Desde niños hemos aprendido a depender de todo aquello que nos rodea: la televisión, la novia o novio, mama y papa, los hijos, una casa mejor, un coche, un trabajo, el dinero, el amor…
Cada uno de nosotros hemos aprendido a depender de aquello que nos hemos acostumbrado a tener o de aquello que principalmente nos ha faltado en nuestra infancia. Por ejemplo, si mamá trabajaba mucho y no me hacía el caso que yo quería, entonces buscaré a alguien en mi vida que me preste esa atención. Si papá no prestaba atención a mis esfuerzos, entonces buscaré a alguien en mi vida que me reconozca todo aquello que yo hago.
Esto demuestra que por inconsciencia colectiva tratamos de controlar la situación y no nos damos cuenta que “el problema” está en nosotros, en nuestros bloqueos emocionales, en el mensaje que estamos enviado.
Tenemos que ¡Disfrutar de lo que tenemos y no convertirlo en una necesidad!
¿Cómo podemos tener por ejemplo dinero si ahorramos todo y sin embargo, transmitimos miedo cada vez que gastamos, en lugar de gastarlo con entusiasmo?
¿Cómo podemos querer a una persona, si buscamos a una persona que cubra nuestras necesidades o carencias en lugar de una con la que fusionarnos?
Pues bien, tenemos que ser conscientes que no podemos depender de las cosas y mucho menos de las personas para ser felices, para disfrutar de cada día.
La esencia somos nosotros mismos. De ahí, surge el boom de las técnicas de mindfulness, liberación cuántica, reiki, yoga, etc. Técnicas que nos enseñan a ser conscientes en cada momento de nosotros mismos. A aprender técnicas de desbloqueo mental que nos impiden conseguir nuestros resultados.
Vivimos en un mundo donde se crea por cada uno de nosotros, donde cada situación que se vive nuestro alrededor es un nuevo aprendizaje, es una lección, una señal al siguiente paso a realizar. Sólo tenemos que ser consciente de las señales que tenemos alrededor para conseguir nuestras metas soñadas.
¿Te atreves a dar el primer paso hacia tus metas?
PSICÓLOGA CLÍNICA Y DEPORTIVA @inmaculadacruza