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DIONI, EL ALMA DE LA MODA EN CACERES

13 febrero 2017

“Una mujer trabajadora, esmerada y con capacidad de superación hasta hacer de Modas Dioni un emblema de Cáceres” .

dioni, modaDecir Dioni en Cáceres fue, durante muchos años, decir moda, a caballo entre el diseño clásico y la vanguardia de las diversas tendencias, en exclusiva para la mujer y sobre todo para novias, que marcó la imaginación y el trabajo logrando estimular y revolucionar el panorama de la moda femenina en el Cáceres, a partir de mediados de los años 50.

En opinión de muchos de haberse instalado en Madrid, París, Roma o Nueva York, es probable que Dioni hubiera figurado en las páginas del Libro de la Moda Mundial. Pero ella, cacereña de siempre y para siempre, quería transformar la moda en su ciudad. Lo que consiguió a través de una trayectoria de muchos sueños, esfuerzos y, a veces, de complejas apuestas.

Hija de José Congregado Jover, cochero del Conde de Mayoralgo, y de Antonia Marcelo Jiménez, vino al mundo el 7 junio de 1909, en la calle Zurbarán, donde transcurrió su infancia entre juegos con la chiquillería de los Arroyo, los Talavero, la familia de Luis Montalbán, dueño del Café Santa Catalina vecinos de entonces, las tareas escolares y los paseos por ese centro neurálgico de Cáceres.

Ya desde niña Dioni sentía una curiosa inclinación por el panorama de la costura y el bordado, por lo que dejó los estudios y los deberes para volcarse en aprender las tareas de modista, además de cuidar de sus hermanos menores, María e Ignacio, tras el fallecimiento de su madre cuando apenas contaba con ocho años de edad.

Después de trabajar un tiempo, incluso, envolviendo azucarillos para el negocio de Luis Montalbán, y con tan solo dieciséis años, logra convencer a su padre de que se quería dedicar al mundo de la costura.

Por lo que un día de 1925 se marcha a Barcelona, se aloja en la casa de un hermano de su padre y durante dos años, Dioni se esmera en obtener la certificación de Corte y Confección, entre estudios, dibujos, diseños, modelos y prácticas.

Cuando consigue el título de Corte y Confección retorna a Cáceres y, enseguida, pone en marcha un pequeño taller, de tipología artesanal, donde se inicia en el panorama de la costura.

Con sus primeros trabajos, se empieza a extender por toda la ciudad el rigor, la imaginación y, en definitiva, la marca de Dioni.

De tal forma que se ve obligada a alquilar un piso en el bajo del número 9 de la Plaza de la Concepción, donde, paulatinamente, crece la demanda y la petición de encargos que le lleva a contratar aprendizas y colaboradoras.

Poco a poco Dioni va perfeccionando y formándose en la moda. Un tiempo en el que conoce a Antonino Antequera, con domicilio en la calle Calaff, 8, que trabaja como empleado ferroviario y que compagina con trabajos de ebanista en un taller situado en la calle Independencia.

Con sus encuentros y caminatas por el Paseo de Cánovas, por la calle Pintores, siempre repleto de tiendas, de comercios y de cacereñismo, por la Plaza, por el Paseo Alto, con sus películas en el Gran Teatro, aperitivos y bailes los fines de semana, surgió el flechazo, Antonino y Dioni se hicieron novios y deciden contraer matrimonio el 26 de marzo de 1932 en la iglesia de San Juan.

Entonces se trasladan al número 5 de Plaza de la Concepción, en cuyos bajos se encontraba la charcutería de Del Aguila. Y allí se acomoda la familia Antequera Congregado, donde instalan el taller de costura y confección en el primer piso, y la vivienda familiar en el tercero.

dioni, modaSon años de un intenso trabajo en los quehaceres y en los caminos que Dioni se va abriendo paso. Allí, también, nacerían los tres hijos del matrimonio: Antonino, Marisa y Mary Luz, y de los que el matrimonio se sentirían muy orgulloso. No en balde Antonino alcanzaría el rango de coronel del Ejército y puso en marcha el Primer Banco de Alimentos de Cáceres, Marisa apostaría por continuar la escuela de su madre en la rama de modista y diseñadora y Mary Luz, catedrática de Dibujo.

El nombre de Dioni se expande más allá de los límites capitalinos y comienza a tener visitas, pruebas y encargos de personas procedentes de numerosos pueblos de la provincia. Sobre todo de la gente más pudiente.

Por las cercanías de aquel domicilio de Dioni, en la Plaza de la Concepción, se irían encontrando, en el transcurso del tiempo, la pescadería y frutería de Santiago Vivas, la Talabartería, el colegio del Sagrado Corazón, la marmolería Nieto, la sastrería de Rafael, el bar Leoncio, el bar Rialto, la barbería, el quiosco de chucherías y el de los periódicos y revistas, que llevaba Donato, ambos en el jardín de la Plazuela de la Concepción, los Aranguren, los Civantos, la Biblioteca Pública, donde ejercía de bibliotecaria Puri Pacheco

Mientras tanto sus creaciones, sus patrones, sus diseños, sus acabados, todo con señalada meticulosidad, le imprimen a Dioni, un nombre, ya, de altos considerandos. Si bien a esas alturas de su recorrido se inclina por surtirse de la confección desde Barcelona y Madrid e irse especializando, sobremanera, en vestidos de novia.

