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El capítulo 51 del Génesis

14 enero 2014

Hace tiempo, tomando unos vinos con un amigo y conversando sobre los números y sus simbologías, lo que nos llevó por extraños vericuetos hasta los masones americanos, salió a colación el nombre de uno de los padres de la Revolución Americana.

Hace tiempo, tomando unos vinos con un amigo y conversando sobre los números y sus simbologías, lo que nos llevó por extraños vericuetos hasta los masones americanos, salió a colación el nombre de uno de los padres de la Revolución Americana, Benjamín Franklin. ¡Curioso y extraordinario personaje! Dejad que os cuente algunas anécdotas sabrosísimas sobre este hombre:

Por ejemplo, a él se debe el capítulo 51 del Génesis, que inventó – ¡grandiosa blasfemia! – e hizo circular (la versión oficial solo consta de 50 capítulos). Muchas veces he intentado localizar el texto que creara, sin demasiada fortuna. Solo sé que trata de un episodio donde Abraham echa de su casa a un forastero por creer en otro dios, apareciéndosele Yavhé para recriminarle su conducta y hacer un alegato en defensa de la libertad de creencias. Sin duda el dios de Franklin es más amable que el iracundo y violento dios del Viejo Testamento. ¡Lástima que su Biblia con el capítulo 51 del Génesis no se edite por ahí!

Nuestro amigo tenía la costumbre de hacer circular historias y cuentos frutos de su imaginación pero siempre con un afán educativo o reivindicativo. Para atacar la esclavitud hizo circular un libro supuestamente escrito en el siglo XVII por un tal Sidi Mehemet Ibrahim de Algeria donde éste defendía la esclavitud de los cristianos con los mismos argumentos que usaban los esclavistas en el siglo XIX.

Y para defender la igualdad de derechos para ambos sexos creó el discurso de Polly Baker, el de una mujer acusada de fornicación que reclamaba ante los magistrados ser tratada igual que un hombre, pues “para la fornicación son de uso dos personas” pero solo se castiga a la mujer y, ya que a nadie había hecho daño, no merecía castigo alguno. El inventado discurso llegó a circular por los periódicos y conmovió a la sociedad. Por cierto, que Benjamín Franklin tal vez se inspirara en un caso real, el de una mujer condenada por fornicación cinco veces entre 1733 y 1745.

Estamos, sin duda, ante un gran hombre. Y no es el único. Sigamos el recorrido por otros Padres de la Patria Americana, prepárense y sorpréndanse:

“Otro medio para reducir silenciosamente la desigualdad de la propiedad consiste en eximir de impuestos a todos los que estén por debajo de un límite determinado y gravar con impuestos las proporciones mayores de propiedad en progresión geométrica a medida que crecen“

No. No son palabras de un “clásico” del socialismo. Las escribía Thomas Jefferson, uno de los padres de la Independencia Americana, en una carta a James Madison, con fecha 25 de octubre de 1785, donde relataba su visión de la Francia Absolutista y proponía reformas para paliar el hambre y la pobreza.

“Cuando en un país hay tierra inculta y pobres sin empleo, está claro que las leyes de la propiedad se han extendido tanto que han violado el derecho natural“.

Durante mi carrera universitaria de Historia, en la cuatrimestral “Historia de los sistemas políticos” tuve que hacer un trabajo comparativo sobre procesos constitucionales, eligiendo en mi caso analizar las diferencias y similitudes entre el estado federal alemán, la unión federal estadounidense y las autonomías españolas. Fueron cuatro intensos meses leyendo la historia contemporánea de Alemania y EE.UU. y, en este último caso, la historia de la Revolución Americana y su Guerra de Independencia y los posicionamientos de sus principales dirigentes, como George Washington, Thomas Jefferson, John Adams o su hijo John Quincy, James Madison…

La mayoría de ellos, por no decir todos, si se presentaran hoy en día a las elecciones en EEUU nunca serían elegidos. De hecho, sus posiciones anticlericales (muchos de ellos pertenecían además a círculos masónicos), escépticas, sus criterios sobre la “propiedad privada” chocan frontalmente con la deriva ultraconservadora y reaccionaria actual de este inmenso país.

“El clero cree que todo poder confiado en mí será ejercido en oposición a sus esquemas… y tienen razón“, otra frase de Jefferson, tercer presidente de EE.UU.

“Mis opiniones previas sobre la poca solidez del esquema cristiano, sobre la salvación, se ha vuelto más claro y fuerte con el paso del tiempo“. Lo dijo nada más y nada menos que Abraham Lincoln, quien fuera tachado de ateo y blasfemo por las comunidades evangélicas de su época.

Por ejemplo, George Washington acudía muy poco a los oficios religiosos, y siempre se retiraba antes de que terminaran los sacramentos. Y cuando un pastor le recriminó esta actitud, él aceptó que su impiedad podría verse como un mal ejemplo… por lo que decidió no volver nunca más a la Iglesia.

En un país donde hace poco han colocado cabinas ¡para rezar! en la calle las posturas y opiniones de sus padres fundadores demuestran el retroceso moral, intelectual y político que los EE.UU. están viviendo.

El caso es que desde aquel trabajo, la historia de EE.UU. siempre me ha interesado. Por eso me permito recomendaros la lectura de la selección de textos de Thomas Jefferson que Akal ha editado (bajo el sello Akal Revoluciones. Textos clásicos de la mano de pensadores críticos), con un prólogo altamente interesante de Michael Hardt.

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