Muchos han sido los acontecimientos que he podido vivir en los últimos días donde el consentimiento, la aprobación a un hecho realizado, sea la consecuencia de un trabajo previo. Del diálogo y de la cesión. Del análisis y del estudio de las posibilidades del entendimiento.
Así, dentro de la variedad y por elegir lo más significativo, podemos focalizar nuestra atención en el plan de choque que ha presentado el Gobierno con el objeto de poder ver algo de luz a una crisis sobrevenida y en la que, desde la comprensión hacia los más vulnerables, se produce el movimiento.
Desde este punto de vista, resulta esencial emplear el concepto “protección”. Si bien, es posible que pueda a determinados sectores parecer insuficiente, no lo es menos que este plan es un síntoma de que el movimiento sigue. Es un ejemplo más de que, a diferencia de otras épocas, no nos quedamos parados a ver si el conflicto social termina. Pero sobre todo, se trata de mostrar, mas que demostrar, de una manera sencilla, comprensible para todos, que se pueden tomar medidas que de manera inmediata repercutan en la mejora de nuestro bienestar.
Y eso, a mi juicio, debe contar con la anuencia mayoritaria.
Algo similar, pero en otro orden de cosas completamente distinto, me ha sucedido esta semana en el terreno de la Cultura.
Por un lado, con el reconocimiento mayoritario a la memoria de la figura de Antonio Elviro Berdeguer. Un motivo para, desde las diferencias ideológicas, lograr que todos los grupos parlamentarios podamos ponernos de acuerdo. Una ejemplar muestra de sensibilidad que pudimos dar el jueves pasado en el Pleno de la Asamblea a Dolores, su hija de más de 90 años que conoció el asesinato de su padre por los facciosos, un médico de pueblo, de una enorme vasta cultura al que ya era momento de reconocer por parte de las instituciones.
Finalmente me queda recordar la enorme implicación de los gobiernos socialistas con la ciudad de Cáceres dentro del sector que nos ocupa. No hace falta hacer memoria de los múltiples aspectos por los que cualquier visitante quiere, una y otra vez, regresar a nuestra ciudad. Ello denota un síntoma de que las cosas se deben estar haciendo bien. Festivales, deporte, rehabilitación y mantenimiento del patrimonio histórico…, acontecimientos relevantes que llenan muchos meses de una apasionada vida e impulsan el crecimiento de los que se dedican a hacer más bellas nuestras horas.
En definitiva, hablemos de anuencia, de consentimientos, de aprobación del trabajo realizado y huyamos del entorpecimiento, de la crítica sin salida, del empozoñamiento de la vida pública..