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  • 21 dic 2024

EL CONDE DE CANILLEROS Y LA CIUDAD MEDIEVAL

21 septiembre 2015

Alfonso Díaz de Bustamante fue, si se me permite la palabra, el primer canillerista.

Conde de cancillerosMiguel Muñoz de San Pedro, 1899-1972, Conde de Canilleros, es uno de esos nombres que, solo por lo que trabajó por la rehabilitación de la Ciudad Medieval de Cáceres, o Casco Histórico-Monumental, junto a Alfonso Díaz de Bustamante y Quijano, alcalde de la ciudad, Valeriano Gutiérrez Macías, Primer Teniente de Alcalde y Vicepresidente de la Diputación, y otros, debiera de figurar, en uno de los lugares más recordados por todo Cáceres.

 

Tras hacer la carrera de Leyes en Salamanca tomó conciencia de su enamoramiento por Cáceres Y desde una labor esforzada fue recopilando libros, documentos, legajos, fotografías, escritos, como fue recorriéndose palacios, casonas nobiliarias, iglesias, ermita, plazuelas y entrevistándose con todo el Cáceres de la Ciudad Medieval.

 

Su sueño; Reconstruir la ciudad paso a paso, con respeto a la historia, hacerla memorable y ponerla, como decía, en su lugar.

 

Con un volumen impresionante de datos, un tesoro y una joya en la historia de Cáceres, elaborado a lo largo de muchos años, inició la labor de trasladar sus convicciones y estudios a la Administración. Lo que era fundamental para que la ciudad pasara a ocupar un espacio en el panorama histórico-artístico nacional e internacional.

 

Su idea, como un adelantado de los tiempos, radicaba en que un Casco Histórico-Monumental como el de Cáceres podría ser un motor para la prosperidad de la ciudad. Y, afortunadamente, tardó muy poco en convencer a Alfonso Díaz de Bustamante del empeño, que, desde el primer día, se volcó con la idea. Hasta el extremo de que el propio alcalde, durante las primeras conversaciones, un día le dijo a mi padre ante mi presencia:

-- Valeriano, que sepas que yo soy el primer canillerista. Este proyecto le puede facilitar mucha vida a Cáceres.  

 

Y entre los dos, Miguel Muñoz de San Pedro y Alfonso Díaz de Bustamente, comenzaron a recabar colaboradores. Lo que no les resultó difícil porque el proyecto, aún siendo complejo, presentaba significativas posibilidades para un nuevo Cáceres. 

 

Los primeros pasos en Madrid fueron numerosas entrevistas con diversas áreas de la Administración. Y desde los inicios, poco a poco, se consiguen las primeras ayudas por parte de Patrimonio Nacional y la Dirección General de Bellas Artes. 

 

Con lo que se siembra el embrión que permite ir contando con las primeras colaboraciones de historiadores, investigadores documentalistas, arquitectos, conservacionistas, así como de expertos en las diferentes áreas que se daban cita para reconstruir el renacimiento de la Ciudad Medieval y que sirviera de punta de lanza para una nueva imagen de Cáceres.

 

Cáceres se iba haciendo un hueco, en base a muchos esfuerzos en el afloramiento de la senda turística. Tal como se proyectaba en el plano nacional e internacional con campañas de publicidad para mejorar al máximo la imagen y la idea de España, de sus pueblos, de sus gentes.

 

La marca imagen turística comenzó a representar un señalado porcentaje en las visitas y en las demandas, con todo lo que dicho sector lleva consigo comercialmente hablando. Hasta el extremo de que hoy el turismo es un elemento de manifiesto relieve en la economía de Cáceres. Y el derivado de la imagen del Cáceres Medieval figura en los primeros lugares de ese reordenamiento económico a través de hoteles, restaurantes, agencias de viaje, y un largo etcétera.

