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Olga Rodríguez: 'Hay algo en Carmia de un empoderamiento brutal; disfruta de ser mujer'
La actriz vuelve al Teatro Romano Mérida 'con un elenco de ensueño' que representará 'Antonio y Cleopatra', dirigida por José Carlos Plaza
Olga Rodríguez interpreta a la doncella Carmia en la obra de Shakespeare 'Antonio y Cleopatra', una coproducción del Festival Internacional de Teatro de Mérida y la Compañía Nacional de Teatro Clásico.
De nuevo, comparte escenario con Ana Belén en el Teatro Romano, tras la 'Medea' de 2015, de la que recuerda la energía que recibía del público entre las piedras milenarias.
Valora que el montaje de José Carlos Plaza, en esta 67 edición del Festival, con versión de Vicente Molina Felix, ponga el foco en mujeres que eligen su destino y defiende que la conexión entre los actores y el público es una "comunión sagrada".
Por segunda vez en el Festival de Mérida, ¿qué sensaciones se tienen cuando ya se conocen las piedras del Teatro Romano?
Conozco bastante Mérida y sus monumentos. Soy andaluza, de Sevilla, pero mi familia por parte de padre es de Montijo y mi padre vive ahora cerca de Llerena. Así que Extremadura la tengo bien conocida.
Aparte, estudio por hobby historia del arte, entonces imagínate... yo a Mérida vengo y cuando no estoy interpretando voy a cada lugar que me dejan entrar.
Esta es una ciudad bellísima, he visitado todo su patrimonio pero cada vez que vengo lo vuelvo a ver. Eso me conecta muchísimo con el propio teatro al que vengo a trabajar.
¿Y qué detalles tiene en la memoria de aquella Medea con la que aterrizó en 2015 en este certamen?
Como ahora, compartí escenario con Ana Belén. Era también una obra de José Carlos Plaza, que Jesús Cimarro producía. Abrimos nosotros el festival y estrenamos una noche de luna llena impresionante.
Cuando arrancó la función se encendieron los focos pero el cielo estaba iluminado con la luz de la luna. Aquello me transportó a otra época. Y había una energía que se recibía del público que hacía entender por qué se hace teatro.
A éso, se suma que hacíamos 'Medea', una tragedia brutal y maravillosa, con un elenco también maravilloso.
¿Qué puede decir del equipo artístico que le acompaña en 'Antonio y Cleopatra'?
Vengo con un elenco de ensueño. Es un equipo maravilloso también. Con algunos ya he repetido. Hice 'Bodas de Sangre' con José Carlos Plaza, donde estaba también Israel Frías y Luis Rayo; con Carlos Martínez-Abarca hice 'La sonrisa etrusca'; Jorge Torres entró después en Medea y también comparto con él 'Divinas palabras', como con Carlos; Ernesto Arias ha sido profesor mío en La Abadía...
En el caso de Lluís Homar, es la primera vez que trabajo con él pero es una maravilla de actor. Y Fernando Sansegundo, que también ha sido profesor mío, es también una eminencia en el mundo del teatro.
¿Cómo le llegó la propuesta de participar en este clásico?
Fue una llamada de José Carlos, me dijo que tenía este personaje de Carmia y me preguntó si me apetecía. Y yo le dije '¡Hombre, que si me apetece! ¡Es un honor!'.
Encima con la Compañía Nacional de Teatro Clásico, que nunca había trabajado con ellos. Eso para mí es muy importante porque son un referente, un horizonte para cualquier actor o actriz. Es también cumplir un sueño.
¿Qué puede decir del personaje de Carmia que veremos sobre el escenario romano?
Es una mujer libre que, aunque está dentro del séquito de Cleopatra, piensa, expresa libremente, y siente y vive todos los placeres de una manera abierta. Está fascinada por Cleopatra, que es su reina, su emperatriz, su diosa y su ejemplo de todo.
Carmia vive en Alejandría, donde las mujeres tienen la libertad de pensar, de razonar por sí misma, expresarse y elegir su vida. Es fantástico que esta obra ponga el ojo en mujeres que eligen su destino.
Hay algo en Carmia de un empoderamiento brutal. Es una mujer que disfruta de ser mujer y de la vida, sabiendo que es una doncella pero que está al servicio de alguien quien idolatra.
Con la pasión con la que habla de su papel, parece que se identificas bastante con ella
Me identifico porque creo que estamos viviendo, por suerte, un momento en el cual tenemos que poner este melón encima de la mesa.
Que nos dejen (a las mujeres) de preguntar cosas como '¿te has casado? o ¿quieres tener hijos? Tenemos que reivindicar una manera de mostrarnos y relacionarnos donde la mujer puede decidir y se nos deje de preguntar cosas que a los hombres no les preguntan.
