A veces me “tropiezo” con palabras y, en el afán de ensanchar mis conocimientos, intento conectarlas con realidades cotidianas, o al menos con situaciones que no resulten excepcionales.
Es lo que me ha sucedido esta vez con el concepto “ aporía”. Se trata, según indican las fuentes etimológicas, de un enunciado que expresa algo racionalmente inviable, de una dificultad lógica insuperable, sin salida.
Y ¿ dónde podemos situar una aplicación práctica de este término?. Pongamos ejemplos de la vida pública en la que actualmente me desenvuelvo.
En los debates parlamentarios es muy habitual encontrarte con compañeros de la oposición, posiblemente no siempre con mala intención, que te simulan su “mano tendida”.
Son momentos en los que, por poner un caso paradigmático, como los Presupuestos, se dedican a realizar propuestas, de una inviabilidad tan extrema, que uno no sabe si únicamente lo hacen para que, algún alma bendita las recoja en un medio de comunicación o por si acaso un despistado les presta algo de atención si se detiene a analizarlas.
Al igual que sucede con las promesas, que debería haber algún sistema de revisión o rendición de cuentas ( más allá de las urnas cada cuatro años) donde se ponderen los motivos de los incumplimientos, lo mismo tendría que suceder con la exigencia ciudadana hacia determinadas propuestas, en nuestro caso de la oposición.
Y es que tienen razón los que opinan que muchas veces parece puro teatro. Hablamos para nuestras bancadas. Evitamos la dialéctica de la comprensión, del intercambio de ideas, de la rectificación y sobre todo de la escucha activa.
Cada uno hace su papel. Recibe sus aplausos. Actúa con deleite para los “suyos” y muestra su satisfacción cuando, sea cual sea el resultado de la votación, escucha el consabido “ muy bien”.
Ahora que comienza el año, es buen momento para hacer propósitos de enmiendas. Me gustaría que precisamente no fuese algo raro encontrarnos con debates donde se pueda demostrar el verdadero alcance de los argumentos de cada uno.
Poder trasladar a la ciudadanía una información para que la pueda transformar en elementos de juicio que valoren la idoneidad, tanto de la supuesta aporía, como del presunto portavoz de ella.