07 marzo 2024
El corcho y el vino han ido de la mano desde hace siglos. El primero es el mejor aliado del segundo, ya que lo guarda y lo conserva en perfectas condiciones siempre y cuando su calidad sea sobresaliente.
Con el paso de las décadas ambos evolucionan y traspasan fronteras innovadoras en busca de optimizar el resultado final, pero nadie sustituye su unión. El corcho y el vino es una foto fija, de pasado, presente y futuro. Es una tradición que nadie discute por más que pasen los años.
El corcho es el elemento principal para el disfrute posterior del vino. Después entran en juego otros factores como el lugar de guarda de la botella o la fecha de apertura, pero sin un corcho de calidad, el resto no entraría en juego. Por eso, hay que tener en cuenta las ventajas y beneficios de un buen tapón de corcho como el que ofrece gruartlamancha. Esto es fundamental.
Importancia del corcho
La corteza del alcornoque, árbol que se localiza principalmente en el Mediterráneo Occidental, es la identidad del corcho. Un elemento con una perfecta capacidad de adaptación y versatilidad acomodándose así a una botella de vino. Su principal función es sellar la botella y lo consigue gracias a su estructura. Además de esta impermeabilidad, el corcho se expande y se contrae según necesite para proteger la oxidación del vino durante los siguientes años.
Durante este proceso el vino es capaz de madurar, mantenerse y evolucionar en cuanto a aromas y sabores; siempre y cuando el corcho sea de calidad. De este modo, el papel del corcho es determinante en el resultado final, siendo así parte responsable del trabajo vinícola de tantos años, desde el cultivo hasta la apertura de la botella.
El mercado evoluciona constantemente y la mejora de los productos es notable en cualquier ámbito. En el de los tapones de corchos no es menos y se comprueba en la tipología y las características que existen en los diferentes productos.
El corcho más conocido es el natural, que se diferencia del sintético en que se fabrica directamente a partir de la corteza del alcornoque. En cambio, el sintético está hecho de otros materiales. Por ejemplo, en Gruart La Mancha, el tapón de corcho natural cuenta con distintas longitudes y diámetros según los diferentes tipos de botellas. Sale de las mejores planchas de esta empresa y sirve para el embotellado de grandes vinos de crianza, reserva y gran reserva.
Por otro lado, se encuentran los corchos colmatados, que son especiales para vinos más jóvenes, es decir, que se van a guardar menos que las crianzas, ya que no duran tanto en el tiempo. Se trata de corchos naturales, pero sus poros se rellenan con polvo del mismo corcho. Aun así la capacidad de durabilidad de un corcho, si es de calidad, es altísima, por lo que es un producto de apuesta segura. Además, dentro de la tipología de los tapones de corcho también existen aquellos que son más técnicos, con un acabado diferente, que pueden utilizarse, por ejemplo, para botellas que contengan vinos espumosos como el cava o el champán.
Dentro del mundo de los corchos también existen los tapones cabezudos. Estos gozan de más originalidad y personalización. Son tapones con cabeza, que pueden ser de madera o de plástico; y lo que es el propio tapón que puede ser natural o colmatado. Este tipo de producto sirve para sellar vinos o todo tipo de licores.
Es de suma importancia que una empresa encargada de la fabricación de los tapones de corcho cuide cada detalle de todo el proceso. Desde el origen del corcho hasta que los tapones llegan a la bodega. De esta forma, el vino que guarden conseguirá reproducir sus aromas durante todos los años que esté embotellado y llegará en perfecto estado al cliente final cuando lo abra para disfrutar de tantos años de trabajo que hay detrás del mismo. En definitiva, el corcho es un elemento imprescindible. El mejor amigo del vino.
