En estos momentos en que los partidos políticos están muy preocupados por movilizar a sus militantes y sobre todo a sus votantes, hemos hecho un alto en el camino para celebrar un acto de reconocimiento a un selecto grupo de mujeres y hombres, concejales socialistas en el País Vasco, que dieron mucho más que su tiempo, por la defensa de sus ideales y también, claro está, por tratar de mostrar con su ejemplo que por encima de todo está la libertad y el deseo de vivir en paz.
Decía Eduardo Madina que se trata de que la memoria gane a la Historia. Que dentro de unos años nuestros hijos puedan contarnos lo que de verdad pasó. Eso sería una victoria.
Estremece escuchar testimonios como el de María Ángeles, concejal en Irrueta, con un niño pequeño al que, cada mañana, cuando sus escoltas decían que tenía que mirar debajo del coche para ver si había una bomba, le explicaba al crío que estaban buscando gatos, por si acaso se escondían allí. O comprobar, dado que la amenaza terrorista se extendió a lo largo de varias décadas, cómo este chico ha crecido de manera muy diferente al resto de los jóvenes de su edad. No ha podido tener las mismas relaciones sociales. La amenaza ha surtido efecto también en él.
O el caso de Juan Carlos, viviendo permanentemente pegado a un escolta y al que le pusieron una bomba lapa bajo el asiento de su coche casualmente un día en el que no viajaron juntos.
O Italia que nos comentaba los casos en los que en una misma familia había más de una persona amenazada lo que obligaba a que eran en casa casi tantos escoltas como personas del núcleo familiar.
Eso es el compromiso. Eso y no la lucha por buscar siempre algo a cambio de tus servicios. Eso merecía la pena llorar al escuchar las desgarradoras palabras de nuestros compañeros. Eso hacía sentirnos identificados al comprobar durante este intenso fin de semana el hermanamiento que existe entre el País Vasco y Extremadura: miles de extremeños viven o han vivido allí desde la emigración de los años 60. Muchos vascos, como pudimos comprobar, residen también en nuestra tierra.
Finalmente, fue también muy interesante resaltar el papel de la mujer en la vida política y en especial en estas durísimas condiciones. Como señalaba Miguel Ángel Morales “ muchas veces salían de casa a su trabajo y no sabían si iban a regresar”. Se trataba de vivir, no había lugar para el miedo.