¡Qué fácil resulta cuando han pasado los acontecimientos realizar críticas y/o reproches hacia lo que pudo haber sido y no fue!
Y mira que a la hora de emprender juicios de valor sobre un hecho, una decisión o un suceso, la crítica no tiene por qué ser necesariamente negativa o destructiva. Es más, la gente que tiene responsabilidades debería ser lo suficientemente inteligente para asumir una crítica constructiva ya que, con toda seguridad, le va a hacer crecer y hará posible rectificar o corregir el rumbo en momentos inmediatamente posteriores.
Cierto es, que nadie tiene la certeza del dominio absoluto sobre determinados lugares del espectro electoral de manera cerrada. Cierto es, que todo fluye. Que hay intercambios de votantes de unos partidos a otros o de unas zonas a otras. Que el ansiado centro es el objetivo de los que buscan las mayorías.
Pero no lo es menos, que el que es de derechas, es conservador y el que es de izquierdas es progresista. Y, en términos generales y ante posturas definitivas en un momento dado, como es el depósito del sufragio, el votante tiende a emitirlo en la dirección con la que se identifica en mayor medida. Como decimos el lenguaje coloquial, “ prefiere el original a la copia”.
Por eso es importante dejar claro lo que nos ha enseñado la experiencia de años anteriores. Un ejemplo: en la legislatura del 2011 al 2015 el modelo de la derecha hizo que se cerraran muchos Puntos de Atención Continuada, que se suprimieran líneas de transporte escolar gratuito, que se redujeran becas o que parte del alumnado tuviera que estudiar con fotocopias ya que no se podían pagar los libros de texto.
En estos mismos temas, podemos ver lo que se ha avanzado en los últimos años y aseverar lo que pueden perder los extremeños con un gobierno de las derechas.
Por no hablar de cuestiones de tanta actualidad mediática como son la igualdad o la integración de la población migrante. No resultan creíbles las palabras de la candidata que se postula a presidir la Junta de Extremadura sobre la comprensión de estos fenómenos. Precisamente acaba de pactar un gobierno con la extrema derecha en Navalmoral de la Mata y Talayuela. Dos de las poblaciones extremeñas con mayor número ( y necesidades) de estos colectivos.
En contrapartida, y como cantaba Rosendo, que lo sepa la ciudadanía extremeña en relación a Guillermo Fernández Vara: “no sé si estoy en lo cierto. Lo cierto es que estoy aquí”.