12 junio 2019
Internet y las nuevas tecnologías han irrumpido en nuestras vidas de una forma contundente, variando la manera de hacer muchísimas cosas cotidianas. Así, una de ellas, y que además puede pasar más desapercibida por su lógica innata, es la de comunicarnos y las relaciones que tenemos con el resto de las personas. Cómo nos comunicamos actualmente, pues principalmente a través de nuestro Smartphone permanentemente conectado, ya sea por servicios de mensajería como WhatsApp o aplicaciones de corte social como Facebook o Instagram.
Es precisamente esta aplicación o red social, Instagram, una de las preferidas y más usadas por jóvenes de todo el mundo. De ahí que muchos padres apuesten directamente por buscar una app para hackear Instagram y poder acceder así a las comunicaciones que mantienen sus hijos con otros usuarios de la red, al mismo que poder controlar las publicaciones e imágenes que suben a la red.
Obviamente esta tecnología es usada tanto por adultos como por menores, el uso correcto por parte de los más jóvenes es algo que preocupa a la mayoría de padres hoy en día. De este modo la aparición de tecnologías denominadas de control parental es cada vez más habituales. Podemos definir esta realidad como la acción que consiste en impedir, o limitar el acceso al manejo de los mismos, o a su contenido a los menores, mediante una serie de sistemas de bloqueo, normalmente protegidos mediante claves, bien alfanuméricas, bien mediante una combinación de teclas, que realizan los responsables legales del menor, normalmente sus padres, o los adultos responsables del uso del móvil o tecnología a la que se tiene acceso.
Es precisamente el acceso a la información procedente de Internet, una de las cuestiones de control paterno más discutidas y usadas ya que muchos de los contenidos de la red no son adecuados para los menores de edad. Los programas de navegación suelen incorporar potentes páginas de configuración para proceder a la realización de este control de contenidos e incluso consolas de videojuegos, con el objetivo de alejar a los menores de aquellos que sean nocivos o dañinos para su formación y desarrollo como personas.
Opiniones divididas
En este ámbito como en muchos otros, existen opiniones divididas sobre su es conveniente o no el control parental en los dispositivos y aplicaciones. Incluso los expertos no llegan a establecer una voz común para esta realidad, pues existen estudios e informes que inclinan la balanza hacia uno u otro lado.
Los hay que apuestan claramente por un control paterno más basado en la comunicación y enseñanza de las potencialidades y peligros de Internet a sus hijos, antes que los dispositivos o aplicaciones que restringen su uso. En definitiva, apostar por una corriente educacional en valores, riesgos y experiencia que los prepare para un uso racional de sus dispositivos y tecnologías.
En el lado opuesto de esta vertiente, están los que apuestan por “atacar la tecnología con tecnología”, tanto con la limitación de opciones en las aplicaciones disponibles para los menores, como con aplicaciones espía que posibilitan un control permanente del uso que los menores hacen de sus dispositivos y apps instaladas.
