María Gallardo Jiménez
18 octubre 2024 | Publicado : 18:56 (16/10/2024) | Actualizado: 11:41 (21/10/2024)
Como regalo a todas las mujeres que padecen cáncer de mama y de cara al Día de la lucha contra esta enfermedad, la propia Miriam ha querido dedicar unos versos del poema ‘No te rindas’ de Mario Benedetti “a mis lobas, a mis ‘Lupercas’ del alma”, un gesto que asocia a su querida amiga Azucena, porque fue ella quien “me los regaló” y ahora regala ella a quienes estén viviendo con esta enfermedad y lean estas líneas:
"No te rindas, aún estás a tiempo de alcanzar y comenzar de nuevo, aceptar tus sombras, enterrar tus miedos, liberar el lastre, retomar el vuelo.
No te rindas que la vida es eso, continuar el viaje, Perseguir tus sueños, destrabar el tiempo, correr los escombros, y destapar el cielo.
No te rindas, por favor no cedas, aunque el frío queme, aunque el miedo muerda, aunque el sol se esconda, y se calle el viento, aún hay fuego en tu alma, aún hay vida en tus sueños.
Porque la vida es tuya y tuyo también el deseo, porque lo has querido y porque te quiero. Porque existe el vino y el amor, es cierto. Porque no hay heridas que no cure el tiempo. Abrir las puertas, quitar los cerrojos, abandonar las murallas que te protegieron, vivir la vida y aceptar el reto, recuperar la risa, ensayar un canto, bajar la guardia y extender las manos. Desplegar las alas e intentar de nuevo, celebrar la vida y retomar los cielos.
No te rindas, por favor no cedas. Aunque el frío queme, aunque el miedo muerda, aunque el sol se ponga y se calle el viento. Aún hay fuego en tu alma, aún hay vida en tus sueños, porque cada día es un comienzo nuevo, porque esta es la hora y el mejor momento. Porque no estás solo, porque yo te quiero".
‘Un pasito más, que sí se puede, uno y otro más, mujer valiente. Lo que diga está de más, ya sé que quieres gritar. Y no te sientas sola, contigo estoy’. Es solo una estrofa de la canción 'Mujer de las mil batallas' con la que Manuel Carrasco quiso homenajear en su día a todas esas mujeres que cada día reciben el maldito diagnóstico: ‘Tiene usted cáncer de mama’. Unas letras que, con el paso de los años se han convertido en un himno para ellas. Mujeres sanas, trabajadoras, madres, esposas, hijas, amigas…, que viven con el estrés diario que supone hoy en día el hecho de trabajar fuera de casa y cuidar a tu familia… y que, de repente, todo se para en una revisión ginecológica o al palparse el pecho durante una ducha.
Este pasado miércoles la presentadora y periodista Sara Carbonero habló por primera vez públicamente de la enfermedad que padece desde el 2019 -cáncer de ovarios- y lo hizo abriéndose "a corazón abierto", emocionándose hasta las lágrimas y reconociendo que en su proceso quiso llamar a diez mujeres que habían pasado por lo mismo que ella y que diez o quince años después estaban sanas, vivas y trabajando. "No las conocía absolutamente de nada, pero quería conocer su historia. Ellas me dieron el impulso que necesitaba y es lo que me gustaría hacer a mí, para que quienes me estén escuchando decirles que hay salida. Quiero lanzar un mensaje de esperanza y aliento para quienes estén conviviendo y aceptando esta cruel enfermedad".
Su testimonio de concienciación ha llegado a mujeres anónimas que padecen cáncer de mama y que destacan la importancia de la prevención y la detección temprana. Precisamente ese es el objetivo por el que se conmemora todos los años, cada 19 de octubre, el Día Mundial Contra el Cáncer de Mama. Se trata del tumor más frecuente entre las mujeres, una enfermedad que se calcula afectará a una de cada ocho a lo largo de su vida. En el caso de Extremadura, según los datos aportados por la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), es el segundo cáncer con mayor tasa de incidencia y el que más afecta a las féminas.
En 2023, la enfermedad tuvo una incidencia en la región de 148 nuevos casos por cada 100.000 mujeres, con especial afectación a partir de los 50 años. En total, fueron 789 las extremeñas que recibieron este diagnóstico, mientras que la previsión es que en 2035 la incidencia alcance un pico de 152 casos por cada 100.000 mujeres, según el Observatorio contra el Cáncer. Por provincias, el pasado año fueron 301 las cacereñas que recibieron este diagnóstico, lo que supone una incidencia de 154 nuevos casos por cada 100.000 habitantes, frente a 487 pacenses, llegando a una tasa de 145 casos por cada 100.000 mujeres.
