Precisaba el historiador José Álvarez Junco que la Historia no debe ser venerada, sino explicada. Viene esto a colación con las posibles vendettas que comienzan a surgir en algunas Comunidades Autónomas ( el último ejemplo lo hemos conocido en Cantabria esta última semana) al hilo de la posible derogación de las leyes de Memoria Democrática.
Desde la ignorancia se quiere argumentar, por parte de los corifeos de la extrema derecha, que este tipo de legislación no es necesaria, dado que, presuntamente olvida a una de las partes del conflicto.
Supuestamente se entiende que se reinterpreta la Historia, sin percatarse ( posiblemente porque no se hayan molestado en leer de manera detallada la norma) que no se trata, ni de vencedores ni vencidos, sino de una cuestión exclusivamente de Derechos Humanos.
Dignificar es un verbo muy recurrente y que se utiliza, en este caso, para devolver a la vida pública los hechos que significaron muerte, tortura y prisión para aquellos que optaron por defender la libertad.
Recuperar los restos de los desaparecidos, es otra parte significativa de la literatura de la Ley. Se refiere, de manera expresa, sin distinción de ideologías ( no lo olvidemos) a devolver a sus familiares los cuerpos de los seres humanos hallados en cunetas, minas, campos de concentración….
Reparación, viene a decirnos que, tras largas décadas de Democracia es necesario reconocer el sufrimiento de miles de víctimas.
Deseo de no repetición nos obliga a promulgar una defensa explícita de los valores democráticos.
Por eso, es necesario que, como decíamos al comienzo del artículo, en lugar de venerar la Historia, la expliquemos. Sepamos comparar los hechos dentro de su contexto. No pretendamos colocar las premisas individuales y actuales a comportamientos del pasado.
De la misma manera, insisto, es necesario contar con las Leyes de Memoria Democrática, tanto en las autonomías como en el Gobierno de España.
Las generaciones más jóvenes no pueden quedar desprovistas del bagaje que supone el pensamiento crítico, pero, a la vez, conocedor y me atrevo a resaltar, defensor, de los valores que permiten una convivencia dentro de la pluralidad.