Europa no se para, Extremadura tampoco

En febrero de 2020, Extremadura asumía la jefatura de la delegación española en el Comité Europeo de las Regiones (CDR). Fue en Bruselas durante la celebración de un pleno multitudinario, como siempre han sido este tipo de encuentros antes de la pandemia por la Covid-19.

Así pues, el presidente de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, tomaba su responsabilidad como jefe de la delegación española y se comprometía a defender los intereses de las comunidades autónomas en este organismo.

De hecho, todo este trabajo, técnico y político, estaba envuelto en multitud de conversaciones 'cara a cara', apretones de manos, saludos, charlas en el ascensor, reuniones preparatorias, carreras de un sitio a otro, comparecencias ante los periodistas, encuentros con los comisarios, con los propios miembros del CDR o almuerzos de trabajo.

En este sentido, el jefe del Ejecutivo regional, miembro titular del Comité Europeo de las Regiones, se reunió en febrero con Josep Borrell, Alto representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad; con la comisaria de Cohesión y Reformas, Elisa Ferreira; y con el presidente del CDR, Apostolos Tzitzikostas.

Por aquel entonces, parecía que Europa no podía funcionar sin contacto físico. Y es que desde ese pleno de febrero, el último presencial antes de la llegada de la pandemia por la Covid-19, se han celebrado otros dos, y ahora en diciembre se celebrará un tercero.

TRABAJO GESTIONADO DESDE LA DISTANCIA

No obstante, pese a esta situación de 'nueva normalidad', Extremadura ha seguido coordinando los trabajos de los miembros españoles del CDR, al tiempo que ha gestionado las enmiendas del Comité, organizado reuniones o presentado resoluciones.

Para ello, el trabajo técnico se ha seguido coordinando desde la Presidencia de la Junta de Extremadura, a través de la Delegación General de Acción Exterior en Mérida y desde Bruselas, por el equipo de la Delegación de Extremadura en Bruselas (DEB). Precisamente, desde ésta última se ha informado también puntualmente de las numerosas medidas aprobadas por la Unión Europeo durante todo este lapso de tiempo.

Mientras, la Fundación Yuste no ha podido entregar este año el premio Carlos V, ni realizar su Campus Yuste para jóvenes en el Real Monasterio de Yuste, pero ha celebrado sus cursos de verano y conferencias de forma telemática, al tiempo que ha seguido elaborando su boletín contando con la opinión de sus académicos y alumnos, y gestionando proyectos.

Además, el pasado mes de octubre se celebró la Semana Europea de las Regiones y Ciudades (EWRC) que reunía cada año en Bruselas, presencialmente, a más de 6.000 participantes. En esta ocasión, consiguió multiplicar la participación al celebrarse telemáticamente por el coronavirus.

A todo esto hay que añadir los mensajes del consejero de Economía, Ciencia y Agenda Digital, Rafael España; de la consejera para la Transición Ecológica y Sostenibilidad, Olga García; del director de la Agencia Extremeña de la Cooperación Internacional (AEXCID), Ángel Calle; o de la directora general de Empresa, Ana Vega, entre otros, quienes han podido llegar a un mayor número de europeos a través de las nuevas tecnologías.

INTENSAS NEGOCIACIONES POR PARTE DE LA UE 

Por su parte, la Unión Europea ha gestionado en esta época de crisis sus negociaciones más difíciles a una velocidad nunca vista en la era presencial. De hecho, ha presentado medidas para para paliar el desempleo, para potenciar la investigación, para garantizar la circulación de personas y mercancías… en una infinidad de recomendaciones y paquetes de medidas.

En esta línea, y como no podía ser de otra manera, la UE también ha coordinado la compra de vacunas para todos los europeos, puesto que los países y regiones "no podríamos haberlo hecho solos", admiten desde la Administración autonómica.

Para finalizar, y ante la 'era Covid-19', se han negociado los presupuestos y el paquete económico más ambicioso de la historia de la UE, tras el cual "tendremos una Europa transformada, más verde, más digital y más justa", todo ello dentro de "una Europa que no se para" y, por consiguiente, "Extremadura tampoco".