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BADAJOZ, 1230: ALFONSO IX, REY DE LEÓN

14 noviembre 2016

Ha sido la ciudad de Badajoz y sus responsables municipales respetuosos con buena parte de su pasado histórico...

Ha sido la ciudad de Badajoz y sus responsables municipales respetuosos con buena parte de su pasado histórico, destacando y homenajeando tanto a las personalidades que en ella nacieron o por ella pasaron y jugaron papel importante en su historia cuanto a aquellos hechos colectivos de notable y profunda significación. Se buscaba un refuerzo para esa necesidad de ser conservados y mantenidos en la memoria colectiva.

Badajoz, la ciudad de Badajoz y sus gentes, erigieron monumentos que ornan sus plazas, sus calles y encrucijadas. Se levantaron en recuerdo y en homenaje apintores extremeños, como los dedicados al insigne manierista Luis de Morales, entre la Catedral, resguardo de su Piedad, y el Palacio Municipal, el artista que con su paleta eterna mira el azul del cielo extremeño, en el que busca los esfumados leonardesco que tan deliciosamente utilizó; a Francisco de Zurbaránel precoz genio de Fuente de Cantos, al maestro sevillano que tanta y tan buena obra nos legó, al que ubicamos en la Plaza de San Andrés, allí, rodeado del trabajo de canteros portugueses; a Adelardo Covarsí, el pintor de cuidada técnica, el hombre apasionado por las propuestas costumbristas, por los paisajes rurales, por las escenas cinegéticas y, todo ello, en bellos paisajes extremeñoscuyo busto descansa en la placidez del Parque de Castelar y al que también la ciudad que le vio nacer ofreció, en las inmediaciones del Puente de la Universidad, un conjunto escultórico, el Monumento a Los Monteros, trabajo de Juan de Ávalos basado econocido cuadro del pintor

Similar atención recibieron poetas extremeños. Diversos monumentos lo muestran, como por ejemplo, el ubicado en la rotonda del Puente de la Autonomía, tres cabezas, asentadas sobre tres pétreos libros, imágenes de los poetas Jesús Delgado ValhondoLuis Álvarez Lencero y Manolo Pachecoun recuerdo a quienes durante tanto tiempo formaron parte del paisaje humano de la ciudad y con quienes hubimos el placer de compartir paseos y charlas. O el de Luis Chamizo, también en Castelar o el que fuera monumento a una de sus obras, La Nacencia, en el Parque de la Legión y ahora perdido, el hombre que desde su Guareña natal, caminando por la senda de la poesía regionalista, alumbro su Miajón de los Castuos. O el monumento a Carolina Coronadola poetisa que mostró su apoyo al liberalismo isabelino, contempla desde su pétreo pedestal las aguas y los patos del estanque de Castelar y sonríe ante la bulla de los niños y las parejas de enamorados Y descansa plácidamente sobre la inscripción que la define: La sensibilidad de la mujer en ti se hizo poesía. Y sin olvidar el busto del Manuel Monterrey, el introductor de la lírica modernista en la región, el hombre que desde el Parque de la Legiónparece repensar su obra mientras muestra feliz en su mano derecha un libro de poesía.

También la gente de armas, aunque los soldados, ni de juguete, o pasados conflictos bélicos el obelisco conmemorativo de la Guerra de la Independencia, en homenaje a los caídos en los Sitios y el dedicado las víctimas de la guerra civildispone de monumentos.

Por otro lado, se homenajea a los extremeños que pasaron a América Hernando de Soto, la única escultura ecuestre de la ciudad; a Francisco Pizarro y Pedro de Alvarado, quienes de forma individual, defienden la margen izquierda del río entre el Puente de la Universidad y el Real. Y, por desgracia, no se ha pensado en un monumento al humilde y anónimo extremeño que huyendo de la presión que en su tierra recibía, marchó a América en busca de la fortuna o de una oscura muerte en tierra indiana o en la mar océana, que tanto da.

Y el Monumento a la Memoria del General Menacho, muerto en 1811 en la defensa de la ciudad y enterrado en el claustro catedralicio. Y también otros civiles son recordados, sea el Padre López, que tanto bien, amor y solidaridad repartió por el mundo; Manolo Rojas, aquel Alcalde al que se pedía que nos hiciera olímpicos” al Porrina de Badajoz, el cante encarnado en ser humano.

