24 enero 2023
La Confederación Española de Organizaciones de Mayores (Ceoma) ha felicitado a la Junta de Extremadura y, en particular, a su consejero de Sanidad, José María Vergeles, por la inclusión de los mayores de 65 años en la vacunación contra el herpes zóster.
Con este paso, esta comunidad autónoma se adapta al calendario vacunal aprobado por la Comisión de Salud Pública en noviembre de 2022, según ha resaltado el director gerente de Ceoma, Javier García.
De esta forma, García recuerda que Extremadura se suma e incluso "va más allá" que otras autonomías en el tratamiento vacunal preventivo del herpes zóster, y recuerda que comunidades como Madrid, que ya incluye la vacuna para personas que cumplan los 65 años y para aquellos entre los 75 y los 80 años, Cataluña o Baleares, "también están yendo en dirección correcta".
García añade que, "ahora lo que necesitamos es que el resto de regiones se fijen en quienes lo están haciendo bien, y Extremadura se ha convertido en un buen espejo en el que mirarse".
Según los datos aportados por Ceoma, en la actualidad, más de 200.000 personas son mayores de 65 años en Extremadura, que suponen más del 21 por ciento de la población, y que "inevitablemente irá en aumento en las próximas décadas debido al actual envejecimiento de la sociedad".
Ante esta situación, Ceoma considera de "vital importancia" implantar en toda España políticas transversales que "favorezcan el envejecimiento activo y saludable", por lo que ha mostrado su confianza en que el gobierno que preside Guillermo Fernández Vara "acelere la implantación de la misma medida en otras comunidades".
Cabe destacar, que comúnmente conocido como 'culebrilla', el herpes zóster es una infección viral de gran prevalencia provocada por el mismo virus de la varicela, que afecta especialmente a las personas mayores y a ciertos grupos de riesgo y sus complicaciones pueden ocasionar discapacidad y condicionar de forma importante la calidad de vida de quien la padece.
Además, el herpes zóster constituye una importante carga para la sociedad tanto por los costes directos de la atención sanitaria, como por la pérdida de productividad en las personas más jóvenes y de los cuidadores en los pacientes de mayor edad.