Por éso, me parece muy interesante que en el siglo diecisiete Shakespeare ya pusiera el peso ahí con un personaje como Cleopatra.
¿Ve alguna Cleopatra en el mundo terrenal?
Creo que todas deberíamos ser Cleopatra. Cada una de nosotras deberíamos conectar con nuestra Cleopatra interna, porque tenemos esa energía.
Vuelve a Mérida con una obra de teatro, pero también ha trabajado en cine y series de televisión, ¿tiene debilidad por algún formato?
Es verdad que me salen más proyectos del teatro. En series, he estado rodando 'Express', que protagoniza Maggie Civantos y que se emitirá en Atresmedia.
El cine es lo que se me está resistiendo un poco y estoy loca por que me salga. Es lo que más me está costando pero es lo que menos he hecho.
¿Qué interpretaciones le han aportado más como actriz, con un personaje que haya vivido con más fuerza?
La Mari Gaila que estoy haciendo en 'Divinas palabras' me parece un auténtico regalazo. Es una brutalidad de mujer este personaje de Valle-Inclán. Tiene la auténtica fuerza de la naturaleza de mujer.
También mi papel como la mujer de Leonardo en 'Bodas de Sangre' me ayudó mucho a entender la tragedia lorquiana, con una pasión reprimida que deja tantísimos cadáveres.. Es lo que ocurre cuando se reprimen los instintos, como lo que ha ocurrido con Samuel -el joven asesinado a golpes el pasado sábado-; qué tristeza y qué dolor más grande para los padres de este niño, y también para las familias de los que lo han asesinado.
¿Qué puede contar de su experiencia como coach de actores?
Empecé en esto porque entre actores nos ayudamos los unos a los otros a prepararnos los personajes y porque yo, además de la carrera de Arte dramático, he tratado de formarme con maestros y maestras que trabajan la interpretación también desde la gestión emocional.
Eso me ha dado muchas herramientas para que, cuanto más me abra a conocerme a mí y a transitar por mis emociones, mejor actriz voy a ser porque voy a poder dar más colores a mis personajes.
Obviamente, siempre hay personajes que te son más cercanos por tu carácter, pero cuando te toca un personaje con 'colores' que no manejas tienes que entrar en ti a buscar como un minero.
En medio de una situación de pandemia ¿qué puede decir de cómo ha afectado a la cultura y, concretamente, al teatro?
Para nosotros, ha sido demoledor. De la noche a la mañana te quedas sin trabajo. Como le pasó a todo el mundo, pero con el handicap de que tienes programados proyectos con los que vas haciendo hucha y, de repente, una obra se cae y no sabes qué va a pasar.
Y esto puede provocarle la ruina a una compañía. Ha sido terrorífico. Es un sector que está muy desprotegido y las ayudas son irrisorias.
Y, en plano personal, ¿cómo vivió los meses de confinamiento?
Lo pasé sola en casa y lo primero que hice fue apagar la televisión y dosificar la información porque estaba saturada. Además soy asmática y no quería que el miedo se apoderase de mí.
Aprovechando también que practico budismo traté de no entrar en el terror, abrir mucho el corazón y estar muy presente con mis seres queridos, con mis padres, transmitiéndoles tranquilidad y calma. Leía mucho, escuchaba música...
Y es que al final tiramos de cultura. La gente ha visto películas, series y documentales en las plataformas; y se lanzaba también a cantar, a compartir... porque al final la cultura, el arte, es lo que nos conecta.
¿La vuelta a los escenarios ha sido una buena manera de recuperar parte de la normalidad?
Tras el confinamiento retomamos a finales septiembre la gira de 'Divinas palaras' y había teatros con un aforo tan mínimo que sólo dejaban entrar unas 100 personas.
Entre ellas, había mucha gente mayor que, sabiendo que eran el grupo de más riesgo, acudía al teatro. Eso me abría el alma. Y por ese público lo das todo. Pensaba 'están aquí porque les apasiona'.
¿Por qué cree que existe esa necesidad de teatro que percibía?
Es el público que ama el teatro, que necesita ese encuentro con la historia, estar físicamente presente. La energía que se envuelve en un escenario, el intercambio entre los actores y el público es una comunión sagrada.
Para terminar, le pido una frase que anime al público a ver 'Antonio y Cleopatra' en el Teatro Romano de Mérida.
Les invito a que vengan con nosotros al viaje que es esta obra. Es un viaje sensorial, onírico, mágico. Porque además del espacio del teatro, que es magnífico, la escenografía es muy potente para recrear el mundo egipcio, el mundo romano y el mundo shakespeareiano, gracias también al vestuario, la música y la iluminación.