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  • 08 ene 2025

La conexión perdida: Cómo los problemas de audición afectan a nuestras relaciones

La pérdida de audición es la incapacidad que tienen ciertas personas de oír tan bien y de manera tan clara como aquellos otros individuos que sí pueden.

07 enero 2025

La OMS advierte, en 2050 está previsto que unos 2.500 millones de personas sufran pérdida de audición. De esta inmensa cantidad de gente, unos 700 millones necesitarán algún tratamiento. La organización insiste especialmente en la población adulta, de la que estima que unos 1.000 millones de personas están en riesgo de padecer problemas evitables de audición.

Si trasladamos esta situación a nuestro país, casi un 10% de la población, en torno a 4,6 millones de españoles, tienen hipoacusia o alteraciones en la audición. Esta dificultad, además, se vuelve más persistente y peligrosa con la edad, especialmente a partir de 50 años.

Los datos fueron recogidos por la Asociación Nacional de Audioprotestistas de España (ANA) para un estudio comparativo entre países europeos sobre la pérdida auditiva. En el estudio también se pone de manifiesto que solo un 39% de las personas afectadas por estas dolencias o patologías utilizan dispositivos para mejorar su audición. Y la realidad es que es una pena, ya que actualmente existen aparatos como los audífonos invisibles que no suponen ningún tipo de molestia llevarlos y que mejoran notablemente la calidad de vida.

¿Qué se considera pérdida auditiva y qué niveles se establecen para este problema?

La pérdida de audición es la incapacidad que tienen ciertas personas de oír tan bien y de manera tan clara como aquellos otros individuos que sí tienen plenamente desarrollado y en funcionamiento el sentido del oído.

De manera general se establece que una audición normal es mantener el nivel en ambos oídos por encima de los 20 decibelios. Por debajo de este límite ya se habla de problemas de audición, que puede ser leve, moderada, grave o profunda. A su vez, esta pérdida puede afectar a uno de los dos oídos o a los dos.

Dentro de estas afecciones, las más peligrosas son las graves o profundas, que llevan a las personas que las padecen a utilizar audífonos, otros dispositivos para mejorar su audición o implantes cocleares. No obstante, la pérdida de audición leve o moderada también puede derivar en casos más perniciosos, por lo que conviene mantener un control estricto frente a estas situaciones.

¿Cómo afectan los problemas de audición a la calidad de vida?

La propia OMS señala que la pérdida de audición es un acelerador de otros problemas de salud mental, especialmente la depresión o los episodios de ansiedad. A nivel de calidad de vida, estas situaciones dan lugar a dificultad para trabajar, no disfrutar de actividades recreativas o impedimentos para mantener relaciones personales.

Igualmente, hay que reseñar el impacto que genera a nivel social, por conllevar cierto aislamiento. Las personas con pérdida auditiva no participan de igual modo en conversaciones y tienen más problemas para hacer llegar sus necesidades.

Junto a esto, hay estudios que ponen de manifiesto que una peor audición son más propensas a desarrollar situaciones de demencia, sobre todo en edades ya muy avanzadas. Esta situación también se relaciona con la disminución en la actividad cerebral y el deterioro cognitivo.

Los audífonos como aliados para mejorar en calidad de vida

El estudio de ANA pone de manifiesto la necesidad de actuar lo más rápido posible ante algún problema de audición. Sin embargo, todavía muchas personas renuncian al uso de audífonos por razones muy variadas: incapacidad para costearlos, la creencia de que su problema auditivo no es tan grave o la sensación de que no son cómodos y les generan un problema de autoestima.

Para darle la vuelta a esta situación, desde los centros auditivos y los profesionales especializados en esta rama de la salud inciden en el acercamiento progresivo de la población a los audífonos. Al igual que está validado socialmente el uso de gafas, con los audífonos y otros dispositivos debe ocurrir lo mismo. Estos aparatos no solo consiguen que la calidad de vida física y emocional de millones de personas mejore, sino que contribuyen a que la sociedad en general sea más feliz.

La pérdida de audición es una dolencia o una afección que empeora mucho el nivel de vida de ciertas personas, pero no es una enfermedad crónica. Quien la sufre, va a seguir viviendo, por tanto, ¿por qué no pelear por hacerle frente a ese fenómeno? Y por suerte, cada vez es más viable encontrar respuestas en la industria médica y en la tecnología de la mano de los audífonos invisibles.

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