Las Instituciones, sin las mujeres y los hombres que las componen, son entidades vacías, entes que vagan en la noche de la historia. Nada. Son ellas y ellos, sus conductas, aciertos y desaciertos, quienes hacen que la democracia sea mucho más que Pericles, el Partenón o el mejor discurso de Ted Sorensen.
Saben o debieran saber, las y los responsables de las Instituciones públicas, que conducirlas y liderarlas es siempre con la determinación del servicio público, con el interés general como único camino y fin, incompatible con la mentira, con el negocio personal, con corruptelas e incluso con el prurito de improntas personales para realzar el ego de quienes las gobiernan por encargo de la Sociedad.
¿A qué viene todo esto? A que el PP, mientras se consume electoralmente, no tienen pudor en usar las Instituciones de todos con fines propios, en un ejemplo más de patrimonializar lo que es de la comunidad, sin importarles el descrédito de las mismas; mientras, sus asesores y voceros intentan despistar envolviendo en un amplio manto de confusión a todo y a todos, para que sus miserias parezcan de todos, ahora en la Universidad pública.
La Universidad Rey Juan Carlos, la más joven de las universidades públicas de la Comunidad de Madrid, es ahora centro y objetivo del descrédito por parte de la Presidenta de una Comunidad, acostumbrada con el PP, a tamayazos, púnicas, recortes salvajes y a la que están arruinando a fuerza de desprestigio e inmoralidad. Pero no es la Universidad, es el PP, aunque encuentre algún aliado dentro de la Universidad.
Yo, desde esta tribuna, quiero decir alto y claro que uno o dos funcionarios de la Juan Carlos no es la Universidad pública, sí lo es los cientos de estudiantes, de profesoras, profesores y trabajadores públicos que con su esfuerzo diario engrandecen y dan contenido a esta Institución, un lugar donde han estudiado y estudian hijas e hijos de trabajadores y jornaleros, un orgullo para el sistema educativo público, a la que quieren herir de muerte con sus propias inmundicias, luchas intestinas y negocios algunos dirigentes del PP.
Los casos Bárcenas, Gürtel, Púnica, Lezo, Andratx, Auditorio, Naseiro, Fabra, Brugal... son parte de una lista que es impensable poder enumerar en solo un párrafo, pero que es significativa para comprender como entienden los dirigentes del PP las Instituciones. La ciudadanía debe poner coto y fin a tanta tropelía, no todo vale. Es hora de mandar a su casa a quienes quieren usar las Instituciones, de todas y todas, en beneficio propio y Cifuentes lo ha hecho.