Para prevenir cualquier caso que se pueda dar, el Servicio Extremeño de Salud (SES) cita cada mes a un determinado número de mujeres de la región para realizarse mamografías, dentro del dentro del Programa de Detección Precoz de Cáncer de Mama. En octubre, están llamadas un total de 8.520 féminas, añadiendo, como novedad, una unidad móvil más a las dos con las que ya contaba esta iniciativa, para realizar un mayor número de mamografías y atender al mayor número de mujeres extremeñas.
Igualmente, durante todo este mes el color rosa de los lazos -símbolo internacional usado por personas, compañías y organizaciones que se comprometen a crear conciencia sobre el cáncer de mama- inunda cada rincón de cada ciudad gracias a las distintas actividades que se vienen celebrando por toda la región para “visibilizar” la enfermedad y recaudar fondos para la investigación, fundamental para atenuar de una vez por todas estas cifras.
De hecho, muchos son los artistas que con sus canciones ponen su granito de arena para ayudar en esta tarea. La última ha sido la cantante Conchita, quien compuso la canción ‘Y a ti nadie te quiere’, interpretándola en 2023 junto a Álvaro Soler, a quien ahora ha sustituido por Paula Mattheus y Julia, y cuyos beneficios que se obtengan irán destinados a la AECC. Y es que no todo son malas noticias, la supervivencia de las pacientes con esta enfermedad ha mejorado notablemente en las últimas décadas, gracias a los avances en la detección temprana, la biopsia líquida, la disponibilidad de nuevos tratamientos individualizados y la investigación constante.
“ESE CAMBIAR DE CARAS EN NUESTRA PROFESIÓN LO DICE TODO”
Por ello, Regiondigital.com ha querido conocer la realidad, lo que padecen las enfermas de cáncer de mama en todo el proceso, desde que le comunican el diagnóstico, hasta su posterior tratamiento, ya sea a través de la cirugía, la quimioterapia, la radioterapia o la inmunoterapia, deteniéndonos también en los distintos efectos secundarios que deja en ellas esta enfermedad. Eso sí, a pesar de todo el sufrimiento que padecen, quieren lanzar un mensaje de esperanza a quienes, como ellas, estén iniciando ahora el mismo proceso que ellas comenzaron hace un año; homenajeando al mismo tiempo a quienes no pudieron superarlo.
“Les diría que a pesar de que la vida se para, cambia, tienen que seguir adelante; que aquí estamos un montón de lobas que acurrucamos, damos el aliento, el cariño y le sacamos los dientes a este bicho. ¡Y que la investigación y los profesionales de toda España, que son excepcionales, nos ayudan a confiar que de esta enfermedad podemos curarnos. Yo estaré aquí siempre para dar todo mi cariño, mi fuerza y mi amor”. Así lo narra desde el corazón y sin obviar absolutamente nada que no sienta, Miriam Ruíz Álvarez (Mérida, 1970), enfermera de Planificación Familiar -y ahora también empresaria, ya que en abril abrió en la Rambla 'Apartamentos Lupercas'-, que lleva 33 años dedicándose al cuidado de la mujer en todos sus programas, y a la que le diagnosticaron esta enfermedad el 29 de abril del 2023.
Para ella, su profesión ha sido “uno de los motores de mi vida”, ya que eso ha hecho que “en mi vida personal fuera todo más fácil”, por lo que reconocer que había algo fue sencillo para ella. “Todo empezó como un día cualquiera que estoy en la ducha y me noté un bulto, como dicen mis mujeres, sentí que el mundo se paralizaba, me quedé totalmente bloqueada, pero al segundo me dije: ‘venga no, ahora no…’. Llegué al trabajo y a mi compañera Esther le dije: “tengo un nódulo, esto no pinta bien”. Ella me lo palpó, me mandó hacer una ecografía y a María, la radióloga, le cambió la cara haciéndome la ecografía. Ese cambiar de caras en nuestra profesión lo dice todo, me dijo de seguir haciendo pruebas, y al salir del hospital, mi hermana me llamó, le conté y me aconsejó que me fuera con ella a Madrid, donde trabaja. Es una de las mejores decisiones de mi vida”.
