“El 5 de marzo de 2020 el articulista reclamaba, desde las páginas del periódico “Hoy” una calle para Mencía de los Nidos, heroína cacereña, allá en Chile, durante el Descubrimiento de América. Hoy, ya, afortunadamente, figura su nombre en el callejero”.
Resulta un honor para el escritor y articulista que al escribir “Mencía de los Nidos” en el buscador de Google uno de sus trabajos aparezca en el primer lugar de los enlaces correspondientes. Como se alegra profundamente de haber podido contribuir, siquiera sea modestamente, a que su nombre se incorpore al callejero ciudadano. Si bien los Ayuntamientos e instituciones, suelen ser tozudos con las demandas de los ciudadanos de a pie. Pero, en ocasiones, aceptan sus planteamientos. Lo que, al menos en casos como el referido, es de agradecer y, por tanto, dejar debida constancia. Ya que, como se sabe, nunca es tarde si la dicha es buena.
El 5 de marzo de 2020 el articulista demandaba, a través de las páginas del diario “Hoy”, una calle para la heroína cacereña Mencía de los Nidos. Artículo en el que, tras esbozar su fuerza y personalidad, finalizaba del siguiente tenor: “Bueno resultaría ahora que Cáceres reconociera la gesta de Mencía de los Nidos incorporando su nombre al callejero de la ciudad”. Hace poco tiempo, por fin, tanto tiempo después, el Ayuntamiento cacereño se ha decidido a sacar adelante la propuesta. Una figura de relieve, valor y honor en las páginas de la historia.
Sorprende esa cerrazón y olvido, a lo largo del tiempo, de la decidida y arriesgada Mencía de los Nidos, hija de nobles, hidalgos y cristianos viejos de Castilla, que se arraigaron en Cáceres, y que residía en la calle Tiendas antes de emprender en 1544 su expedición y aventura por las Indias, acompañando a su hermano Gonzalo, que resultaría ajusticiado de forma macabra. Más aún cuando allá, en el correr del año 1929, el Ayuntamiento de Badajoz procedió a levantar una serie de preciosos bancos de azulejos en la céntrica Plaza y Paseo de San Francisco, rememorando de forma específica las gestas durante el Descubrimiento.
Entre los bancos citados sobresale vistosa y heroicamente, tal como se puede apreciar en la fotografía, el de María de los Nidos, que, blandiendo un montante o espada y una rodela, se enfrentó al gobernador español Francisco de Villagra cuando éste trataba de convencer a la población española de Concepción que evacuara la ciudad ante el ataque y asedio por parte de los mapuches o araucanos. Item más: María de los Nidos arengó a la población para la defensa de la ciudad y su hacienda, culpando de aquellas desgracias al Gobernador, ensalzando el esfuerzo de los conquistadores y recordando a los soldados y hombres su honor y obligación guerrera. Asimismo es de señalar y dejar constancia de que el nombre de la ínclita paisana ya figuraba en el callejero de las ciudades chilenas de Concepción y Santiago. Un banco, por cierto, que resulta una obra de preciosa elaboración, belleza y colorido.
El gesto de nuestra paisana alcanzó tal magnitud, en aquellos tiempos, que incluso Alonso de Ercilla y Zúñiga, que vivió aquella época de la primera fase de la Guerra de Arauco, en Chile, incrustó el nombre de Mencía de los Nidos en medio de las páginas de su obra, el poema épico “La Araucana” --considerada por Cervantes como una de las mejores obras épicas en verso castellano-- inmortalizando a Mencía de los Nidos por su gesto y arrojo, y denominándola con tres características específicas y de tan considerable consistencia como son las de noble, valerosa y osada.
Bien merece la pena, pues, en la opinión del articulista que los cacereños conozcan con el mayor detalle posible la talla de la personalidad y el coraje de Mencía de los Nidos, tanto tiempo, lamentablemente, sumida en un silencio y en un olvido olvido que se nos antoja verdaderamente incomprensible.
Referencias:
-- “Mencía de los Nidos”, artículo de Juan de la Cruz, en el periódico “Hoy”.
--“Mencía de los Nidos, una heroína cacereña y olvidada”, artículo de Juan de la Cruz.
Ambos artículos se pueden encontrar en el blog “Cacereñeando, el blog de Juan de la Cruz”.
