Más de 400 millones de europeos, de los 28 Estados miembros de la Unión Europea, estamos convocados a las urnas para elegir a nuestros representantes en el Parlamento Europeo, en concreto, serán elegidos 751 eurodiputados. Esta institución europea, a pesar de existir otras (Comisión Europea, Comité de las Regiones, etc) es la única que representa a los ciudadanos de los Estados miembros, y por ende, sus intereses.
Estos comicios, en los que el Estado constituye la circunscripción electoral, se desarrollarán del 22 al 25 de mayo. En particular, los españoles estamos citados con las urnas el próximo día 25 de mayo, siendo necesario acudir masivamente a esta cita para ejercer nuestro derecho de sufragio activo, no debiendo considerar el asunto como algo trivial.
Y esto es así porque cada vez es mayor, y si todo discurre como se espera lo será aún más, la incidencia que la Unión Europea, a través de sus instituciones, tiene en las políticas desarrolladas y ejecutadas por los Estados miembros, en especial en materias como medio ambiente, economía, agricultura, etc, con la importancia que ésta última tiene para nuestra región.
No son baladí las principales funciones del Parlamento Europeo ya que, además de participar en las decisiones más importantes de la Unión, ejerce la función legislativa (junto con el Consejo de la Unión Europea, a través del procedimiento legislativo ordinario o de codecisión), funciones presupuestarias (controlando, sin perjuicio de las funciones atribuidas al Tribunal de Cuentas, el gasto y la gestión que de los presupuestos hace la Comisión Europea), asume el control de la actuación de otras instituciones e influirá en la elección indirecta del Presidente de la Comisión Europea.
Dado que el Parlamento Europeo se constituye por un periodo de cinco años, debemos participar en estas elecciones mayoritariamente, con escasa abstención, y con un enorme sentido de la responsabilidad, pues con nuestro voto estamos influyendo en el sentido de las políticas que desarrollará la Unión Europea en los Estados miembros en los próximos cinco años, políticas que condicionarán el rumbo de nuestro Estado.
Y es que, en tiempos revueltos, como los actuales, cobra mayor sentido la participación democrática, ya que ésta se convierte en una alternativa a las indeseadas revueltas populares que, en unas ocasiones, rozan la violencia y, en otras, la alcanzan. Pues cada voto cuenta, voto que se convierte en la herramienta democrática que el sistema pone a disposición de cada ciudadano para decidir, o al menos, influir en su futuro, por ello se hace necesario que las distintas fuerzas políticas que concurren a las elecciones asuman el firme compromiso de cumplir íntegramente sus programas electorales y así, el votante no se sentirá defraudado y reforzará su confianza en el sistema democrático y en el verdadero valor de su voto.
Como dijo Adolfo Suárez, “las elecciones no resuelven por sí mismas los problemas, aunque son el paso previo y necesario para su solución”.