Así pues, el diagnóstico de confirmación se lo dio “Rosa, la radióloga, y la que es otro de mis ángeles de la guarda; y Berta, mi oncóloga”. “Todo se pone oscuro, sientes que tu vida se desmorona, que vuelves a sufrir de manera inexplicable y que no puedes hacer nada…Es mi hermana Ana, mi otro ángel de la guarda, la que me acompaña en ese momento, la que me da el bálsamo que alivia tanto dolor y la angustia que siento. Ella es mi otro yo, mi gemela, la que me da todo el amor, la valentía, el coraje, la resiliencia para seguir adelante. Es una mujer llena de valores, la persona que deseo tener siempre a mi lado, aunque también me da sus zascas (risas)”, precisa Miriam.
En su familia había habido ya un caso de cáncer, el de su abuela -la madre de su madre-, pero en su caso fue de ovarios. Por tanto, había de nuevo que enfrentarse a la enfermedad y comunicarlo a la familia, sin duda, otros de los duros trances por los que tiene que pasar la enferma. “Primero, hablo con mis hermanos, ellos me sostienen en estos momentos de tan poca lucidez, para ver cómo transmitírselo a mis padres, a mi pareja y a mi hijo. Mis hermanos Mariano y Ana recogen a mi hijo y junto a mis tíos queridos, Paco y Mari Carmen, que se encontraban en el campo se lo comunico. Intento guardar la calma, la fortaleza que en esos momentos no tengo”.
No obstante, el dar la noticia a su hijo fue “el peor momento de mi vida”. Y es que, “por desgracia él ya había vivido otro muy duro, pero a este no se asemeja nada; él es un chico dulce, cariñoso, que me da la fuerza que necesito, es el motor de mi vida y me anima, día a día, a seguir adelante”. Miriam tiene la fortuna de tener a sus padres junto a ella, por lo que el momento de transmitirles la noticia fue “duro, muy duro”. “Mi madre ya lo había vivido con su propia madre, y ahora les tocaba lo que más duele: su hija. Lo hice, con mi alma hecha pedazos, ellos me abrazaron, lloraron… sentía en sus miradas el miedo a perderme, y ahora mismo me dan el soplo de vida que necesito, tengo unos padres excepcionales”.
“NO PREGUNTO EN QUÉ PUNTO ESTÁ LA ENFERMEDAD PARA PROTEGERME”
A partir de ese 29 de abril de 2023, comenzó su lucha, empezó con la quimioterapia oral, buscando reducir el tumor para operar, “pero en uno de los ingresos por otro motivo, vieron que no estaba siendo efectivo; así que hace tres meses he empezado con la quimioterapia intravenosa que me dan todas las semanas”. No pregunta en qué punto se encuentra su enfermedad, “curioso siendo enfermera”, pero afirma que es una forma de “protegerse”. “Me es útil y no me hace tanto daño, voy a Madrid, me dan el tratamiento, y el grupo de apoyo del que me rodeo: médicos de AP, oncólogos, patólogos, radiólogos, enfermeras, técnicos, medios de cuidados enfermeros, administrativa… me dan tantísimo cariño que no tendré vida para agradecérselo. Por eso, aprovecho para darles las gracias infinitas: ¡sois los mejores¡”.
El cáncer de mama, como cualquier otro cáncer, también trae consigo hacer frente a determinados efectos secundarios. En el caso de Miriam padece “muchos dolores articulares, cansancio, anemia, estreñimiento, caída del pelo, uñas, sequedad de la piel y mucosas, cambios en el deseo, en el ánimo; esto es así de duro y de real”. Por eso, cuando todo este mal sueño acabe, lo que hará y así se lo dice a todas las personas que quiere y admira, “que son muchas”, y a sus huéspedes -el pasado mes de abril abrió en pleno centro de Mérida los Apartamentos Lupercas, bajo el nombre de la loba que amamantó a Rómulo y Remo- tiene como frase célebre “vivir el segundo, el momento al máximo”, algo que intenta practicar día a día, “a pesar de esta durísima enfermedad”.
