Pues sí, al igual que cuando se produjo la erupción del volcán de La Palma se popularizaron palabras como: colada, fajana, boca del volcán… o en la pandemia de COVID otras como: distanciamiento social, anticuerpos, test de antígenos, PCR…. ahora y en términos más políticos, no hacemos más que escuchar el sonsonete “ derogar”.
En efecto, aquellos que quieren gobernar, al margen de no comprender que más de la mitad de la ciudadanía no les ha votado, insisten en su empeño por derruir, derribar, eliminar… la obra de sus antecesores.
Me gustaría detenerme, en especial en un aspecto que me afecta muy directamente: la ley de Memoria Democrática. Ya lo decía esta semana un famoso presentador de televisión: “¿ a quién la perjudica que se exhumen los restos de familiares asesinados” Insisto, al margen de cualquier ideología. Lo he repetido muchas veces, da igual que sea de derechas o de izquierdas, que se le haya hecho desaparecer por causas personales, políticas o en acción bélica. No es mínimamente digno, ni humano, ni merecedor de cualquier sentimiento de aprobación, el hecho que se impida que estos restos descansen en un lugar que sus seres queridos puedan identificar.
Y de eso, por un lado, se trata con esta oleada reaccionaria. Eliminar por una parte, los vestigios físicos para dar un paso, a mi juicio más preocupante, al combatir los valores democráticos que representan la pluralidad, la convivencia, en definitiva la diversidad de opiniones, creencias, gustos o maneras de vivir.
Van a tener que ser las instituciones donde la izquierda salvaguarda el poder, en el caso de Extremadura las Diputaciones y multitud de ayuntamientos, desde donde se defiendan este tipo de iniciativas.
Estoy convencido que la gente de bien de la Asamblea, del Congreso y del Senado van a estar combativos en el argumentario a favor de perseverar en la continuidad de mantener, difundir y si cabe, en momentos tan complicados como los que se nos avecinan, impulsar todo lo que rodea a lo que comúnmente venimos conociendo como Memoria Democrática.
No olvidemos que ello supone un paso cualitativo mucho más allá del necesario resarcimiento a las víctimas de la Dictadura. Significa, o lleva consigo, que sepamos que estamos donde estamos porque la lucha entre la libertad y la tiranía , la Democracia o los totalitarismos están representados en los elementos que identifican las políticas que tengan que estar al alcance de las mayorías más vulnerables.
Por lo tanto, frente a la derogación, el refugio en instituciones que seguro harán valer la trascendental importancia que tiene mantener el derecho a vivir y continuar dentro de los principales valores que nos definen como demócratas. Continuaremos.