El pasado viernes, 8 de octubre, tuve el honor de intervenir en el Centro Universitario Santa Ana de Almendralejo en la presentación de unas Jornadas sobre Humanismo Extremeño. En primer lugar, me llamó la atención, al margen de la alta calidad de los ponentes, la extraordinaria organización que habían preparado, la anfitriona, la Doctora Carmen Fernández-Daza, así como el alma mater de este evento, el doctor Emilio Monjo. Una dosis más cualitativa la daba la presencia de la Real Academia de las Letras y las Artes.
Allí les recordaba la importancia de tener en cuenta los antecedentes históricos del humanismo. Seguro estaba de que en las próximas horas se oirían los ecos de Maquiavelo, Ockam, Thomas More o Luis Vives.
Y muy lejos no andarían nuestros paisanos extremeños Arias Montano, Cipriano de Valera o Casiodoro de Reina. Por cierto, desde la Consejería de Cultura, Turismo y Deportes de la Junta de Extremadura, se están ultimando los trabajos para la publicación de un texto de Casiodoro ( una selección de la denominada Biblia del Oso). Un autor que, por otra parte, fue objeto de una interesante propuesta en la Asamblea hace unos meses.
En todos ellos estarían presentes el concepto que guió sus pasos: combatir contra el fanatismo e intentar que todos los actos fuesen guiados por la razón.
Sin embargo, quizás tendrá mucha más relevancia el debate en torno al valor de la tolerancia en época de persecuciones, odios e intransigencias. Parece que nos vamos al siglo XVI, pero no podemos obviar que muchas de las circunstancias que entonces se vivieron, tienen similitudes con episodios actuales.
Hoy en día convivimos con la intolerancia, con el odio y con la intransigencia. No respetamos al “otro”. Al diferente al que piensa, viste, se comporta de forma distinta a la que la cultura predominante, que no convencional, quiere imponer en cada momento.
Así pues, debemos profundizar en el compromiso como se dejó patente en Almendralejo con las libertades. Con la unión y colaboración entre culturas. Con el mestizaje.
Por eso son muy necesarios estos espacios de encuentro intelectual. Porque, parafraseando al director de la Editora Regional, Luis Sáez, las instituciones escuchan y en la medida de lo posible funcionan. Aunque como dirían los humanistas, la Reforma siempre está en el horizonte.