Lo que sí remarca esta emeritense es que el cáncer te cambia la forma de ver la vida y la valoras de otra forma. Sobre si se arrepiente de haberse preocupado por cosas más triviales, afirma que no, “porque todo, absolutamente todo, lo he realizado desde el amor, desde el corazón, entonces porqué fustigarse tanto”. De la vida ahora valora “un cafecito por las mañanas con mi pareja, él con su sabiduría y cariño me anima; me dice que la mente es como un coche al que hay que agarrar fuerte el volante para no desviarse, me hace reír”. También valora “las flores que me gustan tanto que me trae mi Cuki y mi cuñada; la comidita que me prepara mi madre con tanta ternura; el masajito y las cositas ricas que me traen mi Pacurri y mi Angelita”.
También aprecia cuando le llama su médico y amigo, Javier, “contándome chascarrillos”; el WhatsApp de mi Ángeles del alma; los buenos días de mi Tavi con sus fotografías bonitas; los mensajes de Esperanza, Juan y Bea, que están pasando por lo mismo; cuando voy a casa de mi hermana, sobrinas y cuñado, que me reciben con tanto amor y cariño; cuando llega mi tía Carmen por la mañana con su sonrisa dulce para hacer ‘Lupercas’; y mi tío Fermín con las banderolas y toda clases de carteles para hacerme feliz; el ratito de terraza con mi tía Vivi; mi sobrino Juanki y Paula con sus Tik Tok de ánimo; y cuando me llama mi hermano Mariano y Bel desde Murcia y me cuenta las trastadas de mis peques”.
“VIVIR EL DÍA A DÍA”
En definitiva, cosas tan sencillas del día a día, llenas de amor hacia su persona, como “cuando veo a mi amigo Manolo poner la vela a mi Mártir Santa Eulalia; el mensaje de cariño de mis primas y primos; la venida de mis amigas y amigos que me animan a seguir adelante; y todo ello lo remata a llamada de mi hijo diciéndome ‘¿dónde está lo más bonito del mundo?’… Con todo lo que hacen estos amores, hacen que mi día a día sea más llevadero. De ahí que su objetivo sea “vivir el día a día, siendo lo más feliz, realizando las cosas que están a mi alcance, compartiendo buenos momentos con mis seres queridos, amigos y amigas”.
Y es que, según detalla, el proceso de esta enfermedad “es tan demoledor, que te deja sin fuerzas, sin ánimos; pasas por etapas tan diferentes… es como una noria constante de duras emociones, donde sientes además que tu familia muchas veces no te entiende; para ellos, como cuidadores, es complicado, por eso les doy las gracias por aguantar mis malos momentos, pero es que esto es comparable a un desierto que lo arrasa todo”. Por ello, su “mejor ayuda” en todo este duro camino, que dura ya un año y medio, ha sido su hijo, su pareja –“que es la positividad en persona”-, su hermana Ana –“que con sus cuidados en todos los sentidos, me da la fuerza para seguir adelante-, sus padres, hermanos, tíos y seres queridos. Evidentemente sus amigos y amigas han sido “otro pilar muy importante donde he encontrado también la ayuda, el ánimo y todo el cariño”. “Marina, Rocío, Bea y Cristina me han dado sus ratitos, unos amores; mi oncóloga la dulzura hecha persona”, remata.
Ahora mismo, Miriam está entregada por completo a sus Apartamentos Lupercas -un sueño que ha hecho realidad el pasado mes de abril, “es lo que me da fuerzas para seguir, mis huéspedes son mi mejor medicina; esto es un proyecto familiar, pero mis amores dejaron que yo fuera la que le pusiera alma y corazón e hiciera la decoración -de hecho uno de los apartamentos está dedicado a Venus, la diosa del Amor, es de color rosa y está dedicado a las mujeres que padecemos esta enfermedad-; ellos se encargan del resto y así ha sido: ¡hace que la loba resurja y saque los dientes a esta cruel enfermedad, que es la pura realidad”. De cara a mañana, no al futuro, sino al día a día, desea “poder curarme, o llevar una vida dentro de lo más normal posible; el que todas mis compañeras de viaje se curen y a las que vengan poder ayudarlas en todo lo que me necesiten”.
Para concluir, espera que su emotivo testimonio en Regiondigital.com “sirva para que el resto de vosotras, las mujeres, os cuidéis, os queráis, y sirva también para que sea un hilo de esperanza para que podamos salir de esta pesadilla”. Como granito de arena a su lucha contra esta enfermedad, la propia fachada de ‘Lupercas’, con motivo del Día contra el Cáncer de Mama, va a colocar dos banderolas identificando que se conmemora dicha efemérides, que contendrán un mensaje de esperanza y lucha.
