Si bien es cierto que el objetivo principal de un partido político es saber comunicar correctamente lo que está haciendo, explicar los motivos de sus decisiones y conectar de manera permanente y no sólo de manera ocurrente con la ciudadanía, no dejan de sorprenderme los mensajes que escucho, una y otra vez por parte de los responsables del PP.
Alguien podría decirme que más me valía preocuparme por lo que hacemos los socialistas, pero sin embargo, tenemos que reconocer que es, del mismo modo, muy importante, conocer lo que nos transmiten nuestros adversarios, dado que pueden condicionar el devenir de la campaña.
¿Por qué decimos esto? Simplemente basta escuchar a altos dirigentes de la derecha insistiendo en que no tienen intención en hacer nada relevante hasta después de las elecciones. En recordarnos que la base de su programa electoral va a ser básicamente volver a poner las “cosas” que nos quitaron. Es decir, significar que los sacrificios de los tremendos recortes sólo han servido para pulir las cifras macroeconómicas y enmascarar una presunta y tardía recuperación.
Quizás sea inmiscuirme en las formas de actuación de otros, pero en aras de la libertad de opinión he de manifestar que no parece respetable hacia el auditorio que, como un periodista comentaba hace unos días, el máximo dirigente del Partido en el Gobierno de la Nación haga una demostración de “democracia interna” hablando para “600 muertos”, dado que no se movía nadie. Vamos que había cambiado el plasma para nada...
En nuestra tierra la situación tampoco pinta mucho mejor. El complejo de ser de derechas, el abandono de su ideología conservadora (sólo en su traducción externa) se manifiesta en ocultar sus señas de identidad. No hay en sus vídeos, ni una apelación a sus siglas, ni una visualización de su logotipo. Se esconde a Rajoy. Se apela a las ideas para renunciar a su pertenencia a tomar partido por el PP....
En definitiva, cumplen la máxima de “yo no he sido” sobre todo ahora, en tiempos de cambios, de protesta, de asunción de responsabilidades por el desastre de la gestión, por el inmenso sufrimiento de los que han quedado en el camino de la crisis.
Otro día hablaremos de gobernar para todos y todas. De crear consensos. De construir. Ya queda menos para recuperar la alegría.
