen el poder de llevarnos a realizar conductas que realmente queremos o por el contrario, totalmente opuestas a lo que buscamos. Si además, unimos pensamiento-conducta-emoción, es una bomba de relojería que mal programada puede estallar en el peor de los momentos provocando graves problemas psicológicos en las personas.
En contraposición, está el lado positivo de los pensamientos, lado que se ha de trabajar y afianzar cada día. Si nosotros pensamos que vamos a ganar el partido, hay una gran probabilidad de que ganemos ese partido. Nuestro cerebro, se pone de inmediato en modo ON para conseguir mediante todos los recursos posibles que tenga a su alcance el éxito.
Por eso, los deportistas de élite, trabajan a diario tanto el área física como psicológica. Puesto que en cada uno de los partidos han de dar su doscientos por cien a nivel físico y psicológico para conseguir el éxito.
Se visualizan todos los días como triunfadores, técnica que mejoran día a día para que los resultados sean los mejores en cada una de sus competiciones.
Si extrapolamos este tema a los menores, ya desde el parvulario los pequeños saben que el pensamiento positivo les hará más felices y en esta tarea parece que los padres desempeñan un importante papel. Su optimismo puede ayudarles a entender cómo influyen los pensamientos en las emociones.
Según los autores del estudio que analiza esta cuestión, publicado en Journal Child Development' " los datos demuestran que los progenitores son clave para que los niños aprendan a usar el pensamiento positivo para sentirse mejor ante situaciones difíciles".
Con tan sólo cinco años, los niños, se dan cuenta de que las personas con pensamiento positivo se sienten mejor que aquellas con ideas más negativas y, según van creciendo, entre los cinco y los diez años, aumenta su conciencia sobre cómo las reflexiones internas pueden modificar las emociones incluso ante circunstancias objetivamente negativas.
Un padre positivo, "potencia lo mejor del niño y le enseña a confiar en sí mismo y en los demás. Le enseña que un hecho negativo es un problema, pero un problema que él puede resolver con sus propias herramientas". Sin embargo, un padre negativo "les hace ver a sus hijos las desgracias de la vida y a desconfiar de todo el mundo; reduce su autoestima".
Conclusión, trabajemos de forma diaria el pensamiento positivo, el nuestro y el de nuestros hijos para así conseguir que la vida nos sea más fácil a todos. Un trabajo exhaustivo del pensamiento positivo, potencia una mejora autoestima, concentración, relaciones sociales, frustración, etc.
inmaculadacruza@hotmail.com PSICÓLOGA
Inmaculada 16:50 15 enero 2015
Sonia 10:50 28 diciembre 2014