"HAY QUE PENSAR QUE TODO ES PASAJERO"
“Yo les diría que son esenciales las revisiones y, una vez diagnosticada la enfermedad, que tengan esperanza y la intenten afrontar con una actitud positiva. Es muy importante confiar en la medicina y rodearnos de profesionales cercanos. Una vez comenzado el tratamiento, pensar que todo es pasajero y que volverás a coger fuerzas. Levantarnos cada día y dar las gracias por todo sin pensar en el pasado ni en el futuro. Llevar un estilo de vida sano, buena alimentación y ejercicio físico, evitar el estrés y, poco a poco, verán cómo se vuelve a disfrutar de la vida”. Así lo narra Reme Martínez Martínez (Fregenal de la Sierra, 1975), una profesora que lleva afincada en Mérida desde septiembre de 2009, fecha en la que entró en el CEIP Federico García Lorca, donde hoy en día ejerce su profesión.
Próximamente va a hacer un año del momento en el que le diagnosticaron un cáncer de mama del tipo HER2+. Fue en una revisión rutinaria. “Algo me decía que todo no iba bien, pero te aferras a que va a ser un susto y algo sin importancia. Hasta que la doctora te dice: ‘lo siento, pero es cáncer’. Ahí caes en un abismo y dejas de escuchar, te quedas en shock”.
“En lo primero que pensé, fue en mis dos niñas –una de 7 años y otra de 14-, porque ante todo soy madre. Pensé en la posibilidad de que se quedaran sin su madre. No podía dejarlas tan pronto. Teníamos muchos sueños por cumplir, muchos viajes, muchos cumpleaños… Después, empecé a cuestionarme y a pensar ¿qué hecho mal para merecer esto?... si yo he sido una persona sana y siempre me he cuidado mucho. ¿Por qué a una persona tan joven se le trunca la salud? No encontraba explicación".
Esta frexnense de 49 años, reconoce a Regiondigital.com que sus inicios con la enfermedad “fueron con una actitud muy negativa y llorando todo lo que tenía que llorar, hasta que la aceptas y empiezas a luchar”. Así fue cómo “llegó el momento en el que te pones como prioridad y luchas para salir”. En su familia no ha habido casos de cáncer de mama, por eso nunca pensó que sería “la primera”. “Pero así ha sido, el cáncer es una enfermedad que está ahí y que a todos nos puede llegar”.
Su marido fue al primero que llamó “inmediatamente” desde la consulta de ginecología. “Para él fue su peor viaje de vuelta a Mérida, pero yo tenía la necesidad de contárselo. Tengo un hermano al que también quise que lo supiera rápido. Necesitaba palabras de consuelo. Al resto de la familia, poco a poco, debíamos encontrar el momento oportuno y las palabras adecuadas. Yo tampoco quería preocupar a los demás, pensé en cómo decírselo a mi gente y a mi familia para que no fuera tan doloroso como me estaba resultando a mí”, destaca Reme.
Lo que más le costó fue contárselo a sus hijas, sobre todo a la mayor. “La palabra ‘cáncer’, en esos momentos, no entraba en nuestro vocabulario. La pequeña, de 7 años, lo que más recuerda es el momento de la pérdida de mi pelo. Aún así, me daban ánimos y me recordaban a menudo que somos una familia y que me querían con o sin pelo. Se tenía que saber todo, teníamos que afrontar la vida con lo que se nos presentaba”.
También el trance de comunicárselo a su madre fue complicado. “No dejaba de pensar en que mi madre no superaría algo así y por eso tardé unos días en decírselo. Pero fue muy curioso, porque ya por teléfono notaba que algo no iba bien. Así que cuando se lo transmití en persona, lo aceptó y luchó a mi lado todo el tiempo, al igual que mi marido que ha sido mi apoyo incondicional”, subraya.
“NUESTRO PELO ES PARTE DE NUESTRA IDENTIDAD”
Reme inició el tratamiento con ocho sesiones de quimioterapia durante unos seis meses. “Es duro y largo, tienes la sensación de que el tiempo no pasa, pero el proceso era acabar las sesiones. Empecé con mucha positividad, pero pronto mi cuerpo comenzó a sufrir las consecuencias. Lo primero fue el pelo, siempre he pensado que el proceso de un cáncer se llevaría de otra manera si no tuviera ese efecto secundario.Cuando a mí se me empezó a caer el pelo por la quimio sufrí bastante. Para las mujeres, nuestro pelo es parte de nuestra identidad. En esos momentos y para hacerlo más llevadero, mi marido tuvo un gesto de complicidad y se rapó el pelo también”.
