Porque por norma general, queremos –“imitar, copiar, etc-“al mundo americano prácticamente en todo. Para nosotros, tienen el mejor equipo de baloncesto, la NBA; los más impresionantes rascacielos; las más avanzadas tecnologías en todas las áreas, pasando de la medicina al automovilismo.
De hecho, la síntesis del libro no es otra que hacernos ver como los contenidos sociales, políticos o económicos que se están expandiendo son coherentes con los ideales fundacionales de ese país y su idiosincrasia peculiar, pero no por ello tienen que sentarnos bien a todos.
Todo esto nos lleva a retrotraernos a tiempos pasados, ya que pocos elementos de la política española desde la Guerra Civil hasta el presente pueden entenderse en su plenitud sin la presencia de EEUU, un país que para algunos dictó nuestras políticas y que, para otros, fue un aliado notablemente valioso.
Nuestras raras contradicciones abarcan desde el cierto desprecio normativo hacia lo que es la política exterior de los Estados Unidos y hacia ciertas formas de cultura popular asociadas con aspectos como la comida rápida aunque, cada vez más los españoles comemos hamburguesas, bollos, etc, la música y el cine de consumo masivo.
Sin embargo, por otro lado los admiramos secreta o profundamente y buscamos su aprobación. Hecho que no es recíproco normalmente por parte de los americanos hacia nosotros.
La desconfianza que los Americanos muestran hacia lo latino está reapareciendo de nuevo desde el ámbito financiero, y en especial, desde las agencias de rating. Hay que entender que ellos miran el mundo desde un acusado complejo de superioridad, que a veces, como en las páginas del Financial Times o del Economist, se disfraza de ironía, pero que sigue estando presente.
Mucha responsabilidad de este complejo que tienen los americanos “superioridad” la tenemos los Españoles por no saber fomentar, patentar, dar a conocer o enorgullecernos de lo nuestro. De nuestra dieta mediterránea, de nuestras tradiciones y costumbres, de nuestro conocimiento y mentes privilegiadas que tenemos.
Por ejemplo, ¿Por qué admiramos a los atletas que no son nuestros? ¿Por qué damos más valor a lo que no es español?
El complejo de inferioridad de la cultura Española con respecto a la Americana, en el campo de la psicología y psicoanálisis, se define como –“un sentimiento por medio del que una persona se siente de menor valor que los demás. Normalmente, es un reflejo mental inconsciente que se proyecta por la imagen distorsionada del yo al ser comparada con las ideas sugestivas que ha obtenido el individuo a lo largo de su vida”-.
Este complejo se puede superar, y además no es que se pueda sino que debemos superarlo.
¿Cómo?
Lo primordial es tener una actitud activa de superación de la realidad presente a favor de otra mejor. Es una continua lucha con nosotros mismos con la que se van ganando pequeñas batallas.
No podemos compararnos con los demás, ni pensar que son mejores que nosotros. Porque si no, para ser sinceros tendríamos que hacer un estudio pormenorizado de todos y cada uno de los rasgos de la cultura americana y española. No sólo seleccionar lo que más nos interese por uno u otro motivo. Un ejemplo de esto, es que en América está muy bien valorado el cambio constante de trabajo, ya que se interpreta que es una persona con gran ambición y ganas de aprender. Sin embargo, en España es justo lo contrario. Una persona que cambia mucho de trabajo se le critica por su falta de estabilidad y motivación al esfuerzo.
Por tanto, como conclusión a esta gran paradoja del “si pero no”, he de decir que lo mejor es fomentar nuestros hábitos y costumbres, saber utilizarlos dentro y fuera de nuestras fronteras sin olvidar, que todo aprendizaje de mejora es positivo. Por ello, en ningún momento se ha de renunciar a mejorar y aprender técnicas, costumbres o hábitos de otros países.
inmaculadacruza@hotmail.com PSICÓLOGA
