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José Trejo, aventurero, su vida es una historia de constante superación
Encauza su vitalidad y tesón en un continuo entrenamiento y aprendizaje en pro de un gran sueño: poner la bandera de Extremadura en el Polo Norte.
Es un aventurero que ya ha conquistado territorios con temperaturas glaciales como Groenlandia y que encauza su vitalidad y tesón en un continuo entrenamiento y aprendizaje en pro de un gran sueño: poner la bandera de Extremadura en el Polo Norte.
Entre sus hazañas cuenta con cruzar el océano Atlántico en velero, realizar una ultramaratón en el Círculo Polar Ártico en invierno o atravesar en solitario el Lago Baikal.
La responsabilidad que le otorga su profesión de Inspector de calidad de motores de turbina de avión Northrop F5 la compagina con su pasión por las aventuras de riesgo y la divulgación de sus viajes con un compromiso de conservación del medioambiente.
Su capacidad de resiliencia y el equilibrio que lleva a cabo entre su experiencia y energía desbordante son las herramientas idóneas para este futuro que se presenta más incierto que nunca.
“Si te hace feliz, adelante”
Viajero y explorador obsesionado con destinos fríos y en plena naturaleza, alejados de grandes urbes. ¿Qué le atrae principalmente de estos viajes?
Jose Trejo: Quizás lo que más me atrae es la naturaleza “intacta” que es cada vez más escasa, la inmensidad y la soledad de esos mundos en los que aún pervive la pureza. He de reconocer que me atrae el frío al ser un mundo tan distinto al que estamos acostumbrados. Pero más que el frío en sí, es el hielo.
Sus expediciones cuentan con un peligro real por estar en sitios inhóspitos y también una gran soledad. ¿Cómo se prepara psicológicamente para afrontar estos retos?
J.T.: Para afrontar un viaje con cierta carga de incertidumbre hace falta estos ingredientes: curiosidad, actitud, perseverancia, todo aderezado con un poquito de locura.
En efecto, a veces a cada paso que das hay un peligro objetivo. La preparación psicológica, es el pilar principal.
En mi opinión, el 80% del todo. Esta preparación psicológica se va fraguando paso a paso, hay que ir venciendo nuestros límites ¡no de golpe! Tienes que ir aceptando el riesgo y creer en ti. Lo más importante es que lo que hagas lo hagas por esa necesidad que nace de tu interior.
Como escribió Nietzsche “La valía de un hombre se mide por la cuantía de soledad que aguanta”. En mi opinión esta afirmación es bastante acertada para la fortaleza mental a la hora de preparar un viaje así.
Y teniendo en cuenta que vive en Extremadura donde se superan los 40 grados y el Ártico llega a 30 grados bajo cero, el entrenamiento físico también debe ser particular…
J.T.: Si claro, lleva un proceso de adaptación a las condiciones gélidas. Conozco dos técnicas: la hormesis y el método Win Hof, las dos consistente en provocar estrés al organismo durante un periodo corto de tiempo, con este proceso vas adaptándote al frío. Creo que para escalar una montaña de 8000 metros, hay que ir tomando experiencia peldaño a peldaño, primero un dos mil, luego un tres mil e ir aprendiendo de cada nueva circunstancia cuerpo y mente hasta conseguir el objetivo.
En mi caso particular, mis inquietudes han hecho que el proceso se haya agilizado un poco.
He de reconocer que mis nueve años de bagaje en Ártico han ayudado. Allí he experimentado situaciones a veces muy frías -32ºC Finlandia. Incluso en verano en Groenlandia que la sensación térmica puede estar bajo cero, sobre todo cuando navegas largas horas en esas aguas heladas al anochecer y con niebla, húmedo y cansado.
En Extremadura, es difícil tratar de adaptarse a esas temperaturas, pero no imposible, como dije antes, con empeño lo puedes lograr. Por ejemplo, en la sierra de Gredos, baños en invierno en lagos helados (hormesis), o pedir permiso a alguien que tenga una cámara frigorífica como la panificadora el Nevero para probar equipo y ropa durante algunas horas a -18ºC… O correr en invierno cerca del rio Guadiana de noche a -2ºC y con la ropa justa.