Otros monumentos destacan sobre el plano urbano: el decimonónico erigido Moreno Nieto, o los más recientes a las Víctimas de la riada de 1997 u otra obra deJuan de Ávalos, su Alegoría del Río y la Ciudad; el de Bienvenida a los portugueses o el que frente a la Iglesia de Santo Domingo honra a San Vicente de Paúl. O el Homenaje a los Extremeños Universales.

Y también, haciendo similar justicia a su obra y a su significación para la ciudad, se erigieron los monumentos a dos más que ilustres personalidades. Los monumentos a Ibn Marwam y a Manuel Godoy, el Príncipe de la Paz.

Ibn Marwuanel fundador de Badajozse encuentra recordado en la Alcazaba. Porque fue la persona que allá por el 875 transformó los transitorios, discontinuos y débiles asentamiento poblaciones en una ciudad a la que él y sus sucesores supieron transformar en enclave de un extenso reino con momentos de intensa proyección exterior y propiciaron tiempos de majestuoso esplendor y momentos de grandez

También Manuel Godoy, el ilustre hijo de la ciudad, primer ministro de Carlos IV, pudo recibir en 2008 el homenaje de sus vecinos, más de cien años después de que en 1807 se acordara honrarle con una estatua de mármol y bronce.

Espléndidas realidades y muestras de la ciudad, sus gentes y sus responsables por el pasado que hemos de mantener vivo en nuestra memoria individual y colectiva. Y que adornan y embellecen nuestros espacios urbanos.

Pero creo hemos olvidado a la persona que fue el directo gestor de otro hecho decisivo y trascendental para la historia de la ciudad y de sus espacios inmediatos. Se ha homenajeado al Fundador y al que posiblemente sea uno de los hijos más destacados de la ciudad, a Manuel Godoy. 

Pero hemos olvidado la intervención de Alfonso IX, Rey de León, quien en 1230 ocupó la ciudad de Badajoz y la incorporó de forma definitiva a la órbita de los Reinos cristianos peninsulares y todo lo que ello representó.

Y recordemos cómo a partir de 1219, después de firmar un tratado de paz con Portugal, Alfonso IX atacó tierras musulmanas hasta Sevilla capturando un buen botín. Y el territorio extremeño fue su inmediato objetivo.

En 1221 se ocupa Valencia de Alcántara lo que impulsa el avance leonésSe vuelve a intentar ocupar Cáceres, asediada en varios años, 1223, 1225 y 1226 –año en el que se intenta ocupar Badajoz–.Y en 1229 cae Cáceres, pieza esencial. La siguiente derrota de un ejército musulmán destinado a defender Mérida originó la incorporación al Reino leonés de ciudades extremeñas. Y es en 1230 cuando se sitúa la llegada del monarca a Jerez de los Caballeros, dejando encargados a los templarios de su guarda y custodia, lo que harán hasta su encausamiento, que en el caso jerezano se prolongó más allá de la fecha de suspensión que no extinción dispuesta por Clemente V.

En 1230 se ocupa Mérida, Baldala (Talavera la Real), Badajoz, Y Montánchez pasa a poder por la Orden de Santiago y la abandonada Elvas es incorporada a Portugal.

1230 fue un momento crucial de la historia de Badajoz. Y pocos recuerdos han quedado del hombre que la propició, del Monarca leonés, muerto ese mismo año. Una figura bastante olvidada para la memoria de la ciudad. Los intentos que en algunos momentos se hicieron, no se plasmaron. Como por ejemplo, la petición que en la primavera de 2015 se efectuaba desde la Asociación Cívica Ciudad de Badajoz de reconocimiento para el Monarca leonés; la propuesta de los Cronistas de la Ciudad para la realización de unas Jornadas de Estudio sobre Alfonso IX y su sugerencia de monumento o la recuperación del proyecto, ya estudiado por el Ayuntamiento y del que desde las páginas deDiario HOY se daba información en octubre de 2011, de erigir una estatua ecuestre a Alfonso IX, que iría situada en vial destacado.

Sirvan estas líneas de apoyo a la idea de honrar a una destacada figura que tanto modificó el futuro del Badajoz musulmán.

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