Mérida

María Garralón: 'Los extremeños hacen suyo el Festival de Mérida, lo quieren y protegen'

La actriz debuta en el Teatro Romano emeriense con papel de Corifeo madre en 'Las suplicantes' y espera compartir con el público el dolor de su personaje

La popular actriz española María Garralón actúa por primera en el Festival de Teatro Clásico de Mérida con un papel que define como "desgarrador" en la obra 'Las suplicantes', una versión de Silvia Zarco sobre las obras homónimas de Eurípides y Esquilo, coproducida por el Festival y la productora extremeña Maribel Mesón.

Compartirá escenario con Carolina Rocha, Cándido Gómez, David Gutiérrez, Eduardo Cervera, Valentín Paredes, Rubén Lanchazo y Javier Herrera, en quienes dice haber visto una gran pasión por el teatro.

Cabe señalar que, Las suplicantes será el último montaje de la 67 Edición del Festival de Mérida con cinco funciones del 18 al 22 de agosto.

Esta es la primera vez que actúa en Mérida, ¿un sueño cumplido?

Es un sueño a todos los niveles porque nunca había venido, ni como espectadora ni trabajando. Hoy ya ensayamos aquí en el Teatro Romano y voy a sentir algo muy especial, supongo.

Me va a llenar de energía y a la vez voy a quedarme como sin aliento.

¿Por qué este escenario es tan deseado por los artistas?

Yo creo que porque tiene toda la historia encima y siempre ha sido como una especie de imagen que tienes en tu cabeza porque desde que empiezas en la interpretación te hablan tus mayores de 'y si un día trabajas en el Festival de Mérida...'. Aunque ya pensaba que no se me iba a presentar la oportunidad.

¿Es 'Las suplicantes' una buena obra para estrenarse en este Festival de Mérida?

Es tremendo que hagamos una tragedia griega. Esquilo y Eurípides son unos autores que, a pesar de los siglos que han pasado, cuentan la historia de reivindicaciones y de injusticias de mujeres que a lo largo de la historia piden la libertad, querer amar a quien quieran...

Pero, me parece más alucinante todavía que ahora, tantos siglos después, sigamos pidiendo lo mismo. No hemos aprendido nada. El ser humano en el fondo no es tan listo.

Háblenos de su personaje en este montaje y cómo lo ha construido.

Yo soy la Corifeo madre, que es un como la portavoz del grupo de madres que quieren recuperar los cuerpos sin vida de sus hijos. Es un personaje absolutamente desgarrado, lleno de dolor y sufro muchísimo en la función. Es todo un sufrimiento para conseguir darle un beso a mi hijo.

En esa pelea, esa lucha, esa especie de intercambio con los hombres, que es verdad que nos ayudan, me desgasto mucho. Me desnudo ante la vida en público, ante el teatro, para pedir algo que es absolutamente justo. Y eso yo procuro hacerlo con toda la verdad posible que tengo.

¿Va a sufrir el público contigo?

Espero que sí. No me apetece nada la gente sufra pero van a compartir el dolor de todas estas mujeres. El texto es maravilloso y está muy claro lo que se quiere decir.

Es un sufrimiento pero que realmente está para quien corresponde. Es decir, es como un mensaje para los que pueden ayudar a que esto acabe.

Como mujer y quizá también como madre, ¿fue fácil meterse en la piel del Corifeo de las Madres?

Afortunadamente, no he tenido esos problemas pero es muy fácil meterse en la piel de cualquiera de las jóvenes huidas de Egipto o de las madres porque estamos todo el día oyéndolos y tenemos asumido en el corazón que esto está pasando. Es trasladarlo a otra época.

¿Por qué cree que contaron que le llamaron para esta obra?

Supongo que son de esas cosas que pasan por casualidad. La idea vino más bien de Maribel Mesón, que como productora tenía que hacer un elenco.

Imagino que surgiría mi nombre en algún momento y le pareció bien. Y yo encantada.

¿Cómo se ha sentido rodeada de actores extremeños para hacer 'Las suplicantes'?

Divinamente. Hemos estado casi un mes ensayando en Guareña. Hemos pasado calor y los ensayos han sido durísimos, pero hemos aguantado bien. La gente ha sido realmente encantadora conmigo. Mis compañeros son un amor y una entrega al teatro.

Cuando llevas muchos años en este oficio a veces tienes esos bajones de pensar que esta profesión ya no es lo que era y te cansas de que las cosas no funcionan como tenían que funcionar.

Y de repente, encuentro una compañía con lo que me junto en un pueblo de Extremadura que muestra una gran pasión por el teatro. Siento como que renace otra vez la pasión que yo misma tengo por este oficio.

¿Conocía Extremadura y sus gentes?

He venido a trabajar en Badajoz, en Cáceres e incluso en Mérida cuando empezaba a actuar, pero no en el Teatro Romano. Pero nunca, me he parado más días de los que duraba la función.

Tengo muchos compañeros extremeños y de alguna manera sabes cómo es la gente, pero de verdad sois muy amables.