 

Por ese motivo, que arranca hace ya muchos años, que alberga tras de sí muchos esfuerzos, que le ha dado una vida de constantes socioeconómicas a Cáceres, en base al Casco Histórico-Monumental, es, desde nuestro modesto punto de vista, el punto por el que los cacereños deberían de saber del batallar incansable de Miguel Muñoz de San Pedro para hacer posible y haber conseguido el galardón de Patrimonio de la Humanidad y Tercer Conjunto Monumental de Europa tras Praga y Tallín.

 

Un día escribió algo tan bello como “El momento elegido para descubrir Cáceres puede hacer que la imagen que se lleva el visitante sea distinta ya que no es lo mismo pasear por sus calles y plazas por la mañana que por la noche, en otoño o en primavera…. Todo momento tiene su encanto e invita a volver, a redescubrir la ciudad bajo otra luz y otro ángulo”.

 

Su legado y su legajo son los de un hombre, todo cultura histórica, empeñado en mejorar hasta la belleza eterna la ciudad. Y, por ende, su divulgación. 

 

Era ese momento en que todo él era identidad. La Plaza de Santa María, la calle Ancha, la Cuesta de la Compañía, la Torre de Bujaco, los Palacios de los Golfines de Arriba y de Abajo, el convento de San Pablo, el Palacio Episcopal, la iglesia de San Mateo, el Palacio de Ovando o de los Condes de Canilleros..

 

Miguel Muñoz de San Pedro, erudito, estudioso, un escritor relevante, un historiador empedernido, con numerosas publicaciones, como “Extremadura, la tierra en la que nacían los dioses“, “Cáceres“, “Badajoz“, “Extremadura“, “Tres testigos de la conquista del Perú“, “Diego García de Paredes“, “La Ciudad de Cáceres, estampas de medio siglo de pequeña historia“, con señalados galardones literarios, miembro de la Real Academia de la Historia, es un nombre de relieve y de respeto en la historia de Cáceres.

 

También fue miembro correspondiente de la Real Academia de la  Historia y de la Lengua por Extremadura, Cronista Oficial de Cáceres, Conservador de sus Monumentos, participante en Coloquios, Encuentros, Seminarios, Jornadas, Debates, en los Congresos de Estudios Extremeños, en el Congreso de Escritores Extremeños, en las Asambleas de Estudios Extremeños.

 

En su Palacio, por cierto, se puede leer la siguiente inscripción: Aeterna iustorum memoria, un salmo del rey David, que se traduce como La memoria de los justos es eterna, y del águila de la fachada sale la frase latina Veritas vincit. O lo que es los mismo: La verdad lo vence todo

 

Una figura con quien la ciudad de Cáceres se encuentra en deuda permanente, Miguel Muñoz de San Pedro, que se dejó el alma y la vida por Cáceres, debe de tener, opinamos con toda modestia, otro lugar en la historia de Cáceres.

 

Y no, solo, el de la penosa anécdota que recuerdo, aparecida en un periódico, en el que le preguntaban a un bachiller cacereño que quién era Cánovas. Y el alumno respondió: “Un Paseo”.

 

El Conde de Canilleros se merece que los cacereños le recuerden, aunque solo digan: “Miguel Muñoz de San Pedro fue un excelente historiador que ayudó a hacer posible la rehabilitación de la Ciudad Monumental de Cáceres con su trabajo y con sus investigaciones, con sus convicciones”. Y no que puedan decir que el Conde de Canilleros es una Plaza de Cáceres, cuando es uno de los padres de la historiografía contemporánea como escribiera en su día Francisco Acedo.

 

Y es que verle el seguimiento de la reconstrucción, por ejemplo, de la Plaza de San Jorge, como tuve el placer de contemplarlo algún que otro día con esmero, como si fuera el arquitecto diseñador de la obra no era más que una muestra de su sueño y de su luz de y sobre Cáceres, de su meta hacia un Cáceres para la eternidad.

 

NOTA: Las fotografías se corresponden con una imagen de Miguel Muñoz de San Pedro, Conde de Canilleros, en 1959 y otra, ante el Castillo de las Seguras alrededor de 1950.

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