Allá por el año 1851 don Augusto de Muller y Ruinart, de origen alsaciano, puso en marcha Tarragona la bodega que alcanzó muy pronto un señalado prestigio, gracias a su esfuerzo, calidad y esmero, especializándose en la elaboración del vino de Misa siguiendo la normativa eclesiástica y contando con la colaboración de un entendido en la materia como era el padre jesuita Eduardo Vitoria, que además de religioso era doctor en Ciencias Físicas y Químicas y que en su día sería galardonado con la Gran Cruz de Alfonso el Sabio y la Medalla de Oro del Mérito en el Trabajo.
Hoy, 165 años y cuatro generaciones después, regenta Pedro Martorell, a cuya familia pertenece la bodega desde 1995, que, en un señalado esfuerzo, y en el compás de los tiempos, sigue consiguiendo una extraordinaria calidad del vino respetando los cánones clásicos de la tradición.
Una bodega, la primitiva, que por esas circunstancias de la vida llegó a alcanzar los galones de proveedores pontificios desde Su Santidad Pío X hasta los tiempos de Juan XXIII, pasando por Pío XI, Benedicto XV y Pío XII.
Hubo un tiempo en que un cacereño ilustre y de señalado relieve en los ambientes de la ciudad, Castor Moreno, que comenzó como trabajador en la imprenta La Minerva, de la que sería propietario tras comprarla en el año 1921 al fundador de la misma, Serafín Rodas, instalada en el número 31 del conocido como Portal Llano de Cáceres, fue representante de esos vinos de misa en Extremadura. Hablamos de allá por los años comprendidos entre 1910-20. Tal como se puede ver en el curioso anuncio que hemos logrado rescatar de las páginas de la revista “Guadalupe”, publicada el 15 de abril de 1913. Y en la que se puede leer, como curiosidad, que los vinos se sujetan “del modo más riguroso a las prescripciones dadas por la Santa Inquisición Romana” en 1896. También especifica que José de Muller “ha sido agraciado con el título oficial de Proveedor de Su Santidad”.
Un empleo, por el prestigio de los certificados del Vaticano, ahí es nada, que, al parecer, le imprimió a Castor Moreno de una cualificada aureola y que el mismo aprovechó, incluso, en aquellos tiempos para anunciar que “se ofrecen Muestras a disposición de los Sres Sacerdotes que las pidan”. Y, de paso, ya en el mismo anuncio, el representante de los Vinos de Misa deja constancia de la dirección de aquella Imprenta que tal vez sea, en la memoria colectiva, la más popular y conocida de la historia de Cáceres, sin menoscabo, claro es, de ninguna otra.
La bodega De Muller también había recibido, en el año 1904, la visita del Rey Alfonso XIII que también le concedió “los honores de Proveedores de la Real Casa” así como “el uso del escudo de las armas reales en las facturas y etiquetas”.
Hoy, ya en el correr de 2016, el vino de misa de la casa De Muller aún hoy sigue escrupulosamente las prescripciones de la Sagrada Congregación Romana del Santo Oficio y la disciplina de los Sacramentos. De tal modo es así que los mismos van acompañados de un Certificado Eclesiástico y que los arzobispos de Tarragona conceden, ni más ni menos, que desde el año 1883. Asimismo es de destacar que es “una garantía moral de honestidad y de confianza”.
Con el paso y el transcurso de los tiempos, la bodega De Muller, con sus dependencias en las fincas Mas de Valls y Mas les Pusses, en Reus, y, claro es, en punta de la tecnología y en vanguardia de las innovaciones, sin olvidar en rango de la historia vitivinícola, ha continuado su camino expansivo, con todo tipo de vinos, vinos de licor, Denominación de Origen de Tarragona, Espumosos, Soleras, Denominación de Origen Priorat, y un largo etcétera, con muy esmerada labor, de resonancia internacional, sin olvidar sus Vinos de Misa Dulce Superior, Misa Blanco Seco, Misa Dulce Moscatel…
Dejar constancia, al tiempo, que don Castor Moreno, todo un personaje en la historia de las páginas de la ciudad de Cáceres, también fue representante de “Velas de cera para el culto” y fabricadas, como señalaba en un anuncio publicado en el año 1912, “según interpretación auténtica del Registro de la Sagrada Congregación de Ritos, 1901”.
Tal vez hoy, sin don Castor Moreno levantara la cabeza, acaso, viendo aquella bodega que, al parecer, pudo haber visitado en su día, de esto hace ya más de cien años, acaso se dejara llevar por la nostalgia y comenzara de nuevo su andadura con la curiosa y llamativa historia de ser, ni más ni menos, que, como se señala en la ilustración, Representante en Extremadura de los Vinos de Misa de la Sociedad Exportadora Tarraconense “Sucesores de J. de Muller” en Tarragona.
Señalemos, finalmente, que la Imprenta La Minerva recibió el año 1992 la Medalla de Honor de la Cámara de Comercio e Industria de Cáceres por tener en aquel entonces, con ciento treinta y siete años, el rango de ser la empresa más antigua de la provincia, que nació, por tanto, en 1955, y que, gracias al trabajo de todos sus propietarios, hasta el final de sus días, se conformó como una de esas empresas modelos en el Cáceres, pues, de Aquellos Tiempos. Y a los que contribuyeron mucho, por supuesto, las cábalas que en su día, en el correr de 1921, debió de hacer Castor Moreno, aquel representante de Vinos de Misa, para adquirir la misma.
Angel Ruiz Cano-Cort?s 01:13 15 enero 2017