Recuerdo que de pequeño, mi tía abuela me regalaba todos los años unos gemelos de oro heredados de su padre oribe. Me decía: estos gemelos son dobles, sin trabilla; los podéis partir y hacer dos parejas, una para tu hermano y otra para ti. Luego los recogía y en el cumpleaños de mi hermano repetía la operación. Así ocurrió, durante los diecisiete años o treintaicuatro cumpleaños que vivió en mi casa. Al morir procedimos a cumplir su deseo, en la joyería nos dijeron que era ‘oro bajo’; un jarro de agua fría corrió a lo largo de mi memoria.
La Junta de Extremadura, o GOBEX según su actual nombre artístico, en la gestión de la Renta Básica (RB), bate cualquier record imaginado de puesta en escena mediática, de manipulación presupuestaria y de absoluta ineficacia –no me gusta mucho utilizar la palabra ‘absoluta’ pero aquí no he podido evitarlo. Estamos ante la mayor farsa conocida; un ‘culebrón’ que está jugando con las expectativas de miles de mujeres y hombres de Extremadura, más mujeres que hombres –porque ellas son más pobres–, que están en situación de extrema necesidad, que esperan que su GOBEX haga algo.
Estamos ante una lección magistral del ya denominado ‘neo-leguaje político’ que, con varita mágica en mano, transforma lo negativo en positivo y los recortes de derechos en mejoras; mientras, permite su aprovechamiento publicitario una y otra vez. Además se ha presentado y desarrollado una Ley de Renta Básica, sin contar con los agentes sociales ni con el movimiento de las “Acampadas”, que con sacrificio y dedicación admirable reivindican el derecho a poder vivir con mínimos de dignidad.
En la Ley se integran –desintegran– las anteriores AISES (Ayudas ordinarias de Integración en Situaciones de Emergencia Social) y, con ello, ahora estamos en la práctica sin AISES ni RB. Ante el estrepitoso fracaso, y aprovechando de nuevo el artilugio citado, el desastre se convierte en oro, la oportunidad para otro anuncio: nuevas ayudas de gestión municipal. Todo esto con menos dinero que el de partida.
Estas son las cifras: El presupuesto en AISES fue de 1,7 millones de euros durante en los años 2011 y 2012, desciende a 1 millón en 2013 y a 600 mil en 2014. La RB en los presupuestos de 2013 y 2014 alcanza 13 y 20 millones respectivamente pero lo que podemos decir hasta el momento es que se han ejecutado cero euros. Por lo que se ahorra todo el dinero –esto forma parte del gran éxito en el control del déficit. Para el año 2014 están presupuestados 20 millones –a este paso sobra todo– y con ese mismo dinero, como no se gasta, se puede volver a reutilizar. Ahora toca la nueva medida ‘ayudas a través de los ayuntamientos’, para pasarles el mochuelo, cogiendo 6 millones de los 20 anteriores de los que volverá a sobrar dinero. Aquí es donde me vuelvo a acordar de los gemelos de mi tía-abuela. ¡Vaya lío!
Enfrente de estos enredos, muy lejos para quien nos gobierna, está la Extremadura real, con un 32% de paro y un tercio de la población por debajo del umbral de la pobreza, sufriendo desahucios, cortes de luz y de agua, sin lo más elemental para vivir dignamente; atónita porque no llega nada de lo prometido y con la sensación de que no solo no van a venir las ayudas sino que como se descuiden encima de pobres van a ser apaleados. Porque a la gente en situación de necesidad se les quiere convertir, al amparo del ideario de la criminalización de la pobreza, en sospechosos de ser okupas viviendas sociales, aprovechados de las ayudas, defraudadores, vividores del cuento.
No es faltar a la verdad, decir que esto es una auténtica chapuza y una demostración de incompetencia del GOBEX. Este Gobierno, para poner en marcha la RB, por su desconfianza hacia lo público, ha encargado la tarea a una empresa privada. Esta empresa, no ha sido capaz de sacar adelante el papeleo; cuando vivimos en la sociedad de la información, cuando obtener determinados datos se tarda tanto como pulsar una tecla. Así pasan meses y meses y al final nada de nada. Pero ya conocemos el dogma liberal de nuestro Presidente: los servicios públicos son ‘tejido adiposo’ es decir: inútil.
Ah!, se me olvidaba: todo esto ocurre sin turbulencias políticas –ooomm–, dormitando plácidamente, como si en una mayoría absoluta fuera –ooomm.
