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CRÓNICAS DEL PASADO EXTREMEÑO (III), APERTURA DE UN COLEGIO, VILLAFRANCA DE LOS BARROS, SEPTIEMBRE 1893

03 agosto 2017

La Medalla de Extremadura se ha erigido desde su creación, en el máximo galardón con el que la Comunidad Autónoma de Extremadura reconoce, distingue y honra...

El Decreto 177/2013, de 24 de septiembre, de la Presidencia de la Junta de Extremadura, por el que se regula el procedimiento de concesión de la Medalla de Extremadura destaca en su Introducción que “La Medalla de Extremadura se ha erigido desde su creación, en el máximo galardón con el que la Comunidad Autónoma de Extremadura reconoce, distingue y honra públicamente a quienes, desde dentro o fuera de Extremadura, hayan destacado por las actuaciones o servicios prestados a la sociedad extremeña en defensa de los intereses generales y peculiares, así como en la tarea de la conservación y recuperación de la identidad y personalidad extremeñas.”

Año a año, en estas fechas iniciales de agosto, se suelen hacer públicos las personas o instituciones a las que se les otorga la Medalla de Extremadura. Y así hace unos muy pocos días el Presidente de la Junta de Extremadura hacia público los premiados en este presente 2017. Entre ellos, como ha recogido al menos toda la prensa regional –en papel y digital- se señalaba que uno de los premiados era el Colegio San José de Villafranca de los Barros institución que celebrará los 125 años de su institución en 2018, haciendo especial hincapié en el elevado volumen del alumnado que en sus aulas y en su internado se han formado, siempre bajo la dirección de la Compañía de Jesús. Y no sólo es esa presencia constante de calidad en los procesos de enseñanza-aprendizaje, destacando por otro lado sus aportes al enriquecimiento del patrimonio artístico local y regional.

La historia del Centro educativo ha merecido la precisa atención investigadora y entre la bibliografía que ha producido me atrevería a destacar el trabajo de Carlos López Pego, Historia del Colegio San José de Villafranca de los Barros. Cien años de vida 1893-1993, Zafra, 1994.

Pero no sólo es en tiempos más o menos próximos cuando la Institución atrajo la atención, el interés y la curiosidad del público, satisfecha por la prensa del momento. Y ello desde el mismo instante de su creación. En efecto, en el número 454 de El Orden,

(http://prensahistorica.mcu.es/es/publicaciones/numeros_por_mes.cmd?idPublicacion=3771&anyo=1893 )

con redacción en el número 46 de la calle Menacho, en Badajoz del que es Director y Propietario Don José Díaz Macías, correspondiente al día 26 de septiembre de 1893, en sus páginas 3 y 4, en el epígrafe LA PROVINCIA se incluyó el siguiente texto que transcribo en cuanto puede aportar alguna reducida información sobre el naciente centro educativo y las indicaciones que en el mismo se efectúan de informaciones previas que escapan a la posibilidad de reproducirlas aquí y ahora pero de interés para el conocimiento de los momentos anteriores a su puesta en funcionamiento.

“LA PROVINCIA.

“Nuestro apreciable colega El Eco de los Barros da cuenta de la apertura de un colegio en aquella ciudad en el siguiente artículo.

 

“Para describir una solemnidad, se precisa como para trasladar al lienzo que ha de representar en un buen cuadro las hermosuras de la naturaleza tener genio artístico.

 

Desposeída mi humilde persona de este caro atributo, no estrañes lector amable, defraude sus esperanzas al describir el grandioso cuando modesto y trascendental acto de la apertura de el colegio de San José, en esta querida ciudad.

 

Yo desearía poseer el resorte mágico con que otros saben arrancar á todos los reinos de la Naturaleza sus misteriosas revelaciones; recibir el don sublime de la iluminación del pensamiento, para narraros el magno acontecimiento para nosotros el enlace de la ciencia y la religión, el abrazo de lo eterno con lo infinito.

 

Las puras auras de la ciencia y los embalsamados olores de los vergeles de la religión cristiana, aunaron sus esfuerzos de pureza  y fé y la imagen de la verdad y el ideal del dogma, resplandecieron en ese día llenando de gozo los corazones de todos los que tuvimos la honra de presenciar la apertura del Centro docente.

 

Día de júbilo para todos los hijos de Villafranca que amen el progreso intelectual y la paz del alma.