Como una parte importante del entrenamiento, es conocer muy bien cómo te tienes que vestir y cómo proceder antes de que el frío te atenace.
Le hemos visto entablillarse el codo y seguir adelante; caerse repetidas veces mientras cruzaba un lago helado y repite que no tirará la toalla… ¿Ha habido algún imprevisto o suceso que le haya impedido terminar una aventura?
J.T.: Cuando te planteas un reto así, sabes que te tendrás que valer por ti mismo, la confianza adquirida es la que te da las herramientas para el siguiente proyecto que suele ser cada vez más complejillo… En estos viajes, surgen imprevistos, ahí es donde nace la palabra aventura. En el viaje a Baikal, hubo mucha incertidumbre, ya que buena parte de los 480 kilómetros, los hice patinando sobre hielo, y no sé patinar.
Me tuve que entablillar durante toda la expedición los dos codos con dos pedazos de esterillas por las fuertes caídas que tuve a lo largo de la travesía, ya que olvidé el equipo de protección en casa…jejeje.
A veces se pasa mal, y te surge siempre la misma pregunta ¿qué demonios hago aquí? Pero en poco se pasa y vuelves a la acción. Quizás sea eso lo que nos diferencie, no sé.
El cambio climático y calentamiento global nos muestra cada vez más alteraciones irreversibles en La Tierra. Seguro que habrá podido palpar estos efectos con sus propias valoraciones…
J.T.: Sí, lo he podido ver con mis propios ojos e incluso sentirlo de primera mano. Son muchos los ejemplos si estás sensibilizado con el medio natural. El nacimiento de mi blog “Un Extremeño en el Ártico” fue por esa inquietud, a modo de denuncia de lo que está ocurriendo en las zonas más sensibles del Planeta como son los glaciares.
Desde que me ofrecieron la oportunidad de escribir mis experiencias en el Ártico, no he dejado de documentar año tras año lo que ocurre. Incluso en Siberia, en el lago Baikal, mi principal hándicap era llegar a tiempo a mi meta porque el deshielo se había adelantado y podía atraparme en medio del lago, quedándome sobre alguna isla de hielo sin poder acceder a tierra firme.
Como guía turístico que ha sido, ¿Puede contribuir el Turismo Sostenible a la conservación e incluso mejora del medioambiente?
J.T.: Rotundamente sí. Es necesario que haya un compromiso por parte del turismo en general para fomentar un gran cambio de mentalidad en la gente acerca de la protección del medio ambiente. La palabra es reeducar, para conservar el legado natural. El turismo de masas es nocivo, los grandes resort y grandes cruceros me parecen un horror. Contaminan lugares donde ni siquiera existen la manera de tratar los residuos que generan. Yo apuesto por un volumen más reducido, un turismo más amable con gente comprometida que hable de tu a tu para que cale mejor el mensaje.
¿Considera que esta pandemia, la COVID19, producirá cambios significativos en la forma que tenemos de relacionarnos con la naturaleza?
J.T.: Tristemente creo que no. Esta pandemia nos parecerá un mero constipado con lo que nos va a venir encima. La tierra nos avisó hace ya varias décadas, y lo que han hecho algunas naciones “desarrolladas” es ocultar esa información en su beneficio. Hay pruebas irrefutables de que estos meses de confinamiento, le hemos dado un respiro a la Tierra y claro está, a nosotros.
¡Pero ojo! La tierra no nos necesita, seguirá girando con y sin nosotros, ahora nos toca elegir. La pandemia ha sido capaz de poner de acuerdo a la inmensa mayoría de los países. Podemos utilizar esa experiencia.
“Busco retos para no ahogarme en lo cotidiano” J.Trejo.
¿Enumeraría algunos de los principales retos a los que nos tenemos que enfrentar para salvaguardar el planeta?
J.T.: El gran reto al que debemos apostar, es el de la movilidad sostenible, invertir en energías cada vez menos contaminantes. El cambio de paradigma que se ha suscitado con el confinamiento, ha demostrado que tenemos suficiente tecnología como para trabajar de forma telemática en muchos casos, y así se evitaría el transporte innecesario y la necesidad de crear nuevas infraestructuras. Otra puede ser, eliminar de una vez por toda la obsolescencia programada.
