Nuevamente Eurostat chafa el discurso a los profetas de la recuperación. Sorprende que todavía asombre a alguien el que Extremadura aparezca en el furgón de cola del paro en el conjunto de las regiones europeas. Con una tasa de paro que supera el 33%, nuestra región ocupa el quinto lugar por la cola en esta lista negra. Nuevamente los datos certeros y sin interpretaciones sesgadas son demoledores dando y quitando razones. Sí, estamos en la champions europea, en la champions del paro.
Estas cifras son las que deberían ser prioritarias y no las del déficit. La crisis económica y las políticas indiscriminadas de ajuste duro han hecho mucho daño a regiones como la nuestra, provocando una brutal destrucción de tejido industrial y de empleo y, consiguientemente, una subida muy considerable de la cifra de paro. Son 160.000 los extremeños que no tienen empleo.
Lo peor es que este nivel de paro puede enquistarse y convertirse en crónico abocando a la exclusión social a miles de extremeños que ya no tienen prestación alguna por desempleo. Al contrario, lo que se está favoreciendo es el recorte y el empleo parcial precario y los bajos salarios. Con este modelo de la salida de la crisis necesitaremos décadas para salir del furgón de cola en el que estamos.
El problema de base sigue existiendo y es que no se hace nada para cambiar un modelo productivo caduco, ni para estimular la economía. Por mucha propaganda que se nos quiera vender Extremadura sigue empobreciéndose con un PIB per cápita más bajo de todas las Comunidades Autónomas.
Algo se está haciendo mal y la cruda realidad flota sobre el marketing de del Gobierno extremeño como el aceite en el agua. Puede que el Sr. Presidente trabaje por el empleo a largo plazo, pero un tercio de los parados extremeños llevan más de dos años en paro y no pueden esperar, necesitan empleo aquí y ahora, antes de que la miseria les devore, mientras Monago se lo sigue pensando.
A este respecto, en los últimos meses destaca la presencia de comisarios europeos, que como tertulianos televisivos o teloneros, se ha multiplicado en la región. Vienen no se sabe bien porqué, se les pasea, dejan un titular y desaparecen no se sabe bien por dónde. Una parada más en la gira.
Hace unos días nos visitó el Comisario de empleo y asuntos sociales Laszlo Sandor. Le debió obnubilar tanto el aire puro de nuestra tierra que dijo aquello de que el resto de España podía tomar a Extremadura como ejemplo por su Sistema de Garantía Juvenil que había permitido que desde el verano pasado la región hubiera tenido un descenso superior en la tasa de desempleo juvenil que el registrado en el resto de España. Y se quedó tan pancho.
Raya lo surrealista atribuir un descenso de la tasa de paro a algo que sólo existe sobre el papel. Es como el milagro de los panes y los peces pero sin panes y peces. Parece que en Extremadura con solo nombrar la garantía juvenil nuestros empresarios se vuelven locos por contratar jóvenes. Nada más lejos de la verdad.
Decepciona que este Sr. Comisario que suele sacar periódicamente unos informes ciertamente valiosos y valientes se descuelgue con una afirmación de este tipo, que parece una broma de tan superficial.
Es cierto que en el último semestre la tasa de paro de los extremeños menores de 25 años ha bajado del 63,2% al 56%, acercándose al 55% de la media nacional. Pero, evidentemente, ello no ha sido gracias a un boom en la creación de empleo, ni a la estupenda marcha de la economía extremeña, que sigue en recesión, ni a las políticas de becas para sacarse la ESO, cuyos beneficiarios son apenas unos centenares.
La explicación es más sencilla, hay menos jóvenes parados porque hay 3.500 menos jóvenes buscando empleo. Unos han emigrado, otros han abandonado por desánimo y falta de expectativas la búsqueda de un puesto de trabajo, otros han regresado al sistema educativo. En el último año los activos extremeños menores de 25 años han descendido un 15%. Así cabe el ridículo de vanagloriarse de bajar la tasa de paro echando a los demandantes. Así se las ponían a Fernando VII.
El sistema de garantía juvenil se basa en el compromiso de los gobiernos y los servicios de empleo de ofertar, antes de que transcurran 4 meses desde la pérdida de empleo o la finalización de la etapa formativa, una experiencia laboral o la recualificación a través de la Formación Profesional o la Formación para el Empleo para los desempleados menores de 25 años. Pues bien, este sistema está aún balbuceante.
Se están creando unas expectativas muy significativas, fundamentalmente por las cuantías económicas que respaldan este Sistema, que esperemos no se vean defraudadas. Ojalá a fines de 2014 podamos decir que está en marcha y dando respuestas efectivas a los 23.000 extremeños jóvenes en paro. Ojalá podamos dejar de negar oportunidades a miles de jóvenes en nuestra tierra.
