Vivimos unos momentos tan convulsos, fundamentalmente desde el punto de vista de la dialéctica, que se llega a la contradicción de no aplaudir, impulsar, aprobar…, ni siquiera las acciones de los que, se presume, son próximos a tu entorno. Nos domina el escepticismo, cuando no la maldad, salvo contadas excepciones. Queremos ver fantasmas por todas partes. Como diría un buen amigo mío, la política nos hace volvernos paranoicos.
Parece correcto que los que tienen responsabilidades se esfuercen para que todo marche lo mejor posible. Parece correcto que los que están en la oposición traten de demostrar lo contrario. Eso sí, en la medida de lo posible aportando pruebas, aunque sólo sean argumentales. Parecería habitual la norma por la que, seguidores de unos y de otros, difundan sus propias acciones. O que al menos no las boicoteen, solivianten al personal o enconen las situaciones. Y eso, lamentablemente pasa últimamente con cierta frecuencia.
Resulta curioso que surjan noticias en las que se produce un reconocimiento de la ciudadanía, insisto, de la ciudadanía, no de la militancia, hacia la acción del Gobierno. Por ejemplo, en el caso reciente de la excelente situación de la Sanidad pública en Extremadura, y este dato, tan espectacular, está resultando desapercibido. ¡Tendría que haber provocado una onda expansiva de satisfacción!
Sin embargo, uno llega a cuestionarse el por qué nos parece raro todo lo normal. Tenemos la obligación de mejorar. De corregir desequilibrios. De perseguir la igualdad. Y cuando lo logramos, parece que no nos lo creemos o, lo que es peor, que no nos lo queremos creer.
Menos mal que los beneficiarios finales sí que saben. Ellos, son conscientes de los cambios. De cómo estaban hace tan sólo dos años y de cuál es su situación actual. A veces, no es imperioso el marketing. La propaganda y la publicidad se sustituye por la acción.
Quisiera que ya que algunos no se congratulan por el éxito de la actuación en defensa de lo público de la Junta de Extremadura, en definitiva, del gobierno socialista, que al menos no lo obstaculicen. Todos se lo agradeceremos.