Un buen amigo mío se ha acordado de un familiar que estuvo en el campo de concentración nazi de Dachau. Al mismo tiempo yo visualizaba un documental sobre las peripecias de miles de españoles que, al final de la guerra civil, tuvieron que salir precipitadamente al exilio.
Son las otras “Memorias” menos reivindicadas cuando hacemos alusión a la Memoria Histórica o a la Memoria Democrática. Miles de compatriotas que tuvieron, literalmente que huir, muchos sin destino conocido a la búsqueda de una nueva vida, cuyos comienzos eran totalmente desalentadores.
Y aquí es donde entran en juego los paralelismos con la situación actual. Si uno lee o ve, como ha sido mi caso, imágenes de barcos repletos de gente, inmigrantes sin permisos oficiales para desembarcar, hacinados en las bodegas, apiñados en las cubiertas, sin apenas equipaje…. no puede dejar de pensar en barcos como el Aquarius, o en las innumerables barcazas que, desde hace tiempo, surcan el Mediterráneo queriendo llegar a la, para ellos, añorada Europa.
Y sin embargo, se trata de documentos gráficos de hace casi 80 años. Reproducen las mismas escenas que hoy vemos. Nos retrotraen a situaciones de extrema solidaridad, junto a otras, mucho menos indulgentes. Vemos, también, como en muchas ocasiones, los españoles que detestaban la Dictadura, que se marcharon exclusivamente para poder salvar sus vidas, reciben como respuesta una acogida en determinados escenarios, totalmente desoladora.
Asistimos, entonces, atónitos a discursos en los parlamentos de diputados de la derecha que tratan de expulsarles de su territorio, que les tratan como alimañas, que les arrebatan todos sus derechos y que entienden que, ni pueden, ni deben acogerles. Casi como hace unos días.
¡Cuántas veces hemos señalado que la Historia es la maestra de la vida!. Ahora volvemos a recordarlo. Así, cuando aparezcan ante nuestros ojos miles de inmigrantes que quieren buscar un futuro mejor, acordémonos de que muy bien podrían haber sido nuestros abuelos. Aquellos entrañables paisanos que durante sus vidas lucharon por hacer de sus pueblos un lugar bonito para vivir y que recibieron como recompensa una expulsión no deseada y, a veces, una acogida poco grata en sus nuevos destinos.
Paralelismos.