Cultura

Palacio de la Isla de Cáceres exhibe certificación académica del doctor Leocadio Durán

Fue un insigne médico cacereño, nacido en 1870, que durante toda su vida profesional desarrolló su actividad sanitaria en la capital cacereña.

La Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Cáceres expone durante el mes de febrero en el Palacio de la Isla, dentro de su programa de difusión 'Documentos del mes', la certificación académica personal del doctor Leocadio Durán Cantos (curso 1889-1990), un insigne médico cacereño, nacido en 1870, que durante toda su vida profesional desarrolló su actividad sanitaria en Cáceres.

Hijo de familia humilde, su padre era sastre, pudo realizar la carrera de medicina en la Universidad Central de Madrid gracias a las ayudas recibidas por parte, tanto de la Diputación Provincial de Cáceres, como del Ayuntamiento de su ciudad natal.

Así pues, una vez terminados sus estudios ejerció como primer secretario del Ilustre Colegio Oficial de Médicos de Cáceres y, posteriormente, como presidente, hasta su fallecimiento en 1933. Además, fue Director del Hospital Provincial de Cáceres y uno de los más experimentados tocólogos de la ciudad.

El documento, que se encuentra entre los fondos del Archivo Histórico Municipal, se corresponde con la certificación que el entonces estudiante, Leocadio Durán, presentó ante el Ayuntamiento cacereño para solicitar una ayuda para continuar sus estudios en Madrid, una vez había fallecido su padre y encontrándose con graves problemas económicos para poder continuar su formación.

Durán había sido becado desde el inicio de sus estudios, con una ayuda de 500 pesetas por parte de la Diputación Provincial y, a raíz de esta solicitud, el Ayuntamiento también le concede una beca de 342 pesetas por curso, para poder seguir formándose en Madrid, según informa el Ayuntamiento cacereño en una nota de prensa.

En esta certificación se puede apreciar la brillantez del futuro doctor Durán con notas sobresalientes. Una vez fallecido, en 1933, a petición del Colegio Oficial de Practicantes de Cáceres, se puso su nombre a una céntrica plaza cacereña situada en las traseras de la iglesia de San Juan, muy cerca de la calle Sergio Sánchez, donde había vivido gran parte de su vida.