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Lo que se llevó el año de la Covid-19

08 enero 2021

Lo que se llevó el año de la Covid-19

La COVID-19 se llevó el pasado año la vida de cuatro ilustres extremeños o relacionados con Extremadura: Carlos Falcó y Fernández de Córdoba, marqués de Griñón; Antonio García Moreno, teólogo, exégeta y jurista; Antonio González Pacheco, Billy el Niño, miembro del Cuerpo Nacional de Policía en la Brigada Político-Social del franquismo; y el profesor Antonio Rodríguez de las Heras, que fuere catedrático en la Universidad de Extremadura. Aunque no por covid-19, otros dos ilustres cacereños fallecieron durante 2020, cuya muerte ha pasado bastante inadvertida: Eusebio Cano Pinto, primer secretario provincial del PSOE de Cáceres y eurodiputado y Miguel Planchuelo Herresánchez, que fuere jefe superior de Policía de Bilbao y condenado por el caso GAL.

Carlos Falcó y Fernández de Córdoba, marqués de Griñón (Sevilla, 1937; Madrid, 20/03/2020), aristócrata, ingeniero agrónomo y empresario; hijo de la marquesa de Mirabel; poseedor de una de una las bodegas más importantes de España, se dedicó a la explotación de sus fincas en Castilla-La Mancha y Extremadura, entre las cuales se encuentran Barquilla y Valero, ambas en la provincia de Cáceres.

Antonio García Moreno (Almendralejo, Badajoz, 1932; Pamplona, 23/03/2020), teólogo, exégeta y jurista, profesor de Sagrada Escritura en la Universidades de Extremadura y Navarra. Licenciado en Derecho Civil en Sevilla (1957), ingresó en el Seminario de Badajoz y se ordenó sacerdote el 19/03/1961. Cursó después la licenciatura en Sagrada Escritura en el Pontificio Instituto Bíblico de Roma (1964). De regreso a la archidiócesis de Mérida-Badajoz, fue prefecto de Humanidades y de Teología en el Seminario de San Atón de Badajoz; coadjutor de la parroquia pacense de San Fernando y Santa Isabel (1968-1978). Doctorado en Teología por la Universidad Gregoriana de Roma (1970), fue canónigo lectoral de la Santa Iglesia Catedral de San Juan Bautista de Badajoz. En 1971 se trasladó a Pamplona, donde vivió hasta su fallecimiento.

 Antonio González Pacheco, más conocido como Billy el Niño (Aldea del Cano, Cáceres, 1946; Madrid, 07/05/2020), miembro del Cuerpo Nacional de Policía en la Brigada Político-Social durante la dictadura franquista, conocido por sus torturas a opositores políticos. Ascendido a inspector de la Brigada Central de Información, que abandonó en 1982, pasó a trabajar como jefe de seguridad de varias empresas privadas. Estaba implicado en el caso Villarejo. Tras su fallecimiento, el Congreso acordó retirarle las medallas que le habían sido concedidas durante su carrera policial.

 Antonio Rodríguez de las Heras (Vigo, 1947; Madrid, 04/06/2020), profesor e investigador, catedrático de la Universidad de Extremadura (1987-1992) y doctor honoris causa por la misma en 2017, fue también catedrático en la Universidad Carlos III, decano de la Facultad de Humanidades, Comunicación y Documentación y director del Instituto de Cultura y Tecnología de la misma Universidad. A Extremadura llegó en 1974, porque su esposa era profesora de la Universidad Laboral, tras obtener el premio extraordinario del doctorado en la Universidad de Salamanca con una tesis sobre Filiberto Blanco. Fue profesor interino (1974-1985), profesor titular (1985-1987) y catedrático (1987-1992). Aquí diseñó su “método de la topología del discurso”, que aplicó a la enseñanza de la Historia.

