Actualmente, sabemos que las pesadillas son provocadas por causas fisiológicas, como puede ser los estados febriles, o por causas psicológicas, como situaciones de estrés o ansiedad.
Una pesadilla es un ensueño que puede inducir en la persona que lo sufre, una fuerte respuesta emocional. De ahí, que si al despertar nos acordamos de lo soñado, tengamos un estado de tristeza, angustia o malestar.
En muchas ocasiones, las pesadillas que sufrimos son debidas a situaciones que hemos tenido negativas recientemente o en acontecimientos antiguos, y que a través de los sueños revivimos, bien para zanjar el tema o bien para que nos acompañen mediante trastornos de ansiedad, depresión, trastornos del ánimo, etc. Por ello, es importante valorar la frecuencia de las pesadillas y como nos incapacitan en nuestro día a día, puesto que de una u otra forma, las pesadillas nos informan del estado de nuestro inconsciente.
Las pesadillas, no son iguales para todos. Dependiendo de nuestro grado de sensibilidad a las mismas, las consideraremos como desagradables, hirientes, de reflexión, etc.
Este hecho diferenciador hace que muchas veces busquemos el significado de las pesadillas vividas.
Todos hemos oído _“esto que ha sucedido lo soñé ayer, ¿sería premonición?” _
Interpretar el significado de los sueños es un reto científico pendiente aún de conseguir, aunque muchos libros se hayan escrito sobre ello, ninguno verazmente puede decirnos el significado de nuestros sueños.
Lo importante de las pesadillas es saber ¿por qué las hemos tenido? ¿qué sensación nos han provocado? ¿si se repiten asiduamente? Porque así, de este análisis, podremos ponerles solución.
Como hemos dicho anteriormente, las pesadillas vienen en muchos casos motivadas por situaciones negativas que hemos vivido, y que probablemente no hayamos actuado de forma correcta. Por ello, podemos aprender nuevas pautas de actuación ante estas situaciones para que el desenlace final no sea tener pesadillas sino avanzar en nuestro día a día.
Sin embargo, según estudios de la Universidad de Harvad, las pesadillas pueden ser factores indicadores de posibles trastornos futuros. Un ejemplo de ello, lo refleja el artículo publicado en la revista Sleep.
Sleep, manifiesta que durante la Infancia (edad comprendida entre los dos y siete años), tener pesadillas de forma regular triplica el riesgo de sufrir trastornos psicóticos en el futuro. A esta conclusión, se llego tras el estudio de la evolución de alrededor de 7.000 niños.
Por tanto, hay que dar importancia tanto a lo que soñamos nosotros como a lo que sueñan nuestros hijos, porque pueden ser indicadores de ayuda para los problemas venideros.