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El "milagro" del día 30

04 abril 2018

Quien dice 30, dice 5, ó 15... En definitiva, es la “magia” de aquellos que un día concreto de cada mes específico reciben en su cuenta en concepto “nómina” un importe exacto, determinado, y comprometido...

Quien dice 30, dice 5, ó 15... En definitiva, es la “magia” de aquellos que un día concreto de cada mes específico reciben en su cuenta en concepto “nómina” un importe exacto, determinado, y comprometido... Aparece allí en los dígitos que integran un extracto bancario y viene a compensar el desempeño de una labor digamos por cuenta ajena, y esperamos siempre con responsabilidad propia. El caso es que por hacer más o menos bien, o muy bien o muy mal (también), lo que se les encomienda, corresponde o espera de ellos, y repetirlo, esto es, por trabajar en algo para alguien o con alguien en el llamado régimen general.

 

Los habrá que califiquen y consideren más apropiado hablar de obligación, o defender que el “milagro” en cuestión también es fruto de ese trabajo dependiente...y desde luego, no falta razón en ello. No obstante, hacer bien un trabajo por sí solo no conlleva directamente el beneficio de recibir una compensación proporcionada, o sólo recibir alguna compensación. Prueben, para corroborar esto, a hacer aquello que hacen para otro o en el marco de una empresa, en una habitación de su casa, con un ordenador y un teléfono...sin más...Y esperen al día 30 o al que sea... no habrá ese abono en cuenta, fijo y esperado... Y si lo hay... entonces: ¡MILAGRO¡...pero de los de Lourdes o Fátima...

 

Detrás, alrededor y para construir ese instante puntual, siempre precedido de una dedicación sistemática a desarrollar tareas encomendadas o conocidadas y justificado por ellas, hay una ingente cantidad de circunstancias, riesgos, esfuerzos, sacrificios, responsabilidades, obligaciones, compromisos, ilusiones, desvelos, gestiones, trámites, deudas... Hay un infinito fondo personal de dedicación, convicción, preocupación y ocupación... Todo eso es la explicación del milagro, y desde luego está absolutamente infravalorado en su gestación y en su resultado.

 

La captación del cliente objeto del trabajo, la ejecución de una idea, la inversión, el endeudamiento para propiciar la trayectoria de un negocio, enfrentar los deberes tributarios y las cargas sociales consiguientes, disponer unas instalaciones y medios adecuados, las relaciones comerciales e institucionales precisas, la gestión financiera, el rigor legal que se ha de atender... Todo ese vía crucis es indispensable para llegar al “milagro”... desconocerlo, obviarlo o reducirlo y olvidarlo en el instante en el que el saldo final de una cuenta se incrementa periódicamente porque yo lo valgo y lo hago, porque lo merezco... sin considerar todo lo demás, es injusto... No se trata de remover los cimientos de la remuneración que ha de tender y buscar siempre la proporcionalidad y el incentivo, sino llamar la atención sobre todo lo que rodea a esa remuneración y la permite, que es mucho más que el trabajo, incluso excelente, de quien la percibe...

 

El milagro del día 30, sucede en el marco de una empresa o actividad empresarial y por obra y gracia de un empresario, y con la colaboración indispensable en forma de trabajo eficiente y productivo de quien es beneficiario del hecho; quien con su esfuerzo practica una suerte de “plegaria” que no resta, sino al contrario, refuerza y da sentido al empeño del “milagrero”, que nunca es plano ni idéntico, que se construye y reconstruye, que busca y rebusca, que mueve y remueve, que anda nuevos y viejos caminos... para que el día 30, o el que sea, siempre haya “milagro” para el que ha “orado con devoción”.

 

Que los euros plasmados en una cuenta no nos aparten de reconocer y pensar en el mérito de su origen y su recorrido hasta allí, y no los imputemos en exclusiva a aquello que uno hace, mejor o peor, porque igual que el vino que bebemos, el proceso es importante, y no basta sólo con la uva, ni con la bodega, ni con el grifo, … y lo que es imprescindible es el bodeguero con su bodega, con su riesgo, con su sacrificio...

 

Los veteranos aluden a aquello de “el que obedece no se equivoca”... No siendo tan así, lo que tengo claro es que quien obedece a su pasión, su ilusión, su atrevimiento y su responsabilidad para crear y sostener una empresa, siempre paga o busca como hacerlo...para que haya milagro el día 30.

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