“También me veía la piel gris y con ojeras, por eso lo primero que hacía por las mañanas era maquillarme y pintarme los labios, así me veía más guapa. Aparecieron algunas náuseas, malestar general, se me estropearon las uñas, estreñimiento, llagas en la boca,…me robaba la energía. Fueron momentos duros, pero contando los días para poder sanar. Justo en la mitad del tratamiento me hicieron una resonancia y ahí llegó la mejor noticia que me podían dar para continuar con ánimo. Mi oncólogo me comunicó que había ‘ausencia de enfermedad’, el tumor ya no estaba y el tratamiento estaba haciendo su efecto. Fue una gran alegría para todos, familiares y amigos. Aunque debíamos continuar, ya estábamos más tranquilos”.
Así pues, al mes de acabar con la quimioterapia, “en julio de 2024, me operaron en Sevilla, me hicieron una mastectomía”. Reme reconoce que había opciones de reconstrucción del pecho en la misma operación, “pero como tenía que recibir radioterapia, esa opción se descartaba”. “La operación fue muy bien y la recuperación también. Estuve una semana con dos drenajes y utilizando sujetadores especiales. Fueron unos días molestos, pero llevaderos, lo peor vino cuando había que quitar el vendaje y mirarme al espejo, parecía que por mi cuerpo había pasado un tsunami. Verme esa gran cicatriz, sin pelo, sin cejas, sin pestañas,… no era yo. No me veía como una mujer normal. Pues como todo en este proceso, había que aceptarlo, aunque no nos pudiéramos mirar al espejo, seguía viva".
Este pasado miércoles finalizó las 15 sesiones de radioterapia que han llegado después de su intervención y con ellas también han llegado los temidos efectos secundarios. “Tengo la garganta muy irritada. Me cuesta mucho comer, todo a base de sopas, purés, yogures… A consecuencia de eso, he perdido algo de peso, por lo que a partir de ahora, espero poder recuperarme”, dice con ilusión.
"OPTARÉ A LA CIRUGÍA RECONSTRUCTIVA CUANDO EL PROCESO PASE"
Actualmente, también se encuentra recibiendo tratamiento T-DM1 de inmunoterapia. “Es un tipo conjugado de anticuerpo-fármaco que actúa en el interior de alguna posible célula que pudiera haber quedado después de la cirugía. Actúa únicamente sobre la célula cancerosa, de ahí los pocos efectos secundarios que tiene”, detalla. Su idea cuando todo este proceso pase, es optar a la cirugía reconstructiva. “Muchas mujeres optan por no realizar la reconstrucción, cada uno debe tomar sus propias decisiones. Lo importante es sentirse bien con nuestro cuerpo eligiendo el camino adecuado”. También espera poder “extraer enseñanzas positivas y un crecimiento personal”. De hecho, reconoce que “actualmente, siento mayor apreciación por la vida en general y un cambio en mis prioridades”. Por ello, quiere recuperarse de la radioterapia “y coger fuerzas” para apuntarse al gimnasio y fortalecer sus músculos, “disfrutar del día a día con mi familia y amigos, respirar fuerte cada mañana, evitar en todo lo posible el estrés, reírme mucho y vivir el hoy que es lo que realmente tenemos”.
Hasta ahora, Reme revela que no ha necesitado ayuda psicológica, “pero lo peor y lo que pienso que hay que tratar desde el principio, es el miedo”. “Lo demás, aunque es duro, verte mal físicamente, sentirte débil, no poder hacer ciertas cosas,… sabes que es temporal; pero el miedo a no saber qué va a pasar con tu vida es lo más duro. Yo debo decir que tengo mucho amor a mi alrededor, de mi familia y de mis amigos, y eso me está ayudando mucho. Algo que también me está ayudando es haberme encontrado con profesionales cercanos y con empatía, en los que confío plenamente y hacen que pueda llevar este proceso de manera más liviana”.
De cara al futuro, desea a diario y con letras mayúsculas, poder volver a su trabajo como docente. “Lo echo mucho de menos. En cuanto esté recuperada y el médico me lo aconseje, ahí estaré, con mis niños y con mis compañeros, a los que también tengo que agradecer el continuo apoyo”… Allí, en su aula de 2º de Primaria, sus ‘lorquitos’ la están esperando con los brazos abiertos para darle mucho AMOR.
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