Si nos hablan de la Oratoria como disciplina, de cómo deberíamos elaborar un discurso, de ser un perfecto orador, hay a quien le puede salir urticaria. Parece que son temas reservados a periodistas, profesores, políticos, abogados... Pero la oratoria va más allá de todo eso y la tenemos más cerca de lo que creemos.
Porque somos palabras revestidas de sentimientos. Porque somos un manojo de sentimientos que tienen la necesidad de gritar. Comunicación y emoción son dos pilares básicos en la vida de todo ser humano.