 

Para los padres de familia, porque preveen el lugar donde brota la fuente cristalina, deslizase el parlero arroyuelo, verdea la ondulada colina, se alza el gigante y magestuoso bosque que ha de dar frutos suaves, delicados y gustosos a sus amados hijos.

 

Estos adolescentes y los reverendos Padres estaban gratamente emocionados, esperando la edificante apertura con recogimiento religioso entre la expectación general.

 

La hermosa capilla del colegio, totalmente ocupada por selecta concurrencia brillaba como ascua de oro. La sacristía, el comedor que está contiguo y habitaciones inmediatas se hallaban repletas de público, costándonos trabajo penetrar en el edificio a las nueve en punto de la mañana, hora en que comenzo la misa celebrada por el sabio prelado de esta diócesis. Durante la misma, el inspirado músico Sr. Cortés dejó oír los hermosos acordes del harmonium acompañando á las argentinas voces de niños que cantaban un himno al Corazón de Jesús, el del Espíritu Santo y el Ave Maris Estella.

 

Concluida la misa el Ilmo. Sr. Obispo de Badajoz dirigió la palabra al auditorio pronunciando  un elocuente y conmovedor discurso que sentimos no poder detallar por de falta de espacio de que disponemos. Comenzó el ilustre diocesano por dirigirse a los niños que ingresaban en el Colegio, recomendándoles la más estricta obediencia á sus padres y maestros. Tuvo pensamientos felicísimos y sentidos al considerar á la infancia y á la juventud como hermosas flores del árbol de la vida el que nutrido con la pura sabia de la educación cristiana se transforma después en ricos y positivos frutos de bienestar y felicidad. Cuando dirigía el orador sus palabras á los padres dé los colegiales, felicitándoles por la suerte que les cabía, mirábamos el semblante de aquellos y notábamos que las lágrimas pugnaban por salir de sus ojos. ¡Y cómo no si en aquel momento deberían experimentar en su corazón la lucha de encontrados sentimientos! Deberían gozar al ver á sus hijos en la perspectiva, de una buena y sólida instrucción; pero también experimentarían el dolor de abandonar, siquiera temporalmente á aquellos pedazos de su alma.

 

En elevados conceptos sé expresó el franciscano al dirigirse á los padres de la Compañía y al evocar la memoria de su Santo fundador. Tuvo párrafos brillantes, al recordar á hijos de de esta provincia tan notables é ilustres como Hernán-Cortés y el marqués de Valdegamas. Y concluyo felicitando á los hijos de Villafranca, á los de la feraz comarca de los Barros y á toda Extremadura por tener un Centro de educación y de enseñanza de tantas garantías como el colegio de San José.

 

Ya en números anteriores de nuestra publicación, nos hemos ocupado, aún cuando á grandes rasgos, de las excelentes condiciones que reúne la casa que ocupa el Colegio, de sus cátedras, organización, régimen, etc. Unicamente añadiríamos para que llegue á conocimiento de los interesados que una de las cualidades mejores que en nuestro concepto tiene este Centro y que es esencialísima por cierto, es lo bien situado que está, su orientación especial, gran ventilación, sequedad en sus habitaciones, en una palabra, las magníficas condiciones higiénicas en que se encuentra, cosa que no pueden menos de tener presente los padres que han de traer aquí sus hijos.

 

No concluiremos estos renglones sin felicitarnos y felicitar a nuestro pueblo por el acontecimiento que narramos, de tanta trascendencia en la historia de Villafranca.

 

Reciba también nuestros plácemes el virtuoso y distinguido Director del Colegio, Rdo. P. P. Curiel, por sus atenciones y deferencias para con nosotros y para con todos, al que le deseamos las fuerzas y el acierto necesarios para dar cima á los laudables deseos de la Compañía de Jesús.”

 

En definitiva, una mínima aportación a una fuente documental ignoro si conocida pero que, así lo espero y por ello intento divulgarla, deseo sirva para conocer algo más de la historia del Colegio que desde hará 125 Villafranca de los Barros, y con ella toda Extremadura, lo acoge amorosamente y, de semejante modo, aportar otra mínima nota a la historia de la educación extremeña.

Y, por supuesto, felicitar entrañablemente al Colegio de San José, de Villafranca de los Barros, y a las restantes personas e instituciones que de forma tan brillante y merecida recibirán en la noche del próximo 7 de septiembre, sus respectivas Medallas de Extremadura.

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