Eladia Montesino-Espartero Averly, cacereña consorte, con sesenta y cuatro años viviendo en Cáceres, figura en las páginas de la historia por haber sido la primera mujer española que voló en un avión. Un hecho que llevó a cabo el 3 de abril del año 1920 con el piloto francés Boulard, de Madrid a Alicante y Málaga. Lo que sin duda fue un logro de señalado relieve, tal como figura en el periódico francés Le Figaro.
Se trata de una mujer de curiosas y señaladas inquietudes que nació en Madrid, el 13 de octubre de 1897, educándose en el Instituto de la Bienaventurada Virgen María, conocido como Las Irlandesas, en la localidad vizcaína de Zalla, y en el de Notre Dame de Madrid.
Biznieta del general Baldomero Espartero, nieta de Cipriano Segundo Montesino, Duque de la Victoria, político y científico nacido en Valencia de Alcántara, hija de Luis Montesino-Espartero y de Ana AverlyLasalle, Marqueses de Morella, Duques de la Victoria, Condes de Luchana y Grandes de España, en el año 1918 ya colaboró durante la II Guerra Mundial con la Cruz Roja en la ciudad francesa de Burdeos.
Fue una mujer auténticamente inquieta y devota de Cáceres, donde residió desde su matrimonio en el año 1926, con el escritor Pedro Romero Mendoza, uno de los personajes más señalados de la cultura cacereña, autor de siete ensayos en dos tomos sobre la Historia del Romanticismo Español, con el que obtuvo el Premio Cartagena de la Real Academia Española, fundador de la Sociedad Literaria Cacereña en 1917 y director de la revista Alcántara durante 20 años, donde marcó una política de apuesta por la dinámica histórico-cultural.
Revista en la que también colaboró Eladia Montesino-Espartero con sus cuentos y sus poesías, así como en la revista literaria Cristal, en esta última bajo la dirección de José de Ibarrola, que daría nombre al Paseo Alto.
Eladia Montesino fue una mujer cacereña de corazón, de alma, de sentimientos y de vivencias durante sesenta y cuatro años. Enseñó Francés en las aulas del El Brocense y de la Escuela Normal, saludando siempre con un exquisito "bonjour" o "bonsoir" al alumnado del Insti de siempre, que le respondía correctamente, poniéndose en pie, y comenzando una clase que se pespunteaba con el aroma y el sabor del Cáceres Antiguo que se incrustaba por los amplios ventanales con aromas de historia, tañidos de campana, reflexión y paz.
Amante de las tertulias, de los paseos por el corazón del Casco Viejo y por el eje viario entre Cánovas, por la lectura, por la reflexión, residió largo tiempo, en la calle Gómez Becerra, número 2, en el chalet de estructura norteña conocido como Correa, que un día derribara la excavadora del paso del tiempo que todo lo arrastra, hasta la Plaza Mayor, Eladia Montesino se sentía profunda, apasionadamente enamorada de aquel Cáceres tan sugerente, como solía señalar, en el que nacieron sus ocho hijos, y donde trataba de llevar una vida marcada por sus inquietudes formativas, culturales y sociales.
Nuestra protagonista publicó el libro "Poesías de EladiaMontesino" sobre el que el escritor y Académico Correspondiente de la Historia Valeriano Gutiérrez Macías definía como "un volumen de composiciones sencillas, sinceras, entrañables, religiosas y profanas, un pequeño poemario íntimo".
También señala Gutiérrez Macías que "en sus versos, bellos por sencillos, sencillos por perfectos, se adentra en el fondo del tiempo; rememora con transparencia, con la luminosidad del cristal, sus quereres y nos transporta a un ayer tan sublime, tan auténtico que se nos semeja propios".
Una mujer muy adelantada a su tiempo que, ya en su juventud, practicaba la equitación, montaba en moto y, además, jugaba al tenis, allá en la pista del Convento Montesino, en Valencia de Alcántara, residencia veraniega de la familia allá por los años 20.
El fallecimiento de su marido, en un fatal accidente de coche, el 10 de agosto de 1969, marcó de forma profunda sus pasos, dejando en su alma una huella de marcado relieve de sentimientos desde el recuerdo inmenso hacia el hombre con quien compartiera sus estudios, sus investigaciones, sus creaciones, tratando de revitalizar, siempre, el más que complejo panorama cultural de aquellos tiempos en Cáceres. Una ciudad que estuvo plena e intensamente en su vida
Tras su fallecimiento en 1999, con 101 años, su familia, ahora, prepara la publicación de un nuevo libro que se titulará "Poemario", de Eladia Montesino-Espartero Averly, y que se editará en Portugal. En el prólogo de este nuevo libro se puede leer: "Fresca es el agua del arroyo que corre, calma la sed del sediento, y su canto serena el ánimo y devuelve la natural alegría de vivir. Alegría necesaria para asumir bien el compromiso de estar vivos.Este es en resumen, la sensación que deja tras de sí la lectura de este libro de poemas y cuentos de EladiaMontesino-Espartero Averly. Cuentos para niños y no para resentidos, sí quizás para adultos que quieran de nuevo entrar en la pureza e inocencia de la infancia. Poemas transparentes, musicales, danzando su pie rítmico los viejos metros y medidas, aquellos cuya musicalidad tanto necesitamos".
Pocos días antes de fallecer Eladia Montesino-Montero Averly, que vivió durante sesenta y cuatro años en Cáceres, escribió el siguiente soneto:
ORACIÓN DE LA MAÑANA
.
.Buenos días, SEÑOR, aquí me tienes
ofreciéndote, ¡ oh DIOS!, mi nueva aurora,
no permitas que caiga, hora tras hora,
y sepa agradecerte tantos bienes.
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Pues soy menos que nada y a mí vienes
como todos los días, sin demora.
No extrañes, pues, que el alma que te adora
quiera humillar, ante tu faz, sus sienes.
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Ni un sólo paso di por agradarte;
TÚ me concedes gratis tus favores;
quisiera comprender como implorarte,
.
sin que mi mente frívola se aparte
de TI, al pedir que calmes mis temores
y alivies mis angustias al llamarte.