Eres una actriz con muchas tablas pero sobre todo recordamos su papel de Julia en la serie 'Verano Azul'. ¿Qué recuerdos tiene de esa serie?

No quiero olvidarlo y aunque quisiera no podría porque constantemente me lo recuerdan. Tengo recuerdos muy bonitos, yo era muy joven, era un proyecto maravilloso. Fue entrañable.

Nunca pensamos que 40 años después íbamos a estar halando de aquellos. Pero así ha sido y estoy muy agradecida y orgullosa de haberlo hecho.

La mentalidad, los hábitos, la forma de relacionarse o de divertirse son algunas cosas que han cambiado en este país en todos estos años pero, ¿hay algo de aquel 'Verano Azul' que le produzca nostalgia?

Las cosas han cambiado en la forma de hacerlas. Pero lo que es la base, los sentimientos, eso sigue igual. Se expresan de otra manera pero todo lo que hablábamos en la serie está de actualidad aunque dicho con otras palabras o expresándolo de otra forma. Las bases de la vida y los sentimientos no cambian.

Su paso por Farmacia de Guardia, y por Compañeros, también dejó huella en su carrera. ¿Qué le han aportado a su esos trabajos?

Lo he pasado muy bien en estas series. Estoy muy contenta de haberlo hecho y que me dieran la oportunidad. Noto el cariño de la gente en la calle y eso es muy bonito.

Cuando trabajamos y hacemos personajes que llegan tanto a la gente recibimos todo ese cariño de la forma más cotidiana que te puedes imaginar. Y eso es un privilegio.

¿Y en el terreno del teatro se siente igual de cómoda y querida?

El teatro ha sido la base de todo mi trabajo. He hecho mucha televisión y en este formato me siento como en mi casa, pero el teatro es el directo y nunca sale la misma función.

Los públicos son distintos, nunca te das por vencido con el personaje que estás haciendo y siempre quieres sacarle más. El teatro es una pelea contigo mismo para que ese personaje crezca.

Se le ha visto siempre jovial, como una mujer alegre y protectora, ¿es así en su parte privada?

Yo creo que sí, aunque lo de jovial se me va pasando (risas...). También es verdad que he estado siempre rodeada de gente muy joven, mis hijos son muy jovencitos, mis amigos también, y también he trabajado con gente joven. Esa suerte he tenido, porque algo se pega.

Una actriz con una trayectoria tan importante como la suya, ¿cómo vivió los primeros meses de pandemia cuando el teatro, como todo en el planeta, tuvo que parar?

Ha sido tremendo, inesperado. Yo pensaba que mi generación se iba a librar de una guerra. Pues mira, no. Lo he vivido con la angustia de no saber qué pasa, de no saber qué es lo que es, y con cierta soledad porque mis hijos, mi familia ni mis amigos podían venir a verme.

Ahora, tenemos que seguir cuidándonos y protegiendo unos a otros. Ha sido duro hasta que hemos visto luces en el camino, gracias a los científicos y la gente que nos ha cuidado en los hospitales. Ahora vamos saliendo adelante, los que podemos, porque hay mucha gente que se ha quedado en el camino.

¿Y cuáles fueron sus sensaciones cuando empezó a resurgir de nuevo el teatro con salas abiertas?

Al principio con miedo. Yo estaba haciendo entonces otra función, 'Háblame', e íbamos viendo cómo se iba cerrando todo y no se podía hacer nada. Ahí influía el miedo, pues de repente cerraban una ciudad o un pueblo.

Lo que sí noté es muchas ganas de la gente por salir de sus casas, que iban a las salas como afrontando el miedo.

¿Nota que se esté recuperando el sector? ¿Percibe ganas de teatro en el público?

Fíjate aquí en Mérida, el Festival de Teatro Clásico está siendo un éxito de gente que ha venido a ver las funciones con ilusión y con ganas. Respetando todo lo que hay que respetar.

Si es que no cuesta tanto, es respetar las cuatro cosas que tenemos que hacer y así se pueden hacer mil cosas.

Hablábamos de este sueño cumplido que supone Mérida en su carrera. Después de subirse al Teatro Romano, ¿qué otro hito le queda por conseguir?

Espera que salga de esto; luego ya veré. De momento estoy absolutamente centrada en esta obra.

'Las suplicantes' va a poner el broche final a las 67 edición del Festival de Mérida y llega después de un gran 'Edipo', ¿supone más responsabilidad, más nervios?

Eso no lo quiero pensar. Yo los nervios ya los llevo puestos. Lo que vamos a hacer nosotros es otra historia, otra forma de contar las cosas.

Yo lo que quiero es que el Festival en general, de la primera a la última función, sea sido un éxito y que la gente siga confiando. Yo creo que la gente aquí confía mucho.

He notado que la gente extremeña hace como suyo el Festival y lo quieren y lo protegen. Espero no defraudar y que les guste.

Y por último, ¿qué le gustaría que recordáramos de su paso por este festival?

Me gustaría que se recordara como un bonito trabajo que hice con mucho cariño y con toda la verdad posible que pueda yo tener.