El periódico “El Confidencial” del 9 de noviembre, publica un demoledor informe, en base a los datos de la Encuesta de Población Activa, dejando constancia de la diferencia existente en la escala salarial entre el País Vasco, en el primer lugar de la tabla, y Extremadura, lamentablemente, en la cola de tan tremendos datos.
De tal forma que en el estudio se especifica que la distancia salarial media del País Vasco registra un 38,5% de diferencia respecto a Extremadura.
Asimismo se subraya que el salario mensual bruto supera los 2000 euros en la Comunidad Vasca y en Extremadura no alcanza los 1700. Unas cifras que, traducidas en el total anual, oscila alrededor de los 4200 euros anuales.
Unos datos que dejan constancia, una vez más, de los parámetros que marcan las tipologías de las decisiones políticas en la administración autonómica y donde se determinan muchos criterios sobre los extremeños y sus caminos económico-laborales.
Igualmente se señala que la estructura productiva de las primeras comunidades en dichas tablas tiene bastante mayor cualificación que en las últimas, como es el caso de la propia Extremadura, por el menor peso de la industria y servicios de alto valor añadido.
Por cuanto se especifica que “Extremadura es la región con mayor porcentaje de empleo público, pero es, a la vez, donde los salarios son menores”.
Lo que nos lleva a recordar cómo el periódico “Extremadura”, en mayo pasado, con referencia en la Estadística del Padrón Continuo, del Instituto Nacional de Estadística, se hacía eco de que nuestra Comunidad Autónoma perdió 8554 habitantes durante 2016 con respecto a 2015, situándose la población, en 1 de enero de 2017, en 1.070.022 habitantes.
Una constante, la pérdida de población y la baja salarial, que sigue abriendo las puertas a una nueva riada migratoria, con el precedente de la de los años cincuenta al ochenta del pasado siglo con la pérdida de más de 700.000 extremeños.
Si vemos cómo en la actualidad hay 215 municipios extremeños con menos de 1000 habitantes, una sola ciudad con más de 100.000 residentes, más los datos salariales y los índices de envejecimiento, podemos llegar a la conclusión de que el panorama es desolador. Y ante el que la Administración autonómica debiera de llevar todos los esfuerzos posibles para poner freno a tantos errores de carácter histórico. Pero no ya en el ayer, sino, también, en el hoy.
Es de destacar, del mismo modo, cómo el Consejo de la Juventud de Extremadura señalaba, en mayo de 2016, el crecimiento de la vulnerabilidad y riesgo de pobreza y exclusión social en la población joven de Extremadura, ahondando que la región pierde a sus jóvenes y camina a su desertización.
Ante ello, por tanto, parece evidente que la emigración continúa latente en Extremadura. Lamentablemente.
Por lo que solicitamos a la Junta de Extremadura, a través de los órganos pertinentes, ese riguroso examen de alternativas, ese empleo a fondo, ese compromiso y esa toma en consideración de estos puntos que quedan expuestos líneas atrás, para tratar de encontrar los senderos para hacer más y mejor región y abordar este reto que, sin duda alguna, va en aumento y amenaza de gravedad a nuestra comunidad autónoma, cual es el de la emigración.
A raíz de ese informe del Consejo de la Juventud el periódico digital “Extremadura 7 días”, de 16 de mayo de 2016, titulaba una información del siguiente tenor, “Extremadura se queda sin jóvenes”.
Mientras a los afectados les tiembla el corazón, seguramente a otros, no les duela el alma ante tan desgarradores cifras, que tanto han sangrado y siguen desangrando a Extremadura, y en la necesidad urgente de que se pongan los remedios exigidos para generar ilusión, anhelos y esa política económico-laboral, que sí defienden, con ahínco, otras Comunidades Autónomas.
Teófilo Amores Mendoza 10:02 12 noviembre 2017
Angel Ruiz Cano-Cortés 22:54 10 noviembre 2017
