quiron salud
  • |
Región Digital

El vicio de la trazabilidad humana

21 noviembre 2018

Dicho de otro modo más llano: la obsesión por etiquetar a las personas. Así, lo que viene a ser una inestimable garantía de seguridad cuando de productos agroalimentarios se trata...

Dicho de otro modo más llano: la obsesión por etiquetar a las personas. Así, lo que viene a ser una inestimable garantía de seguridad cuando de productos agroalimentarios se trata, se convierte en un encorsetamiento estereotipado y alienante cuando se aplica a sujetos activos que son y hacen por sí mismos. El “y tú de quien eres”, o “ de donde vienes”, o “ a ver cómo te mueves”, como preguntas esenciales para derivar en un análisis que se extrae del continente y su apariencia, y se extrapola sin justificación al contenido.


Rechazo, repruebo, soy moderadamente intolerante con el etiquetado personal, porque evidencia una pobreza cognitiva y una comodidad muy común pero perniciosa. Ese etiquetado o trazabilidad personalizada se entiende como relacionar y vincular actos, posicionamientos, apariencias, costumbres y opiniones con un determinado estilo o calificación inamovible y preestablecida que conlleva unir inexorablemente a quien proyecto algún aspecto o varios de esos preclasificados con una condición también establecida a priori.


En ejemplos gráficos y hasta banales, una determinada forma de vestir, o una opinión con matices ideológicos sobre un tema concreto, la lectura de un periódico determinado, ser seguidor o simpatizante de un deporte, de un equipo, o incluso de un artista, escritor, actor o cantante; vivir en una zona u otra; conducir un coche con unas caracterísiticas y de una marca u otra; hábitos de comida, de vida, gustos sociales o culturales; la dedicación profesional o el medio de vida... Todo sirve como indicio, o hasta como irrefutable axioma de quien eres, o vas a ser, y hasta lo que se puede esperar de ti. Es más, ni siquiera se atiende a un conjunto de esos elementos definidores, bastando apreciar u observar uno de ellos para la clasificación y el etiquetado final. Y de ello dos derivadas perversas: se asume que conocido y detectado un aspecto o algunos indicios para encasillar al sujeto, no hace falta investigar ni analizar o conocer más; y por otra parte, se concluye precipitadamente y de forma cretina que la persona ya calificada y clasificada, no cambia, evoluciona, involuciona o se adapta.


Desde ahí la mezcla o combinación de estereotipos de distintos “cajones” y relacionados con etiquetados diferentes e incluso incompatibles, provocan recelo, desconcierto, y tal vez hasta el diagnóstico lego de “flipado”, incoherente y el efecto directo es la desconfianza cuando no la marginación...


Y si trasladamos esto del contexto social al ámbito político nos topamos directamente con el laberinto del minotauro de las ideologías, que se adueñan y patrimonializan esas conductas y estereotipos, para etiquetar a sus “ejercitos” y detectar “enemigos”, y donde el minotauro aparece porque todas ellas acaban utilizando el mismo laberinto y las mismas paredes aun coloreadas y sorteadas de otra forma.


Esta dichosa tendencia al etiquetado humano alcanza en mí niveles de repulsión cuando la consecuencia de que la etiqueta asignada sea o no la del cajón, dé lugar a la aceptación o discriminación y vigilancia correspondiente. Y cuidado con el “sin etiquetar” porque suscita inquietud, cautelas y prebendas, advertencias y distancias por igual. Si al mirarnos al dorso no tenemos etiquetado definido, recibiremos sonrisa de protocolo y vacío de protección.


Y claro una vez puesta una etiqueta por el mencionado mecanismo de “rigor científico” quitársela es misión harto dura y compleja, y el sello ya te sitúa en un estante, pasillo o cajón social del que resulta difícil salir, porque hay uno o unos pocos que se encargan de visar la trazabilidad y aplicar el etiquetado, y el resto son meros seguidores, imitadores u opinadores “de oídas”, que además de etiquetados están lobotomizados...


Vivir sin etiquetar implica un compromiso continúo con la responsabilidad de cuestionarte y cuestionar lo que haces y porqué lo haces, de tomar decisiones que no obecen a patrones inmovilistas; supone emociones, luchas internas, posicionamientos no idénticos ni férreos, aunque siempre firmes y atrevidos... Y hay que tener cuidado con la línea que separa al “inetiquetable”, del “sinetiqueta”, porque este último sólo piensa en no tener sello y actúa para que no se lo pongan, cambiando sin criterio o con el sólo criterio de cambiar y por lo tanto ya está condicionado por esa peligrosa obsesión de la trazabilidad, y configura una etiqueta específica “el sin”, a base de rebeldía caprichosa, incesante e inconsistente. Por el contrario el “inetiquetable” no piensa en el sello que le puedan poner, no le importa, no le condiciona, piensa, actúa y cree por sí mismo, puede coincidir con algún etiquetado o con ninguno o con varios hasta contradictorios en momentos distintos, pero no puede trazarse su origen, ni su destino a priori, porque lo construye en cada paso... A estos últimos la sociedad o el sistema los intenta almacenar en un “outlet” cultural en formato de gueto localizado y controlado, que con resignación y cierto temor intentan describir y catalogar como “los independientes”...


Pero el “outlet” se va llenando y las puertas no sujetan al numero de “inetiquetables” que se hacinan en ese espacio abstracto... Se reconocen entre sí, y los impostores no resisten el vía crucis completo...


Con perdón: no etiqueten...sin conocer el producto... porque es una virtud humana no ser necesariamente trazables.

OPINIÓN DE NUESTROS LECTORES

Da tu opinión

NOTA: Las opiniones sobre las noticias no serán publicadas inmediatamente, quedarán pendientes de validación por parte de un administrador del periódico.

NORMAS DE USO

1. Se debe mantener un lenguaje respetuoso, evitando palabras o contenido abusivo, amenazador u obsceno.

2. regiondigital.com se reserva el derecho a suprimir o editar comentarios.

3. Las opiniones publicadas en este espacio corresponden a las de los usuarios y no a regiondigital.com

4. Al enviar un mensaje el autor del mismo acepta las normas de uso.