A estos cuatro fallecidos hay que unir los nombres de otros dos ilustres cacereños, cuyo fallecimiento no consta que fuere por la covid-19: Eusebio Cano Pinto y Miguel Planchuelo.

EUSEBIO CANO

Eusebio Cano Pinto (La Aldea del Puente, León, 17/08/1940; Madrid, 21/09/2020) fue periodista, escritor y político. Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid, en Filosofía y Letras por Salamanca y diplomado superior por la Escuela de Altos Estudios Sociales en París, donde pasó cinco años de trabajo, llegó a Cáceres en 1976 tras finalizar la carrera de Periodismo, para trabajar en el Diario Extremadura, en el que permaneció hasta la campaña electoral de 1979. Fue uno de los fundadores del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) en Cáceres, junto a Pablo Naranjo Porras. Al inicio del período democrático, fue elegido secretario de la Federación Provincial del partido hasta el congreso constituyente del Partido Socialista de Extremadura en abril de 1978. Diputado por la circunscripción provincial en las elecciones generales de 1979, renovó escaño en las elecciones de 1982. Participó en la redacción del Estatuto de Autonomía de Extremadura y formó parte de la Junta Preautonómica de Extremadura. Fue elegido diputado al Parlamento Europeo en las elecciones de 1987 y 1989. Durante este último mandato fue vicepresidente de la Comisión de Relaciones Económicas Exteriores de la Eurocámara. Es autor de tres novelas: El carnaval de Estrasburgo (2002), Crónica de mi propia muerte (2003) y La clínica (2007). El 30 de marzo de 2017, la Ejecutiva Provincial del PSOE de Cáceres rindió homenaje al que fuera presidente nacional del partido Ramón Rubial en el marco de la V Jornada de Historia del Socialismo “Juan Ramón Ferreira Díaz”, en Caminomorisco, donde aquel fue desterrado en 1967, y para conmemorar el 40 aniversario de la primera ejecutiva provincial del partido. Al acto asistieron los que fueron secretarios generales del partido en Cáceres: Eusebio Cano Pinto (1979-1987), Federico Suárez (1987-1997), Pilar Merchán (1997-2000) y se realizó un homenaje póstumo al fallecido Juan Ramón Ferreira (2001-2012). El 24/09/2020, el Facebook del PSOE de Cáceres despachaba la noticia del fallecimiento de su primer secretario con estas palabras: “La familia socialista está de luto por el fallecimiento del compañero Eusebio Cano Pinto, quien fuera Secretario General del PSOE de la provincia de Cáceres entre 1979 y 1987. Nuestras condolencias para familiares y amigos. D. E. P.”

LO QUE SE LLEVÓ EL AÑO DE LA COVID-19

Miguel Planchuelo Herresánchez (Zarza de Granadilla, Cáceres, 23/11/1941; Pontevedra, 20/01/2020) fue maestro nacional, agente del Cuerpo de Policía Nacional, comisario en La Coruña, jefe de la Brigada de Información en Bilbao y jefe superior y, posteriormente, comisario-jefe en Salamanca. En 1983 fue condenado por el Tribunal Supremo por el secuestro de Segundo Marey, primera acción atribuida a los Grupos Antiterroristas de Liberación (GAL) y absuelto por otras acciones del grupo armado. Cuando el citado año los GAL secuestraron por error a Segundo Marey, tras confundirlo con un dirigente de ETA, estaba como máximo responsable de información de la capital vizcaína. En este mismo caso fueron condenados también el ministro del Interior, José Barrionuevo; el director general de Seguridad, Rafael Vera, y el diputado Ricardo García Damborenea, exsecretario general de los socialistas vizcaínos. Tras cumplir condena, trasladó su residencia a varios lugares, el último en Lérez, municipio de Pontevedra, origen de la familia de su esposa, donde falleció por una enfermedad neurodegenerativa, según la Dirección General de Policía, el 20 de enero del pasado año, dejando viuda, tres hijos y cuatro nietos.

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