04 diciembre 2022 | Publicado : 12:12 (04/12/2022) | Actualizado: 13:08 (04/12/2022)
El Rey de Bután, Jigme Khesar Namgyel Wangchuck, ha concedido una audiencia para compartir el proyecto sobre el Gran Buddha de Cáceres a la delegación extremeña que ha encabezado la presidenta de la Asamblea de Extremadura, Blanca Martín.
El encuentro, de una hora y media, ha tenido lugar en uno de los palacios de trabajo del Monarca, hijo del anterior Rey Jigme Sinye Wangchuck y Su Majestad la Reina Madre, Tshering Yangdoen Wangchuck, patrona de la Fundación de Monjas de Bután, institución que la delegación ha visitado como consecuencia de la invitación que ésta le trasladó a la presidenta del Legislativo extremeño.
Junto a Martín, han asistido la directora general de Acción Exterior de la Junta de Extremadura, Rosa Balas; el alcalde de Cáceres, Luis Salaya, y las y los miembros de la Fundación Lumbini Garden, con su presidente, José Manuel Vilanova, quien ha sido el encargado de exponer ante el Monarca en detalle el proyecto Gran Buddha de Cáceres.
Vilanova le ha hecho entrega del proyecto, además de un cómic editado por la fundación que preside. El Monarca ha agradecido el gesto y ha añadido que será una publicación del gusto de su hijo, el príncipe Jigme Namgyel Wangchuck.
El Rey de Bután está casado con Jetsun Pema, con quien tiene además otro hijo, Jigme Ugyen Wangchuck. Ambos contrajeron matrimonio por el rito budista en una ceremonia a la que no asistieron el resto de familias por expreso deseo de la pareja.
En el encuentro, ha mostrado un especial interés en el proyecto cacereño y tenía ya conocimiento gracias a la información trasladada por su madre, la Reina Madre de Bután, Ashi Tshering Yangdon, presidenta de la Fundación de Monjas del país que trabaja en aras a potenciar la educación y autosuficiencia económica de las mujeres y niñas y cuya directora ejecutiva, Tashi Zangmo, ha acompañado a la delegación extremeña durante todo este viaje oficial al Bután.
ESPIRITUALIDAD COMO HERRAMIENTA DIPLOMÁTICA
Jigme Khesar Namgyel Wangchuck, que ha estudiado en Estados Unidos y en la Universidad de Oxford, ha expuesto su interés por la política internacional y ha defendido la espiritualidad “como herramienta diplomática entre los Estados en el nuevo orden mundial”.
Además, ha querido conocer más detalles sobre Extremadura y ha puesto de relieve los elementos que unen la región con este pequeño país asiático ubicado en la cordillera del Himalaya cuya forma de gobierno es la monarquía constitucional.
La Constitución vigente data de 2008, año de la coronación del actual Monarca del país, aunque el anterior Rey anunciase su abdicación en 2006 en favor de Jigme Khesar Namgyel Wangchuck.
El Rey ha expresado también su interés por el castellano, una de las lenguas más habladas del mundo, y la Península Ibérica, reconociendo semejanzas entre su país y España y Portugal.
La delegación extremeña le ha hecho entrega de tres regalos: una réplica de la estatua en jade blanco del Buddha que se expone en el Museo Pedrilla de Cáceres, una encina como árbol insigne y representativo de Extremadura y un libro sobre la comunidad con la portada del Monasterio de Yuste, emblema del europeísmo de la región y su unión con los pueblos de Iberoamérica.
LA PAZ
Durante su estancia en Bután, la delegación extremeña ha visitado el Centro de Estudios de la Riqueza Nacional de Bután, institución que se encarga del tratamiento del Índice de Felicidad Interior Bruta con el que este país mide su desarrollo y bienestar. Y es que este pequeño país asiático considera la felicidad la base del buen gobierno, una base que se fundamenta, además, en una profunda espiritualidad y el respeto hacia el orden natural.
Las y los miembros de la delegación extremeña han podido comprobar en las visitas y reuniones mantenidas estos días cómo este país se rige por una ética cuya finalidad última es promover la armonía social y aspirar a conseguir la paz universal.
De ahí que el Rey les haya trasladado en el encuentro que han mantenido este jueves que es esa espiritualidad una herramienta diplomática idónea en un mundo que se enfrenta a enormes desafíos derivados de los conflictos que se suceden y la incertidumbre imperante.
Según la Cámara Regional, una espiritualidad que no tiene nada que ver con la religión, sino con la manera de alcanzar el respeto mutuo entre los pueblos a través de la tolerancia y la comprensión.