En 1955 forma sociedad con Julián Iglesias y con José Gallego. Y dan el gran paso con la apertura en la calle Pintores de la tienda DIG, que se corresponde con las iniciales de Dioni, Iglesias y Gallego. Allí levanta un emporio de la moda como apuesta por la modernidad y la vanguardia de la vestimenta femenina. Y en el segundo piso de lo que era la Banca Sanchez, Dioni crea un gran centro de moda con todo tipo de prendas femeninas, de amplias y luminosas dependencias e instalaciones, espaciosos probadores, numerosos y llamativos maniquíes, ofertas sugerentes.

Dioni no para: Viajes a Barcelona y Madrid, estudios de revistas, anotaciones, dibujos, patrones, creación de diseños y estilos… Aquel privilegiado lugar, gracias a la imaginación de Dioni, se llena de bolsos, vestidos, zapatos, joyas y bisutería, blusas, cinturones, faldas, chaquetones, abrigos, diademas, perfumes, adornos, que conformaban un escaparate de lujo de la moda.

Es tal el éxito que los tres socios se deciden a alquilar una nueva tienda, pared con pared con la histórica librería de Vicente y abrir un nuevo centro DIG.

Es de señalar como nota de curiosidad en el panorama del ajetreo modista de Dioni que también preparaba, en ocasiones, trajes para artistas de las representaciones escénicas que se llevaban a cabo en los teatros de la ciudad.

Ya en 1960 Dioni decide instalarse por su cuenta. Y se incrusta en el número 18 de la calle Pintores, donde se encontraba situada la relojería, joyería y platería de Daniel Santaolaria Font, pero, ahora, con la marca de Modas Dioni, la gran boutique de la moda femenina de Cáceres.

La apertura de Modas Dioni fue un acontecimiento en el que se dio cita el todo Cáceres. La planta baja, la de la calle, es la tienda, la planta primera se dedica a probadores, la segunda es el taller, donde no se para gracias, afortunadamente, de una frenética actividad, y la tercera se convierte en el almacén.

A Dioni le ayuda en aquella intensa labor su hija Marisa, tratando de imprimir, cada día, más y mejor proyección a la moda, configurándose como un escaparate y un lugar emblemático en Cáceres.

Dioni ya, era una modista consagrada por el relieve de su trabajo y su notoriedad como diseñadora y creadora, tanto de estilo como de modelos, sabiendo combinar las distancias entre los vestidos tradicionales y la imposición de los nuevos rumbos de la moda.

Posteriormente, con el crecimiento y la expansión de Cáceres, la modista cacereña decide trasladarse sobre el año 1990 a la calle San Antón, en los bajos de la Casa de la Chicuela, y que regentara Argeme Regalado, esposa de Antonino Congregado.

Lamentablemente el 1 de febrero de 2002 fallece Dioni cuando saboreaba la belleza de la tierra gallega, sus paisajes, la dulzura de su brisa, en compañía de su hija Mary Luz. Cáceres entera sintió el dolor del adiós de Dioni, un referente de la moda y del Cáceres de Aquellos Tiempos, dejando atrás un recorrido de la mayor sensibilidad.

dioni, moda, Señalar, como dato referencial, que Dioni fue enterrada en Cáceres el Día de las Candelas. Y allí, en el cementerio, a esa hora, se escuchaban canciones del folklore típico extremeño. Hasta el punto que Marisa Antequera guarda en su alma con emoción cuando llegaba hasta ellos, en aquellos duros momentos, esa estrofa de la jota “El Triángulo”, originaria de la localidad pacense de Castilblanco, que dice:

Echaste a repicar

las campanas del olvido,

tú me podrías olvidar,

pero yo a ti no te olvido.

La tienda siguió su ritmo e impulsos, aunque, con la jubilación de Argeme, Modas Dioni, todo un lujo de la moda en Cáceres, no tuvo más remedio que cerrar sus puertas. Entre lágrimas de nostalgia, de muchos años de ilusión, defensa, lucha y creatividad del arte de vestir bien y con elegancia.

Ese día Cáceres sintió el paso de toda una vida entregada a poner en pie, grano a grano de arena, el imperio alzado por Dioni, que se esmeró por poner al día la moda de la mujer en Cáceres cuidando y mimando esa boutique que divulgó su nombre por todas partes.

NOTAS:

1.- La primera fotografía muestra Dioni en su juventud.

2.- La segunda fotografía se corresponde con el día de la apertura de Modas Dioni.

3.- Dioni en la celebración de uno de sus últimos cumpleaños.

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