He acudido, dentro de la Semana Cultural, a Madroñera. Allí impartí una conferencia, junto al profesor Juan Pedro Rodríguez, sobre los extremeños que están en los campos de concentración nazis.
Los grandes olvidados, se señalaba. Ahora, precisamente, se cumplen 72 años de la liberación de estos campos de concentración. Precisamente hoy, viernes, se inaugura una exposición en el Centro de Adultos de Cáceres sobre este tema.
Es necesario, dado que las voces de las víctimas se están apagando Alguien debe renovar el juramento que hicieron al ser liberados bajo el lema de “Nunca más”.
La diferencia en la liberación de estos deportados es que la mayoría fueron acogidos en sus países como auténticos héroes. Sin embargo, para los españoles la situación fue muy distinta. No tenían dónde ir. Tuvieron que vivir un segundo exilio. La mayoría de ellos en Francia. Se convirtieron en apátridas. Habían escapado milagrosamente con vida de la guerra civil española, habían sobrevivido al terrible cautiverio que les dejó enormes secuelas físicas y psíquicas de los campos de concentración nazis. Y ahora otra vez sin salida.
Este drama que sigue ajeno en gran medida a la “historia oficial” es el que ninguna sociedad democrática debe olvidar. En el caso de Extremadura, según las fuentes que nos proporcionan las Asociaciones de Memoria, tienen constancia documental de 300 republicanos extremeños ( 222 de la provincia de Badajoz y 78 de la de Cáceres) los que estuvieron en estos campos.
Allí conocieron auténticas atrocidades. Trabajo esclavo hasta la extenuación. Padres e hijos viéndose morir mutuamente. Enfermedades que consumieron con el tiempo la vida de muchos de ellos…
Tenemos la obligación de que se conozca su historia. Es la deuda que hemos contraído con estos extremeños. Lo que nuestro país es hoy ha sido en buena medida, gracias a ellos.
Pero, sobre todo, debemos contribuir a eliminar el estigma que el franquismo hizo caer sobre ellos y sus familias. Eran los vencidos. Ahora es el momento de valorar su lucha contra el fascismo y a favor de la libertad. Recordemos que la mayoría no fueron capturados en ningún frente de batalla. Su presunta culpabilidad era huir de una sangrienta Dictadura en su país y ponerse al lado de las potencias democráticas en la Segunda Guerra Mundial. Rescatémoslos del olvido.