El documental sobre su experiencia en solitario cruzando el lago más profundo y antiguo del mundo, el Lago Baikal, así como el documental que narra su experiencia durante los últimos diez años, han tenido una gran acogida. ¿Qué sensación produce que su pasión despierte este gran interés y admiración?
J.T.: El primer sorprendido soy yo. Francamente no le doy mucha importancia a las aventuras que he hecho, llevo haciendo este tipo de cosas desde hace algunos años, pero he de reconocer que la apuesta del Baikal fue arriesgada. Me consta que no ha habido mucha gente en el mundo que se hayan atrevido a cruzar este lago en invierno y españoles apenas una decena.
Creo que mi historia ha llamado tanto la atención en nuestra región porque no tenemos muchas referencias de este tipo de aventuras, y tener una experiencia con frío extremo nos parezca algo extraordinario y más si lo hace alguien que viene de una zona calurosa como es la nuestra. También por el modo curioso de transportarme, patines de hielo y un trineo (pulka), nada habitual en Badajoz.
El país de las sombras largas… Aunque esta definición de Groenlandia es por el efecto que el sol provoca en su geografía debido a su ubicación, no deja de añadirle un halo misterioso, que también posee su población, su cultura y su idioma. ¿Cuáles son las características que les define?
J.T.: La palabra “inuit” significa personas. La cultura inuit es conocida por su hospitalidad con los forasteros, son a la vez introvertidos. La personalidad y estilo de vida inuit está ligado a su idioma, en él podemos descubrir la adaptación a las duras condiciones de vida y la creencia en los dioses de la naturaleza. En su lengua no hay conjugación del futuro, porque para ellos el futuro es incierto, no existe. Si quieren referirse al futuro, utilizan la palabra “immaqa” significando: quizás, es posible, a lo mejor. Es un pueblo pacífico, en su diccionario no aparece la palabra guerra.
Eres seguidor de Rudyard Kipling y Rüdiger Nehberg, ambos han escrito libros de viajes y aventuras, también bloggero y un narrador nato. Tu libro nos lo estás ofreciendo por capítulos en cada aventura del blog “Un extremeño en el Ártico”. ¿El primer libro encuadernado será de aventuras y expediciones, historias de la comunidad inuit o de superación y actitud?
J.T.: En efecto, parece un libro en capítulos. Se podría decir que sí, aunque algunos de los post están descolocados en el tiempo, porque me gusta dejarme llevar por las emociones que me viene a la cabeza. Seguro que, si al final se materializa en un libro, será de superación y actitud.
En la región, siempre he tenido muchas dificultades y pocas oportunidades para cumplir mis inquietudes, me ha llevado mucho tiempo y mucho esfuerzo hasta encontrar el camino para cumplir los sueños.
También tengo alguna experiencia en la navegación y como ya sabemos, el mar nos queda algo lejos.
Suelo escribir acerca de mis experiencias con mis amigos inuit ya que, en cierto modo, me han influido en la forma de percibir el mundo. La convivencia con otros pueblos me ha hecho ver las fronteras difuminadas o inexistentes.
La posibilidad de que en otoño vuelva un posible brote del renombrado virus no deja de barajarse… ¡Seguro que ya tiene preparada mochila y destino!
J.T.: Siempre estoy maquinando nuevas aventuras y mi cerebro es incansable. No podré viajar fuera seguramente, pero soy optimista, España es un país lleno de rincones por descubrir y explorar.
Por ello, con bastante seguridad, subiré a la cordillera Pirenaica, tenía en mente desde hace años intentar la travesía Transpirenaica o lo que es lo mismo, unir el mar Mediterráneo con el mar Cantábrico. Será unos 800 kilómetros en solitario y sin abastecerme en ningún sitio, ese será el reto-entrenamiento.
Por último, cuando José Trejo no está soñando con su objetivo, que es llegar al Polo Norte ¿Con qué sueña?
J.T.: Uff, el Polo Norte más bien me quita el sueño… Sueño en seguir teniendo experiencias que saquen lo mejor de mí para hacer felices a los demás.
Creo que venimos a este mundo con un fin y me he dado cuenta de que me apasiona enseñar las cosas que he podido aprender.