Popularmente, se dice que – “si se tiene limpia es la mejor almohada para dormir”-, pero realmente ¿qué es la conciencia? Es un término que procede de latín, y que literalmente significa si lo aplicamos a lo ético –“los juicios sobre el bien y el mal de nuestras acciones”-.
El problema está en ¿quién realiza esos juicios?
Deberíamos de ser cada uno de nosotros, quienes evaluáramos nuestras acciones y no, el entorno que nos rodea. El motivo de ello, es que en muchas ocasiones los comentarios y opiniones de los demás, en lugar de ayudar nos “dificultan”.
La conciencia, es un término del que todo el mundo habla. Pero no todos, le dan la misma importancia. Por ejemplo, ¿qué podemos decir nosotros y ellos mismos de la conciencia de los cargos públicos actuales de nuestra sociedad?
Sin embargo, el resto de ciudadanos tenemos el llamado “cargo de conciencia” por temas que nos afectan en mayor o menor medida. Como por ejemplo, “cargo de conciencia” por no encontrar trabajo, “cargo de conciencia” por no haber aprendido inglés cuando debíamos, “cargo de conciencia” por no dedicar el tiempo que precisan nuestros hijos, “cargo de conciencia” por no estar en la talla que marcan los cánones de belleza, y así podríamos enumerar un gran número de ejemplos.
Según la importancia que le demos a cada uno de estos “cargos de conciencia” y las connotaciones que nuestro entorno les imprima, nos podrán marcar más o menos hándicaps en nuestro día a día. Con ello quiero decir, que muchos trastornos del sueño, ansiedad, alimentación, depresión son en muchos casos iniciados por pensamientos negativos que nos han provocado nuestro entorno, y no porque por mutuo propio los hayamos pensado.
Cuántas veces hemos dicho “¿cuánto tiempo llevas Juan en desempleo?¿te estás moviendo en todos los sectores? ¿sabes cómo hacerlo?” o “ María, en que niña más gordita te has convertido¡”. Realmente, somos conscientes de cómo el receptor está recibiendo esta información? NO
En ese momento, no somos prudentes con el daño que “probablemente” podamos estar causando a la persona que recibe el mensaje, pero si somos dueños de la intención del porqué de ese comentario. De ahí, que el trabajo de tener limpia nuestra conciencia empiece por dejar de lado las envidias, rencores, pensamientos negativos, que podamos tener de nosotros mismos y que nos resulta mucho más fácil proyectarlos en el prójimo que en nuestra persona.
Por ello, lectores, les recomiendo que analicen su interior. Que escriban en una hoja en blanco, que les preocupa, que les quita el sueño, que les cierra el estómago en estos momentos provocándoles infelices, inseguridad y un estado gris que le lleva a no tener una “conciencia limpia” en la cual poder descansar todas las noches. Y empecemos a poner solución a ello.
julia 22:49 11 noviembre 2014
VERONICA 11:56 11 noviembre 2014
Beatriz 10:17 11 noviembre 2014