En el mundo la riqueza se divide entre los más ricos, que son un 1% de la población, y el resto. Los efectos de la desigualdad se conectan con la falta de progreso económico y con la quiebra del modelo social.
Stukler y Basu tras una investigación de una década llegaron a la conclusión de que las medidas de austeridad no solo son devastadoras para la salud pública, sino que además no ayudan en nada a la recuperación económica.