Beatriz Bravo
22 julio 2021 | Publicado : 13:05 (22/07/2021) | Actualizado: 17:20 (22/07/2021)
La obra 'Hipatia de Alejandría' sedujo al público del Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida en la primera representación teatral sobre la figura de la primera filósofa de la Antigüedad. Una tragedia sobre la crueldad del ser humano producto de la ignorancia y el fanatismo evidenciados por una mujer con inquietudes por el mundo que le rodea y que aboga por la tolerancia, la paz y la libertad.
Un gran elenco, tan amplio como excelente en su interpretación, encabezados por Paula Iwasaki como Hipatia, Daniel Holguín como Orestes y Alberto Iglesias en el personaje de Teón, hacen justicia al escenario romano con verdadero teatro. El montaje se desarrolla durante dos horas con un magnífico texto de Miguel Murillo capaz de conmover al espectador en las escenas que incitan a la reflexión.
La obra está dirigida por Pedro A. Penco, que junto al autor Miguel Murillo ya conocen bien el Festival de Mérida y saben cómo hacer teatro clásico al gusto del público que acude a este certamen. Prueba de ello, la ovación recibida desde las gradas al acabar la obra, con los aplausos de los asistentes en pie.
Guillermo Serrano, Pepa Pedroche, José Antonio Lucia, Rafa Núñez, Juan Carlos Castillejo, Francis Lucas y Gema González forman parte también del grupo de actores de la que ha sido la primera producción extremeña de esta 67 edición del Festival de Mérida. Es la cuarta obra de teatro de la programación y hace de la historia de Hipatia un alegato a la libertad de pensamiento y a la tolerancia.
Una Paula Iwasaki metida en el personaje de mujer que lucha contra los roles de género borda su primera vez en el Teatro Romano, como también cumple las expectativas el extremeño Daniel Holguín, que mostró sus tablas sobre el escenario en su debut en el certamen emeritense.
En un teatro casi desnudo por la humildad de la escenografía ante las imponentes ruinas romanas, 'Hipatia de Alejandría' lleva al espectador a la ciudad de la sabiduría, pero también del odio. En ella, Hipatia es la mujer que equipara belleza con saber, una percepción motivada por el amor por la ciencia que le inculca su padre. Éste siente orgullo por las inquietudes de su hija pero no aprueba que cuestione a los dioses.
La música y los sonidos, junto al juego de luces sobre el escenario son capaces de envolver al espectador a lo largo de esta tragedia que irrumpe en Alejandría con las diferencias entre religiones y creencias, fruto de un fanatismo que saca la parte más cruel de los seres humanos.
En medio de la intolerancia y el odio por el pensar diferente, la obra muestra también la cosificación de la mujer en el personaje de Zaira, la esclava de Teón, que sólo entiende los placeres femeninos como aquellos que surgen del lecho. Sus palabras chocan con la independencia que reclama Hipatia, para quien el verdadero éxtasis es el que produce el conocimiento.
La belleza para la filósofa de Alejandría es la perfección matemática, pues ella aspira a una belleza eterna, la de la sabiduría. "Hay que quitarse la venda, evitar que cualquier vendedor de humos nos engañe", dice Hipatia sobre los dioses, pero en el fondo queriendo aplicar esta máxima a todo aquello que rodea al ser humano. En esta obra, la duda es virtuosa y es lo que según Teón hace que su hija aspire al conocimiento que él también aprecia tanto.
Entre las escenas, las llamadas a la reflexión vienen también del coro de cinco dioses que maldicen a quien los cuestione; así como del personaje 'Loco de Cirenes', a quien da vida Francis Lucas y que parece más sensato y cuerdo que el defensor de cualquier ideología. Éste es el contrapunto al fanatismo de los cristianos que ejercían la presión contra paganos, herejes y judíos.
Sobre el Teatro Romano, Alejandría es un campo de batalla en el que Hipatia defiende que la autoridad y la justicia del hombre junto a la sabiduría y la prudencia de una mujer darían al mundo una nueva criatura: la tolerancia, que podría alumbrar la paz. "Un ser más sabio, más libre y más tolerante", reclama en una de las escenas más conmovedoras junto a Orestes. Así, la mujer se reivindica en esta obra como punto de equilibrio en la búsqueda de la verdad.
Esta 'Hipatia de Alejandría' que escenifica la auténtica tragedia que supone el fanatismo tendrá otras cuatro representaciones hasta el domingo, 25 de julio. Llega después de las obras 'Los dioses y Dios', de El Brujo; 'Antonio y Cleopatra', protagonizada por Ana Belén y Lluis Homar; y la comedia 'Mercado de Amores', con la interpretación de Pablo Carbonell y escrita por Eduardo Galán.
EMOCIONES TRAS EL ESTRENO
En declaraciones a la prensa tras la función, Paula Iwasaki se mostró emocionada por su primera interpretación en el Festival de Mérida y destacó que contar la historia de Hipatia en el Teatro Romano dignifica aún más a este personaje.
Para Daniel Holguín subirse al escenario romano de Mérida ha sido “un antes y un después” en su carrera y espera que en las funciones que quedan los personajes de esta obra “vuelvan a brillar” como lo han hecho en el estreno.
Como ellos, el resto del equipo artístico manifestó su emoción y satisfacción por la puesta en escena del montaje y la acogida del público en el estreno.
El autor Miguel Murillo elogió a la compañía y recalcó el objetivo de su dramaturgia de llevar al espectador a una reflexión y a sacar sus propias conclusiones.
Por su parte, el director Pedro A. Penco subrayó la “carga emocional y energética” del reparto de actores, que calificó de “extraordinario”.
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Se trata de Higuera de Albalá, Campillo de Deleitosa, Segura de Toro y Valverde de Burguillos.