El PP de la provincia de Cáceres hace del ninguneo, la discrecionalidad y el sectarismo su forma de actuar en la Diputación provincial, así, en estos últimos tres años al frente de la misma, han implantado el modelo de Diputación de León, Castellón u Orense donde los intereses del partido y los del "jefe" priman sobre el interés ciudadano y para ello imponen presupuestos electoralistas, partidistas y cosméticos.
Laureano León y sus acólitos seguidores de Carlos Floriano, - ese es el nivel- están disfrutando como pocos los bandazos de Monago y la obscenidad de sus viajes de placer a Canarias a costa de la ciudadanía. Para ellos, la desgracia de un histrión de la política es una nueva oportunidad de encumbramiento político. Que nadie se engañe: la derecha cree que la política es una justificación para escalar en la carrera de los arribistas y no la mejor herramienta para construir una sociedad de progreso e inclusión. Lo hicieron en la dictadura, lo hacen hoy.
El Presidente del PP y de la Diputación provincial de Cáceres, aspira a salvarse entre la maraña electoral que le espera a su partido en Extremadura. Quiere sacar la cabeza como sea y por eso dispondrá en 2015 de un presupuesto discrecional y hecho para promocionar al PP cacereño, alejado de la realidad social y sin soluciones para la gente. Más de tres millones de euros para disponer libremente desde presidencia, otros más de tres millones para complacer a la alcaldesa de Cáceres y no a los intereses provinciales. Tal es el ansia de poder personal que se olvida a quien se debe la Diputación-.
En estos años de desempleo y cierre de pequeñas y medianas empresas, la Diputación del PP fue sectaria en cada una de sus decisiones, no apoyó a los pueblos donde no gobiernan, no invitó a empresas que no fueran de su hilo político a las pocas licitaciones que hubo y no generó una sola política de empleo. Como resultado 50 mil desempleados y cerco al emprendimiento, empezaron su mandato con aquello de lo primero el empleo y lo acabarán con la mayor cantidad de personas paradas en la historia de la provincia.
Este año se cierra con más desolación que nunca. El sentimiento de desesperanza económica alcanza a todos los niveles. Mientras el PP extremeño riñe entre si por un espacio de poder que apunta a ser muy inferior al actual, la gente sigue sin empleo, nuestros hijos se exilian y nuestras empresas cierran o no logran sacar la cabeza a flote.
Dentro de este marco de actuación ya no nos queda más que trabajar para que la provincia dé un giro político a la izquierda el próximo mes de mayo y destinar todo nuestro esfuerzo a políticas de empleo que, inmediatamente, generen oxígeno a la desesperación de la gente que no tiene trabajo. Vamos a devolver la dignidad a la ciudadanía con lo que es suyo: empleo e inversión, aprovechando el talento y la capacidad de trabajo de nuestros paisanos y paisanas. Estamos en condiciones de lograrlo y nos comprometemos a hacerlo.