Si justo después de la primera ola de la pandemia aparecieron, como surgidos de un criadero, montones de presuntos especialistas que nos “ asesoraron” e “ilustraron” sobre los numerosos errores cometidos y cómo ellos los hubieran vaticinado sin apenas dificultad, ahora nos encontramos con todo lo contrario.
Es decir, sabiendo lo que sabemos, y tal como señala el adagio, “ el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra”, hemos vuelto a caer.
El propio Fernando Simón nos lo recordaba hace escasos días: está creciendo ( y subirá más) el número de contagios, las hospitalizaciones, las saturaciones en las UCIs, el cansancio entre el personal sanitario y lo más lamentable, por lo irremediable, las defunciones.
Hemos pasado unas fiestas de Navidad, posiblemente de la forma menos aconsejable, dadas las actuales circunstancias.
Y ahí, interviene el fatum. El destino. La predicción. Lo sabíamos y aún así, parecía no importarnos.
Quizás nos tenga que influir la extenuante queja de todos los sectores implicados, tanto en el sentido sanitario como en el aspecto económico. Quizás las inconmensurables molestias que cada día que pasa, la pandemia está ocasionando. Quizás el deseo porque los efectos de los tratamientos, ya de por sí acelerados gracias a la eficacia y al trabajo de los investigadores, se puedan vislumbrar. En definitiva, muchos quizás que deberían replantearnos el hecho de que no podemos obsesionarnos con la búsqueda de responsabilidades, de culpabilidades, unilaterales.
Hay múltiples factores interrelacionados que nos van a hacer convivir durante mucho tiempo con estas indeseadas consecuencias.
Por esa y por muchas otras razones, sería bueno parar. Mirar humildemente hacia todo aquello que pueda enseñarnos como revertir nuestras, indudables, equivocaciones.
En definitiva, creer que es todavía posible una hoja de ruta sin marcha atrás, siempre que nos quede claro, que ante la dimensión de esta tragedia, no cabe el cortoplacismo.
Si estamos ante una crisis global. Si los dígitos que la caracterizan ocupan ya varios espacios. Entonces, seamos conscientes que queda mucho, pero que nada avanza si nada se mueve.